Capítulo 10. LUCE

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LUCE.

Desde que era pequeña siempre soñé con un vestido gigantesco de boda, de color blanco, con un bonito velo de lino adornado con florecitas y una inmensa cola; con una celebración a lo grande, en una gran iglesia con mucha gente, familiares y amigos, todos ellos invitados a mi gran evento; y con mi príncipe azul, por supuesto, el hombre perfecto para mi, vestido con traje para la ocasión, esperándome delante del altar con una deslumbrante sonrisa.

Soñé con tener hijos, y formar una gran familia feliz; hasta quería tener un gato, llamado Buttecup. 

Ahora que tengo 17 años, sé con toda seguridad que los príncipes azules no existen. Ni podré tener un gato, ya que soy alérgica. Tendré un bebé, si, pero no con mi príncipe azul, sino con un chico que le partió el corazón a mi mejor amiga y que no conozco casi nada, pero creo estar enamorada de él, aunque duela.

He despertado de mi cuento de hadas. 

Todavía pienso en la escena que monte delante de mi terapeuta. Debe de creer de verdad que estoy loca. 

Pero es que odio tanto a Barny cuando me pone de los nervios y a la vez, lo amo. 

A lo mejor no es amor, sino deseo.

No, no puede ser deseo, porque me hace demasiado daño para ser solo un simple capricho...

- Luce, te toca… - me dice Clary, tocándome el brazo. Sacudo la cabeza, alejando esos pensamientos, y me centro en los tres pares de ojos que me miran expectantes a que cuente algo interesante. Algo divertido, algo triste o simplemente alguna preocupación que necesite hablar de ella o pedir consejo.

Si, en este momento necesitaría un buen consejo. Pero claro, para eso ya tengo a mi terapeuta, a la que veo dos veces por semana.

Estamos sentadas alrededor de una estufa improvisada, aun faltan comprar algunas cosas para que la casa este mas completa. Estamos tomando palomitas, pero las que yo cojo para llevármelas a la boca lo hago de una manera desanimada, no como usualmente hago cuando hay palomitas, que es tirarme a por el bol entero aunque estén recién salidas del microondas y quemando. Me parece que de vez en cuando Nadia me mira por el rabillo del ojo, notando que mi bol de palomitas esta prácticamente lleno, así que comienzo a comérmelas un poco mas rápido para que no sospeche nada.

La velada la había abierto Angie, dándole las mil gracias a Nadia por habernos conseguido esa cena benéfica en la que habrán famosos como su querido Justin y que, gracia a eso, tendrá la oportunidad de conocerlo.

Ella le ha restado importancia al asunto con un movimiento de manos, diciendo que todo es gracias a su guapo, atractivo, encantador, sexy y mil adjetivos mas que ha usado para describir a su entrevistador Alex. Le brillaban los ojos mientras contaba como le había invitado a tomar café y lo bien que la había tratado. También nos hemos reído de la vieja táctica que usó para averiguar si tenia novia. La verdad es que se le veía muy ilusionada con ese tal Alex guapo-encantador-sexy entrevistador.

También nos ha anunciado que tendremos una pequeña actuación en la gala, donde cantaremos una canción que nosotras elijamos, y que cuando acabemos debemos dar publicidad y presentar nuestro gran concierto de la semana que viene.

Ahora ha llegado mi turno de hablar. Guardo unos segundos de silencio antes de responder:

-No ha pasado nada interesante...- contesto, mirando fijamente el recipiente con las palomitas.

Bueno, si ha pasado: estoy embaraza, me he dado cuenta de que amo a Barny, que estoy engordando varios kilos por culpa del embarazo, que cada vez que me levanto me mareo ligeramente y que todos los olores me parecen el doble de fuertes que lo usual.

Pero sobre todo me estaba pasando algo que no he hecho en años, y es que estoy mintiendo a mis amigas.

Eso es lo que debería decir, pero no lo digo. Sé que estoy siendo estúpida, ellas no me juzgarán por los errores que haya podido cometer, es más, me ayudarían a sobrellevar esto, no me sentiría tan sola a la hora de soportar esta carga.

Pero hay algo que me impide soltar todo del tirón, y es el miedo y la inseguridad.

¿Y si estoy equivocada? ¿Y si cuando se enterasen me echan del grupo porque no quieren a una adolescente embarazada porque les daría mala fama? ¿Y si Clary no me habla de por vida por haberme acostado con su novio a sus espaldas? ¿Y si Las Flowers se separaran por mi estúpido comportamiento y mi constante manera de actuar impulsivamente?

No, no, no, y no. Desde luego el feto estaba afectando a mis neuronas. Ni en un millón de años pasarían ninguna de esas cosas. Por dios, son mis mejores amigas desde los tres años y, a no ser que la fama les haya comido el cerebro (cosa que no es así), ninguna de ellas haría lo que una mínima parte de mi cerebro piensa que harían.

Antes de que mi subconsciente empezase de nuevo a sugerir otras nuevas situaciones, Clary empieza su relato sobre su encuentro con Harry.

-Andaba tranquilamente esta mañana por la calle, bueno tranquilamente no, me tenía que ir metiendo por callejones oscuros, para que los fans no me pararan, pues en ese momento me apetecía estar sola y pensar. Estaba pensando en ir a una cafetería que sabia que no estaría abarrotada cuando de repente me choque con un chico. Me caí al suelo y me ayudó a levantarme, y cuando por fin le vi la cara y supe con quien estaba hablando casi que pongo como una loca. Obviamente no grité, no quería asustarlo -aclara- Lo mas raro de todo es que sabía quien era yo. Empezamos a hablar de lo que la fama suponía, el placer de saber que había millones de personas que cantaban nuestras canciones pero que a veces deseábamos tener privacidad… Después de decirme eso, una fan, apareció en el callejón de repente y se quedo parada con la boca abierta, balbuceando. Íbamos a acercarnos por si quería una foto, pero entonces se puso blanca y se desmayó, sin mas. Tuvimos que llamar una ambulancia y cuando vimos que empezaba a haber demasiada gente y que la chica estaba bien atendida, nos fuimos y me invitó dar un paseo en su coche. Nos fuimos volando de la ciudad, hasta una residencia de señores mayores, que nos sonreían todo el rato y eran la mar de amables.– Clary sonríe, al terminar la pequeña historia. 

Nadia, Angie y yo empezamos a reírnos. 

- ¿Así que tu primera cita con Harry Styles ha sido en una residencia de señores mayores? – dice Angie, intentando aguantar la risa. 

- ¡No ha sido una cita! – grita Clary, arrojándole las palomitas que le quedan en el cuenco. 

-¡Lo que tú digas! – dice Nadia, riéndose con Angie y levantando las manos en alto. 

- ¡No hace gracia! ¿A que no, Luce? – me pregunta Clary, con una pizca de esperanza. 

- Bueno… Clary, hay que reconocer, que si hace bastante gracia… - digo, riendo. 

Me lanza un cojín, desde la otra punta de la habitación y Nadia, Angie y yo, empezamos a poner las manos en forma de corazón y a cantar que Harry y Clary, nuevos novios serán. Ésta se esta poniendo roja haciendo contraste con su pelo azul ahora recogido en dos trencitas, y se desencadenó una guerra de almohadas.

- ¡Mira que te gustan los cojines! - le dice Angie a Clary, lanzándole uno que le da en toda la cara.

No sé cuánto tiempo estamos así, pero pasa bastante, hasta que llaman a la puerta. 

Nadia se levanta con todo su pelo rosa despeinado y oímos como abre. Al segundo entra en el salón blanca y con expresión sorprendida y algo hastiada. Detrás de ella aparece un sereno Barny. 

Se acabo la felicidad que teníamos hace unos segundos.

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