Capitulo I

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Él estaba bebiendo…otra vez!

Había cambiado, ya no era el mismo. El dolor se apodero de su mirada, se ha convertido en un ser incapaz de sentir nada más que odio y dolor. Es la sexta botella que bebe en el día, intenta ahogar sus penas en el alcohol pero solo consigue que floten los recuerdos y esos lo llenan de odio…odio hacia mí.

Lo observaba de la escalera, el lloraba como lo hacía usualmente mientras se servía otro vaso de vino, sus manos temblaban y apenas podía mantenerse sentado. El susurraba algo que no era posible escuchar desde aquí, pero cada vez que lo decía daba un fuerte golpe a la mesa. No sé en qué momento pasó pero se levantó de la banca y camino hacia las escaleras torpemente. Me levante del suelo y corrí a mi cuarto, me tire a la cama, me cubrí con las sabanas y me hice la dormida. Sus pasos se escuchaban cada vez más cerca, hasta que abrió la puerta.

-_____- Grito pero yo aún me hacia la dormida -_____- una vez más, pero esta vez saco mis sabanas y me tomo del brazo haciéndome salir de la cama.

-¿Por qué lo mataste? –Dijo, las lágrimas caían de sus ojos y apenas podía pronunciar las palabras.

-Yo no lo mate, fue un accidente-

-ESO NO ES VERDAD.- Grito, y me pego una cachetada dejándome en el suelo. –SOLO TENIA SIETE AÑOS, EL SOLO TENIA SIETE AÑOS, TENIAS QUE CUIDARLO – Comenzó a sacar su cinturón y en solo segundos ya estaba golpeándome con él. –Solo tenía siete años- Repetía y me golpeaba cada vez más fuerte.

-Ya basta, por favor- Susurre con lágrimas en los ojos, el paro de golpearme y salió de mi cuarto.

Me levante del suelo y me acosté en la cama, hundí mi rostro en la almohada dejando que mis lágrimas la inundaran. Estoy sola, deprimida, siento que ya no puedo con esto, siento culpa, esta horrible culpa con la que voy a cargar toda mi vida. Cada dia es mas difícil y la idea de desaparecer y terminar con mi vida se hace presente en mi mente en cada momento pero el miedo a la muerte es aun mayor.  Cierro los ojos con fuerza intentando dormirme pero esos monstros siguen ahí, atormentándome.

Salgo debajo de las sabanas y me paro frente a mi escritorio, abro el cajón y comienzo a buscar entre mis cosas un sacapuntas, con las lágrimas inundando mis ojos le saco esa pequeña cuchilla, mis manos tiemblan pero puedo tomarla con firmeza. Camino hacia el baño y con delicadeza corro mis pulseras, primero hago un corte sencillo, ni siquiera sangra demasiado pero luego con más fuerza corto de nuevo, hago uno, dos, tres, cinco cortes. Al final la cuchilla cae al suelo como lo hizo el tornillo. Relajo mis brazos en el agua y la sangre fluye…Con ellas mi dolor, mi culpa y mi odio! Limpio la sangre después de que se seca y vuelvo a la cama, llorando. “Prométeme que no volverás a cortarte” me decía siempre a mí misma, pero siempre, cada vez que el dolor llega lo primero que se pasa por la cabeza es hacerme cortes…

 

Help me (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora