Capitulo X

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Al día siguiente el maldito sonido de mi alarma me despertó, sin abrir mis ojos muy torpemente la detuve y me acomode para seguir durmiendo pero mi estúpido lado responsable me obligo a levantarme.

Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo cuando mis pies tocaron el suelo helado. Agarre el acolchado de mi cama y me lo envolví al cuerpo para después caminar hasta la ventana.

-¡Esta nevando! – Dije en voz alta, una sonrisa se formó en mi rostro. Amo la nieve. 

Fui hasta mi armario y busque algo que ponerme, un pantalón negro, un buzo gris y mis botas negras fueron lo que saque y tire en mi cama. Me observe en el espejo y hoy definitivamente mi pelo era un desastre más grande de lo normal así que decidí peinarlo, después me vestí y baje a desayunar por que moría de hambre.

Mi padre no estaba, seguro no durmió en casa anoche. Me serví café e hice unas tostadas, cuando las termine subí a cepillar mis dientes, pero apenas pise el baño las ganas de vomitar se hicieron presentes y así fue, vomite mi desayuno. No hizo falta provocarlo, mi estómago rechaza cualquier alimento. En fin, cepille mis dientes y fui por mi abrigo y mi gorro a mi cuarto para finalmente salir de mi casa hacia la preparatoria.

Cuando estaba llegando a la preparatoria los gritos se escuchaban, gritos de diversión, todos estaban jugando a la guerra de bolas de nieve, mientras que otros solamente se quedaban pegados a la estufa.

Entre a la preparatoria y camine el largo pasillo hasta mi casillero, Justin paso por mi lado, iba acompañado de Catt y eso me dio mucha rabia, él no puede estar con esa perra, porque ¡Dios, es una maldita perra! Nuestras miradas se cruzaron pero solo fue eso… Ni siquiera me dijo hola, y está bien no lo merezco.

Después de sacar mis libros de geografía el timbre sonó anunciando que mi primera clase comenzaba.

La profesora Butler decidió tomar prueba sorpresa después de enloquecer porque nadie la escuchaba, creo que me fue bien o eso espero. Después de dos horas el timbre para el receso sonó y todos salieron del aula casi corriendo. Fui a la cafetería a buscar un café y después al patio delantero para sentarme en uno de esos bancos a leer mi libro favorito. Me gustaba este lugar porque nadie venia aquí, pero entonces sentí a alguien sentarse alado mío, cuando levante mi mirada me encontré con Abby.

-Lo siento- Dijo y agacho su cabeza. –Yo, no sé qué se me pasaba por la cabeza cuando pensé que vos pudiste habérselo contado, pero es que solo eras tú quien lo sabía. –Hablaba con su mirada clavada en el piso. –Lo lamento.

-Está bien – Conteste fría. -¿Cómo se enteró?.

-Eliot le conto, es increíble. –Asentí y seguí leyendo mi libro. –Oye te vi hablando con Justin. ¿Sucede algo entre ustedes?

-En realidad no. –Cerré mi libro, porque no podría leer con ella hablándome.

-Bien, porque lo acabo de ver con Catt… abrazados. – Mi mirada se transformó y sentí algo en el estómago. ¿Por qué me importaba? No lo conozco, no es ni siquiera mi amigo, él puede hacer lo que quiera con su vida. Pero mierda ¿Catt? Se está equivocando.

-¿Estas bien? –Me pregunto Abby.

-Sí.

-No puedo seguir soportando que me hables así ____, por favor perdóname. –No me había dado cuenta, pero en realidad estaba siendo cortante y fría con ella. Pero las cosas que me dijo…dolieron. –Te pedí disculpas, me confundí. Perdón! –Nuevamente hizo su carita de perro mojado, entonces me acorde, las veces que reímos, las veces que me ayudo con mis tareas o me defendió cuando era la burla de todos o cuando me quedaba a dormir en su casa y nos quedábamos hasta el amanecer hablando de cualquier cosa. ¿Por qué no perdonarla?

Le sonreí –Ya estas perdonada. –Y entonces me abrazo.

El timbre sonó y con Abby hicimos nuestro camino hasta el salón de clases.

La clase de historia estaba más aburrida de lo normal, mientras el profesor hablaba la mitad de la clase dormía y la otra mitad jugaba con su celular, en mi caso leía mi libro, en el caso de Abby, dormía. Paso bastante rápido después de todo.

Iba camino hacia mi casa, el aire estaba congelado me puse mi gorro y sobe mis manos para darles calor.

-Hola- una estúpida y hueca voz aguda me sorprendió ya que no había notado su presencia.

-Hola. – Dije

-¿Puedo preguntarte algo? –Me pregunto sonriente e hizo que me detenga

-No tienes que hacerte la buena conmigo Catt.

-¿Te gusta Justin? – Pregunto ignorando lo que le dije anteriormente.

-No, ni siquiera lo conozco – Conteste

-Bien, porque a mí sí. 

-¿Quieres que te felicite? – Hable irónicamente.

-No te hagas la tonta conmigo, lo estuve observando, te estuve observando. Vi cómo te siguió el otro día cuando te salteaste las clases, vi como corrió detrás de ti ayer y vi cómo se miraban hoy.

-¿A dónde vas a con todo esto? Él no me interesa. –

-Pero parece que tú a él sí, y es extraño porque solo mírate y míralo. El tan lindo y tu tan agh – Dijo e hizo una cara de asco.

-¿Listo? ¿Puedo irme?. – Dije con la voz firme mientras que por dentro las ganas de llorar eran casi incontenibles.

-Él va a ser mi novio. – agrego.

-Ha entrado a la escuela hace una semana, dime, ¿tu crees que me interesa? Ve, y acuéstate con el cómo haces con todos y cada uno de los chicos del colegio pero a mí no me estorbes. – Dije casi gritando y seguí caminando, nunca pensé que lo haría pero se lo dije, y no me tembló la voz.

Cuando llegue a mi casa corrí a mi cuarto, y me pare frente al espejo.

“Ella tiene razón, mírate, mira esos horribles quilos de mas, tus piernas, o simplemente tu feo rostro. Das asco”

“¿A quién le gustaría una chica que no puede estar ni dos días sin vomitar? Bulímica”

Eran algunas de las cosas que las voces en mi cabeza me decían. No paraba de llorar, no podía hacerlo. Es muy feo llegar al punto de mirarse al espejo y odiarse. Me odio, odio toda y cada partícula de mí.

Camine hacia el baño y una vez más ataque mis muñecas, y cuando creí que era suficiente allí me detuve. Me odio, me odio, me odio y no sé por qué es tan difícil gustarme a mí misma.

Deje la cuchilla a un costado del lavamanos y salí del baño para recostarme en la cama y dormirme. 

Help me (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora