Estaba acostada en su pecho, de noche viendo el cielo lleno de hermosas estrellas, era algo que me encantaba hacer, pero más me encantaba que él lo supiera y tuviera esos detalles conmigo, de pronto borre mi sonrisa y me puse seria, tome su mano aun acostada, y me empecé a imaginar en como habíamos tomado la decisión de venir a vivir a México... de cómo la vida me trajo hasta el, típicos pensamientos de una chica enamorada.
-¿En qué piensas, linda?-me pregunta Evan
-En ti.
-¿Es lindo?, porque si es uno de tus pensamientos macabros no quiero escuchar cómo me matas- dice poniendo cara de susto y luego se ríe.
Me uno a su risa.
-De hecho justamente eso estaba pensando- le digo volteando la cabeza para poder mirarlo - te estaban ejecutando, el verdugo estaba detrás de ti con su hacha gigante.
-Arabella- usa su tono que “asusta” pero a mí no me hace ni una mierda, no es como si ya se lo haya dicho pero prefiero seguirle el juego.
-Es juego- le digo cuando se me escapa una risita. Se estira para darme un beso en la frente.
Me vuelvo a recostar en su pecho pensando verdaderamente en lo que acabo de bromear. Me invade una tristeza inmensa que deshecho el pensamiento inmediatamente.
-¿Ara?
-¿Uhm?
-¿Quieres volver adentro?, me estoy congelando.
-Si, vamos.- me levanto primero y luego lo hace el, toma mi mano y caminamos juntos hasta la cabaña.Sus padres tenían una cabaña a las afueras de la ciudad y veníamos los dos cada fin de semana.
Eran los días que mas me encantaba pasar con él, acá todo era tranquilidad, naturaleza y silencio.
-Preparare chocolate, ¿quieres una taza?
-Yo lo hago, tú siéntate.
-Pero yo quiero hacerlo.
-Que te sientes te dije.
Como niña berrinchuda me senté en uno de los bancos de la cocina y observe cada movimiento que hacia Evan, me gustaba verlo cocinar. Me gustaba todo de él, la verdad.
Lástima que tuve que dejarlo… -De los pensamientos de Arabella
-Sé que me estás viendo, Ara- aunque me daba la espalda sabía que estaba sonriendo
-Me gusta hacerlo- dije sonriendo igual. Dejo mi taza de chocolate en mis manos y le susurro un “gracias” antes de soplarle. Les dejo mi pequeña historia de cómo es que llegamos aquí: Hace 17 años me mude a México, había oído maravillas de ese país y mi papa y yo consideramos que era una buena opción mudarnos después de que mi madre me abandonara, un nuevo comienzo dijo él.
La historia de mi madre es otra, prefiero no contarla ahora.Nos habíamos mudado papá, mi hermano Peter de 20 años y yo a la ciudad de Mazatlán en Sinaloa, México, una ciudad con hermosas playas.
(Arabella 15 años)
Tenía 5 años solamente pero según las personas que me iban conociendo era como platicar con una de 10 y toda mi vida fue asi, pensando y hablando como una persona mayor por cinco años, claro tenía mis berrinches donde actuaba como niña. Pero aunque tenía solo 5 años aun recuerdo ver a aquel niño sentado en el sillón de su casa que miraba desde la ventana hacia la que pronto seria nuestra casa.
Prontamente llamo mi atención cuando se levanto de ese sillón y desapareció en el interior de su casa. Semanas más tarde cuando estábamos completamente instalados y yo empecé a ir a la escuela lo volví a ver pero esta vez saliendo de su casa cuando papá me llevaba a la escuela.
Había visto a papá platicar con los de él, al parecer se llevaban bien.
Una vez en la escuela nos dirigimos hasta el salón, papá me había dicho que buscara la mesa que dijera mi nombre y así lo hice, era la segunda mesa de la última fila pegada a la ventana, a los 7 minutos llego ese niño, por lo visto su nombre era Evan
. -¿Te llamas Arabella? Recuerdo que pregunto
-Y tu Evan- dije en modo de repuesta.
-Te he visto, vives frente a mi casa- dijo en modo curioso
-O tu eres el que vive frente a la mia.
-Touche.- dijo con una sonrisa.
Se la devolví.
Ese mismo día el fue a buscarme a mi casa, salimos a pasear en bicicleta y desde entonces nos hicimos los mejores amigos.
El tiempo iba pasando, su mama murió de cáncer cuando el tenia 15, yo siempre estuve con él.
Nos empezamos a gustar cuando tenía 17 pero no intentamos nada hasta que tuve 20, miedo, quizá, de arruinar nuestra amistad, ahora 4 años después claramente es evidente que eso no paso.
Ahora más que nunca agradezco haberle dado la oportunidad de formar parte de mi vida.
Ha sido duro desde entonces pero jamás nos hemos separado.Sali de mis recuerdos y tome de mi taza de chocolate.
-¿Quieres ir a ver películas? -Claro- conteste.
-Ve buscando una, hare snacks- dijo Evan Me levante del banco y mi visión se hizo negra, solo escuche la taza estrellarse en el piso cuando mi visión volvió a la normalidad.
Me sujete de la barra cuando vi que Evan me miraba asustado
-¿Qué paso?-dijo volviendo a donde yo estaba, al ver que mis piernas estaban débiles me sujeto de la cintura.
-No lo sé-dije desconcertada- de pronto vi todo negro y las piernas se me doblaron.
-¿Estas bien?, ¿te sientes mareada?, ¿tienes ganas de vomitar?, ¿quieres que te lleve al médico?
-No no no no, estoy bien, solo fueron unos segundos.-dije viéndolo a la cara.
-Vale- dijo después de examinarme unos segundos más.
Le regale una sonrisa para tranquilizarlo, el sonrió igual y me regalo un pequeño beso en los labios.Después de ese pequeño incidente fuimos a ver películas, a cada rato Evan me preguntaba si me sentía bien pero nada volvió a suceder desde entonces…hasta que sucedió algo horrible…
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Sweet memory
Storie d'amoreEvan Harrington y Arabella Hernández son dos niños con una misma característica; pensar como adultos, están juntos desde que ella tenía 5 años, crecieron juntos y como todo par de mejores amigos se hicieron pareja cuando...