"Creciente"

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Caminando, vi como dibujabas una cascada reflectante.
Tan hermosa, con un vestido tan blanco como la inocencia de las palomas.
Y yo,
con mi clásico traje de cuervos.

Tomé tus delicadas manos,
quise llevarte a observar el infinito.
El manto que cubre a la aurora.
A unir los lunares del espacio tiempo.

Arrojar nuestra insignificancia al vacío omnipresente de las constelaciones.
A flotar fuera de la tierra temerosa, ensuciada por derramamientos de sangre y saliva de viejas generaciones.
Lo sabes amada mía, conoces mis intenciones.

Regresamos a aquella habitación sucia, por mis cambios de piel, por los pensamientos oscuros.
Desnudo bajo tu atenta mirada, recordándome el por qué de cada cicatriz, de cada mes de agosto.
Y te vi, te vi amada mía.
Lejos, muy lejos de mi ser.

Conservaste tu vestido de plata.
Sonriente, fiel a las voces febriles de la noche.
Ahogándome en un mar salado de preguntas, de ignorancia sedienta.
Y caí de rodillas, cautivando a las hojas marchitas del otoño.

Arrancando margaritas del bosque, sentí el paso de las estaciones en mi alma negra.
Panteras rasgando mi carne, despedazando más y más hasta rugir ante mi corazón gélido.
Deteniendo mis latidos ardientes de amor.

Amor por las flores, por los paisajes verdes bañados por la gentileza de sol.
Por las frutas y verduras que nutren mi cuerpo desgastado.
Por las poesías que hidratan a mi espíritu desolado en las utopías que nunca mi boca nombró.

Y vuelven a alzar su vuelo las luciérnagas.
A cantar los grillos, coreando tu sutil llegada.
Rodeada de mariposas nocturnas, invitando a mis sueños a otra velada de pasión, estrellas y viento eufórico.
Tan atractiva y seductora, mostrándome la pintura más inspiradora, deslumbrante.
Bailando, endulzando mis palabras de hiel.
Empapando mis deseos de luz,
creciente.

Doce Piezas De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora