the end

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Arlette miró confundida a aquella chica morena, pensó que era una broma de mal gusto, pues frunció su ceño y se dirigió a la empleada de forma ruda.

—¿Estás bromeando? Porque si es una maldita broma, no da risa —Le espetó furiosa, pero ese sentimiento estaba acompañado por otro, Arlette tenía miedo, demasiado. La chica, que según a la placa de su uniforme se llamaba Clara, le miró con lástima y también quiso estar bromeando, pero no era así.

—Señorita, lo lamento, quisiera que fuese una broma, pero no, Luke falleció hace más de una semana —le explicó Clara, de fondo se escucharon los claxon de los demás coches, pero para Arlette eso quedaba de fondo, no le importaba si había gente esperando detrás de ella, esto era más importante.

—¡Deja de mentir, Maldición! ¡Luke! ¡Luke! —ella comenzó a gritar en dirección de la ventanilla, esperando que él saliese y le tranquilizara, pero eso nunca sucedió.

—Señorita, creo que debería avanzar, lo siento.

Arlette se hundió en el asiento de su carro, se empujó con todas sus fuerzas contra este y gruñó. No le importó dejar su carro, ni tampoco le importó que la gente esperara, ella bajó de su coche, escuchó a la empleada llamarla a gritos para que volviera, pero ya era tarde, Arlette corrió hacia el establecimiento en busca de Luke. Cuando entró se encontró con un ambiente agradable, familias comían de forma feliz, niños corrían entre sus mesas con los juguetes que acaban de obtener en la cajita feliz, todo parecía ir bien. A pasos largos, ella fue hacia el mostrador, sus ojos picaban, no quería llorar porque tenía fe de que todo fuese una broma.

—¿Luke Hemmings? —preguntó ella y temió que el chico que estaba detrás de la máquina registradora le viese de la misma forma que la otra empleada, pero no se salvó, pues el chico le mostró una sonrisa llena de lástima—. No, no, no —susurró mientras daba un paso hacia atrás.

Arlette dejó escapar un sollozo desgarrador, llamando la atención de la mayoría de los clientes, que la miraban curiosos. Ella se dejó caer en el suelo, arrodillándose, ella se abrazó a sí misma y comenzó a llorar, gritó el nombre de Luke unas cuantas veces sin poder creerlo todavía, algo dentro de ella se había quebrado, podía sentir que se iba en cualquier momento.

—Señorita... —el empleado llegó a ella y se arrodilló a su altura, colocó una mano en el hombro de Arlette y sonrió apenado—. Lo lamentamos tanto, Luke murió, nosotros en serio compartimos su pesar.

—¡Luke! —gritó ella, le dolió que juntaran el nombre de él con la palabra muerte—. Él no puede estar muerto, dime que es una broma, por favor —Arlette miró a los ojos al muchacho que vestía con el mismo uniforme de Luke, se acercó a él y le agarró de la camiseta con sus puños— ¡Dime que es una broma! —suplicó, su rostro lleno de lágrimas.

—No lo es, por favor suélteme —Pidió con pena.

—Dave, ayúdala a levantarse —Se escuchó detrás de ellos, el chico, cuyo nombre era Dave, trató de levantar a Arlette, esta no se resistió y miró con sus ojos rojos y aguados al señor que había dado la orden de levantarla, él no vestía el uniforme, sino un una camiseta formal blanca. Era el gerente de ese local de McDonald's.

Todo el establecimiento estaba en total silencio por tal escena, hasta los niños que estaban jugando se callaron, los clientes estaban asustados y algunos sentían pena por la chica que no dejaba de llorar.

—Por favor, sígame, jovencita —Pidió el hombre con tono tranquilo y amable. Arlette a duras penas lo hizo, caminó detrás de él hacia lo que parecía ser su oficina, estando ahí, él le pidió que se sentara y eso hizo. El señor no se sentó, se quedó en pie, observándola con lástima, no sabía qué decir y temía que ella se volviera loca cuando le contara que había sucedido con Luke. El cómo había muerto.

—¿Dónde está Luke? —preguntó ella, tratando de controlar sus sollozos.

—Ya lo escuchó, él falleció, lo lamentamos mucho, Luke era un trabajador ejemplar, fue una notica muy dura cuando nos dimos cuenta.

—Pero dígame qué le pasó —Suplicó ella. Cuando el gerente inició a hablar, para Arlette todo se derrumbó, ella estaba en pedazos.

—Fue el miércoles de la semana pasada, él se había ido para su casa, todo andaba normal, lo que escuchamos de la policía que vino al día siguiente, era que él fue encontrado arrojado en un callejón cerca de aquí, al parecer lo asaltaron y le quitaron todo, pero a esas malditas parias no les bastó eso, pues terminaron con su vida también, según la morgue le apuñalaron seis veces en el abdomen y murió ahí mismo —Para cuando terminó de hablar, él tenía húmedos los ojos, y Arlette estaba peor, no podía respirar por el llanto, le costaba seguir haciéndolo, le daba nauseas de tan sólo pensar en Luke, su amado Luke muerto y tirado en un callejón como si fuese un saco de basura—. Es una verdadera lástima, ¿usted no lo sabía ya? —ella negó sumida— ¿Qué era de él?

—Su novia.

Entonces volvió a sollozar a como nunca lo había hecho.

Arlette se preguntó cómo estaría la madre de Luke y se sintió peor al recordar que él era su única familia, volvió a llorar al saber que su madre se quedaría sola y con el recuerdo de dos difuntos, ¿Qué sería de esa pobre señora? ¿Por qué todo tenía que ser tan triste?

¿Por qué nada podía terminar feliz? ¿Por qué le habían quitado al chico amable y carismático del auto servicio?

Arlette, sin dudad, jamás volvería a ir a un auto servicio sin que se acordara de él, sería imposible, pues Luke Hemmings era una persona memorable.

auto service | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora