Quattro capitolo.

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Quattro capitolo
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Fami vedere questo pomeriggio

Enséñame está tarde

Il peccato della tua pelle

—Me encantaría —susurró Yūgi, permitiendo al contrario tomar su mano, sus pestañas se batieron en el aire, contornos gruesos en negro que enmarcaron sus ojos. Vio una sonrisa en el rostro del mayor, lucía cansado, pero su sonrisa destello en con auténtico brillo entusiasta.

—Te llevaré a un buen restaurante, ¿qué te parece?

Yūgi asintió de forma silenciosa, su mirada baja en actitud tímida, pero, es que de forma interna estaba secretamente complacido por la consideración de su acompañante.

La mirada violeta del hombre de traje era dirigida a su persona en una combinación de ternura y curiosidad, que Yūgi permitió imaginarse convertida en adoración y pasión, como la mirada calurosa de dos personas íntimas, de dos amantes, porque después de todo, así era la personalidad de Atem, era altanero, juguetón y apasionado, había un fuego en sus ojos que ardía tan fogosamente que creía era un incendio, uno alimentado por gasolina. Imaginar una mirada así en el rostro del mayor, era sencillo, y Yūgi sonrió, porque espero, que en algún punto de su vida él encontrará a la persona indicada, a quien quisiera mirar como Atem miraba hacía una persona sin rostro dentro de su imaginación. Yūgi siguió al contrario, sus zapatos haciendo eco detrás de Atem, sus pequeños labios apretados con nerviosismo, estaban a punto de salir del Twain hacia un bonito convertible azul.

—L-lindo auto —y Yūgi se odio mentalmente por tartamudear de forma tan lamentable.

—¡Gracias! —respondió el mayor bastante extasiado, con los ojos brillantes y una sonrisa indulgente dirigida sólo hacia él, Yūgi pudo sentir a sus piernas flaquear como masilla en el suelo—. Es un Rolls-Royce Dawn.

—Es muy lindo...

Yūgi pensó, que si Jōnouchi estuviera con él se volvería loco por ver un coche tan lindo como aquel, sin embargo, el universitario fue arrancado de sus pensamientos cuando le abrieron la puerta hacia el asiento del copiloto con tal caballerosidad que sus mejillas ardieron, quemando cual lava, tragó saliva y subió. El auto, desde la perspectiva de Yūgi, era un salón de lujo sobre ruedas, seguramente para gente muy, muy rica. Con su poco y banal conocimiento sobre autos gracias a Jounichi, Yūgi estaba enterado de que Rolls-Royce era sinónimo de lujo, el fabricante británico era muy cotizado. Yūgi se tomó la libertad de pasear su curiosa mirada a través del interior de tan lujoso automóvil, mirando maravillado los detalles, como si estuviera hecho con tanto... cuidado y dedicación. Incluso pudo notar un extraño compartimento en la puerta, encontrándose con un bonito paraguas negro, curioseando. Sin mencionar los asientos, desde que Yūgi osó posar su trasero en el mismo, se sintió como si se recostara sobre un carísimo sillón de salón. Y al mirar por el retrovisor, pudo divisar el gran y extenso espacio en los asientos traseros, lo cual le pareció raro hablando de un convertible de dos puertas. E internamente de atrevió a preguntarse si el sensual hombre a su lado había llevado a alguna otra conquista en ese auto. Y sintió la amargura en su garganta sólo de pensar en tal posibilidad, porque no estaba celoso por ir en el coche en el que Atem seguramente llevó a su ex novia, o lo que sea, porque Yūgi pensaba en el "que tal sí... sólo eran noches de sexo", conquistas que recoges de algún club, burdel o bar en un viaje de negocios como seguramente Atem tenía, Yūgi buscaba más que eso, y temía que Atem sólo buscará el placer de la carne, su cara se calentó. Las conspiraciones mentales de Atem llevando a una chica o chico... sólo por una noche candente, hizo a su imaginación volar y a su mente abofetearse cuando se dió cuenta de la imagen mental que le asaltó, era él mismo, teniendo sexo con aquel que le acompañaba, en los espaciosos asientos traseros, tan suaves, cómodos y provocativos, con el tinte sugerente de una cama. Y Yūgi se regaño, no se perdonaría ensuciar el cuero, los detalles metálicos y los elegantes complementos de madera.

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