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RELAPSE CAPÍTULO CUATRO ; PARTE TRES
Tenía la casa para ella sola. Y odiaba estar sola. Le recordaba a los momentos en los que había estado aislada en su periodo de entrenamiento. Le habían enseñado a ser fría, calculadora, organizada, incluso a matar a un compañero en el caso de que se le diese la orden. No podía pestañear, simplemente levantar la pistola y apretar el gatillo, dar el golpe con la presión y fuerza exacta en el punto exacto.
Pero nunca se le había dado bien y Mary había sido el ejemplo de ello. Le ayudaba pensar que su amiga habría hecho lo mismo en el caso contrario, que había más de un defectuoso en la organización y que no era solo ella. Por eso había intentado mencionar demasiado a Mary Elizabeth Watson en sus informes.
Volver a Londres había implicado deshacer las pocas cualidades que debía haber adquirido en el entrenamiento. Lo poco que había "conseguido", el resto era todo fingido. No podías entrar en una organización así, ser fallido y salir indemne. Así que había ocultado las cualidades humanas que debería haber perdido.
Quizá por eso le habían mandado a ella. Quizá sabían cómo era realmente y que por ello podía manejarse mejor en el mundo de Sherlock Holmes.
Quizá por eso ahora era más vulnerable a las emociones y le afectaba tanto la muerte de una persona que podría haberle asesinado perfectamente.
—¿Qué te ocurre? — Así que había llamado a Sebastian.
El moreno se incorporó lo suficiente como parar parar la película que estaban viendo en el ordenador de Sherlock. Si el detective se enteraba de que había llevado a un hombre a la casa, probablemente montaría en cólera.
La chica salió de su ensimismamiento, tratando de sonreír. Cruzó sus manos sobre las piernas, sentada en forma de indio sobre el sofá de Baker Street.
—Nada. ¿Por qué?
—Normalmente, cuando un hombre trata de cortejar a una mujer... — Aquel inició hizo que Amy sonriese de verdad, agachando la cabeza mientras Sebastian continuaba hablando —la contempla mientras están viendo la película, intentando llamar su atención . El problema es que tú no estás viendo la película.
—Eres un resabiado que ahora mismo capta toda mi atención. —Bromeó la chica, abriendo los brazos con amplitud.
—¿Es por lo de ayer? — Sebastian cogió posición en el sofá, poniéndose de lado y pasando un brazo por el respaldo para quedar enfrentado a Amy. La chica evitó mirarle durante un par de segundos y después le dio una sonrisa tímida.
Se las había apañado desde la salida del hospital para verle un par de días sin que se dieran cuenta los otros tres que habían compartido la casa con ella y que ya comenzaban a hacer preguntas. Ahora que ya estaban de vuelta en Baker Street, aunque aun sin calefacción, había aprovechado la salida de Sherlock para quedar con Sebastian sin salir de la casa y descansar por fin las costillas.
