Prefacio

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Frío. Mucho frío.

Eso era lo que sentí cuando en medio de la montaña me reconocí perdido. Pensando seriamente que esta vez no lo lograría. Que no encontraría jamás la forma de regresar al pueblo. Que mi aventura había ido demasiado lejos esta vez. Que mi deseo de encontrarme a mí mismo terminaría bajo la nieve, enterrado en un cuerpo que tampoco nadie iría a encontrar jamás. Irónicamente: queriendo encontrar mi alma, solamente lograría perder también mi cuerpo.

Frío. Mucho frío.

Hasta que encontré un cuaderno que decía textualmente lo que leerán a continuación. Ni una coma decidí cambiar. Ni una sola letra fuera de su lugar.

Así me habló de la existencia.

Solo separé en partes el contenido para que el lector pueda disfrutar de un mejor orden.

FríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora