Es oficial

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Sakura se había quedado completamente dormida en el sofá hasta que al girarse terminó en el piso.

—¡Maldición! —exclamó la pelirosa medio dormida mientras se levantaba.

Al día siguiente en la escuela, ni Ino ni Hinata comentaron nada sobre lo que habían conversado el día anterior. Cuando las clases terminaron, de nuevo Sakura decidió ir a su trabajo sola.

—¿Qué crees que haya decidido? —le preguntó Hinata a Ino mientras miraban desde la ventana de uno de los salones cómo Sakura se alejaba.

—No lo sé.

—¿Por qué le dijiste que tenía que aceptar? ¿Qué tal si ese chico no tiene buenas intenciones con ella?

—No tienes de qué preocuparte Hinata, aunque a veces lo parezca Sakura no es ninguna tonta, además —dijo Ino mientras se dirigía hacia la salida, al estar en el marco de la puerta volteó a ver a Hinata—, tengo un buen presentimiento sobre esto —finalizó la rubia mientras salía dejando a Hinata sin entender del todo lo que su amiga pensaba.

Sakura había llegado sumamente temprano al restaurante, se dirigió a los vestidores, se cambió y luego fue a la oficina del jefe. Tocó la puerta, esperó el —adelante —, y entró.

—¿Ya lo pensaste? —preguntó inmediatamente Sasuke al verla entrar. La chica asintió con la cabeza—. Y bien, ¿qué es lo que decidiste?

—Yo... —dijo Sakura pero al ver que Sasuke la miraba comenzó a sentirse nerviosa—. Yo, acepto tu trato.

Sasuke esbozó una media sonrisa. —Entonces dame tu número de cuenta para depositarte el dinero, ¿o prefieres un cheque?—. Sakura se acercó al escritorio y en un papel anotó su número de cuenta en el banco.

—Pero quiero que quede claro que es sólo un préstamo, ¿de acuerdo? —dijo la pelirosa—. Te pagaré todo el dinero y también te pagaré los intereses.

—Como quieras...

Sakura salió de la oficina y se puso a trabajar. Al día siguiente, en la escuela, se reunió con Hinata e Ino para contarles lo sucedido.

—¿Y ahora qué? —preguntó Ino.

—Ni idea, después de decirme eso no me explicó absolutamente nada, pero hoy revisé mi cuenta antes de venir y ayer depositó el dinero. La verdad, yo...

En eso, Naruto apareció. —Así que aquí están. Sakura-chan, Hinata-chan, Kurenai-sensei las está buscando.

—Ahora vamos. Nos vemos, Ino —dijo Sakura mientras ella y Hinata dejaban el salón.

Al término de las clases, Naruto iba caminando rumbo a la salida junto con un hombre.

—Lo lamento, Naruto-sama, pero su padre me dio órdenes específicas de venir por usted al colegio.

—Lo entiendo, Ibiki, no te preocupes, aunque tengo que reconocer que ser tratado como un niño por mi padre está comenzando a molestarme.

—Perdón, pero dejé el auto estacionado a varias calles así que iré por él, usted espere aquí —el ojiazul asintió con la cabeza, luego Ibiki se adelantó en el camino.

«Espero que Gaara y Kiba logren sacar las notas de la nueva canción, les dejé la grabación pero...»,iba pensando Naruto cuando vio a Sasuke frente a la entrada de la escuela, recargado en su auto. Entonces se dirigió hacia él, —¿Qué haces aquí?

—Disculpa, ¿nos conocemos? —preguntó arrogantemente Sasuke, lo que hizo que el rubio de enfureciera.

—Mira —dijo Naruto mientras se acercaba aún más a él—, no se qué es lo que quieras, pero el hecho de que por ahora seas el jefe de Sakura no te da derecho a estarla hostigando, ¿me entendiste?

contrato de... amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora