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De sus grandes y brillantes ojos escapaban lágrimas traviesas que rodaban por sus mejillas, las cuales se mantenían infladas a causa de los puñados de palomitas que había metido a su boca.

Se encontraba en el cine más conocido de la ciudad, un poco caro, si, pero contaba con muchas comodidades, el sofá era de lo más cómodo, excepto para Jin, quien era más exigente, sin embargo terminó aceptando con tal de que el otro le estuviese abrazando todo el rato.
Había elegido una película romántica y aunque NamJoon no quisiera, aceptó, diciéndole que después sería la que el quisiera.
Casi a la mitad de la película, Jin partió a llorar por la muerte de un personaje y al mayor no le quedó de otra más que abrazarlo por los hombros.

— ¿No es triste?— cuestionó Jin a NamJoon mientras levantaba su mirada y le veía con los labios hechos un puchero, sorbía de su nariz.

— Si, pero no lloraría con esto.— respondió igualmente en susurro y llevó su mirada a el menor, topándose con la suya y notó sus preciosos ojos hechos un mar.
Enseguida se dispuso a besar ambos párpados,  y pasar su pulgar por sus mejillas para limpiar sus traviesas lágrimas provocando una sonrisa boba en Jin.

— Eres demasiado bonito.— murmuró analizando su rostro que era iluminado por poca luz de la pantalla, y aunque fuese casi mínima, notó sus mejillas enrojecer.
— Me encanta cuando te sonrojas.— acarició su mejilla mientras se acomodaba en el sillón para quedar de lado y poder ver mejor al  pequeño.

— Ya... Para o voy a explotar.— respondió soltando una ligera risa, desviando la mirada de la suya, pues si le seguía mirando así, podría ponerse más rojo y no quería eso.

Su corazón latía rápidamente, sentía que podría salirse de su pecho, aunque fuera imposible, no lo descartaba, pues, era la primera vez que sentía esa clase de emociones y sensaciones, era nuevo, y extraño, pero quería seguir descubriendo de ellas, ya que de cierta forma, le emocionaba que fuese NamJoon quien las provocaba, con cada gesto, caricia, sonrisa, palabra, aunque fuese insignificante, su corazón latía como loco, haciéndole querer saber más que era lo que sentía y si eso se trataba de "amar", por que, si fuera así, quería amar al moreno con todo su ser, le entregaría todo, y se dejaría ser feliz por él.

— El chico más lindo que he conocido.— con cada frase que llegaba a decirle, un tramo de distancia entre ellos iba disminuyendo, hasta el punto en que sus respiraciones se iban mezclando, haciendo que estas se acelerarán un poco, y fue lo que extraño al mayor.

NamJoon pasaba por lo mismo que Jin, no sabía que era “amar”, siendo algo muy sencillo para otros, para él, esa palabra no cabía en su vocabulario, se creía a si mismo incapaz de hacerlo, no podía entregar todo por un sólo individuo, era egoísta en ese sentido, pero era por que nunca se había enamorado , jamás había experimentado lo qué sentía con SeokJin, ese chico de preciosas y delicadas facciones, las cuales a simple vista, podrían ser su adoración.
Quería verle sonreír todo el tiempo, hacerlo reír, besarlo, abrazarlo, hacerlo suyo las veces que quisiera incluso si quedaba insaciable, quería ser el dueño de Jin, que sólo fuera para él y le diera todo de él, pero, no quería hacer lo mismo, no quería pertenecer a alguien, le gustaba ser liberal, no tener compromisos tan grandes como mantenerse en una sola relación y no poder divertirse explorando nuevos cuerpos, conociendo más personas en fiestas o disfrutar de su juventud. Pero teniendo a Jin, le parecía sumamente difícil encontrar a alguien que pudiera hacerle sentir de todo.

Su corazón se aceleraba cuando le veía, sentía morir cuando se besaban, o cuando sus cuerpos se fundían en uno solo... Y eso le preocupaba, no quería enamorarse, tenía miedo a ello, a depender de alguien, odian ser así, amaba su vida sin compromisos.
Así que comenzó a darse ideas así mismo de lo que le ocurría , excusándose de que todo lo que pasaba por su cabeza, no era más que la necesidad de que Jin fuese sólo suyo, y que era por simple posesividad, nada de sentimientos mezclados.

— Basta... — los ojos del pálido se fueron cerrando, al sentir la nariz del mayor rozar contra la suya, y de un momento a otro, sus labios se encontraban unidos, moviéndose de la forma más tranquila y delicada de lo que alguna vez habrían hecho.
Los sentimientos de Jin salieron a flote, pues, que el otro estuviese siendo tan delicado, algo que jamás había sido, provoco que su estómago se revolviera de la emoción, sus mejillas se pusieran rojas y su corazón fuese casi audible.

Comenzaba a amar a NamJoon, y por primera vez no se sentía asustado de lo que sentía, le parecía emocionante, estar enamorado era como lo "pintaban", sonrisas sinceras, besos lentos, palabras dulces, delicadas caricias y la posesión del corazón del contrario... O eso creía, pensaba que su relación era la más perfecta desde que se “formalizo”, y que vivirían como en los cuentos »felices por siempre« pero no recordó que todo cuento, tiene su lado oscuro, y que, enamorarse era como jugar con fuego, de alguna manera saldría herido aunque lo estuviese evitando, es imposible escapar sin dejar cenizas.

Urology •NamJin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora