Introducción

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Lucía
-Vamos Santiago, llevas horas ahí dentro- dije yo, cansada de ver a mi amigo saliendo y entrando al probador una y otra vez- La próxima vez recuérdame lo mal que la pasó estando contigo en tiendas deportivas ¿Quieres?
-Si, lo haré. Eres la peor acompañante que alguien podría tener- exclamó desde dentro del probador
.-. Me sentí algo ofendida

Santiago pasaba horas en esas tiendas de ropa, probaba cientos de pantaloneras y camisas que yo veía iguales, todo eso para que al final se decidiera por no comprar nada, puede resultar demasiado desesperante. Lo peor de todo esto es que me tenía ahí como toda una esclava observándolo y halagando.
(Santiago... bueno él era mi mejor amigo, un idiota que le sacaba el lado divertido a todo lo que nos sucedía.
Nos conocemos desde que se mudó al vecindario, cuando ambos teníamos alrededor de 8 años, lo sé, bastante tiempo considerando nuestros 16 años. Era un tipo decidido y podría decirse que apuesto, siempre le fue bien relacionándose con los demás, algo de lo que yo carecía y envidiaba de él, cautivaba miradas con su cabello castaño y sus ojos grandes del mismo color, unos labios rosados y un hoyuelo derecho que lo hacía ver muy bien cuando sonreía, aunque era lindo y me caía genial, nunca fuimos nada más que solo amigos.)
-¿Cuánto tiempo piensas tardarte?
Y justo salió del probador con la ropa que traía cuando llegamos, salimos de la tienda y él no llevo absolutamente nada; imbécil. .-.
-Está vez tardé menos que la anterior- mencionaba mientras caminábamos por la plaza.
-La vez pasada cerraron la tienda antes de que pudieras probarte más cosas.
-Tal vez hubiera comprado algo, perdieron la oportunidad. Por cierto Lucía hacía tiempo que no pasábamos tiempo juntos, ¿acaso no me extrañaste?
Es verdad. Durante las vacaciones me fui a pasar el tiempo con mi abuela, y mi querido amigo Santiago no dejo de ir a fiestas, y, estoy segura, no dejó de cometer estupideces. No contestaba mis llamadas y perdimos contacto, hasta estas dos últimas  semanas de vacaciones, en las que quedamos vernos y hablar de como la pasamos en el verano. Pero decirle que lo extrañé para agrandar más su ego no era una de mis opciones.
-Ajá, claro que lo hice :/ Cambiando el tema... tengo muchas  ganas de comer algo, mi estómago necesita alimento ¿no quieres ir por un helado o algo así?
-Afuera está diluviando, un helado sería mi última opción
-¿Algún café?- sugerí
-Solo si prometes que no te robarás más sobres de crema en polvo, paso penas terribles cuando haces eso
-Supongo que puedo intentarlo, pero no te prometeré nada esta vez.
.-.
Después de caminar un rato, la encontramos.
Claro, ya no estábamos en la plaza, las cafeterías de las plazas son visitadas frecuentemente y es donde van todas la personas apáticas.
Nosotros tenemos algo más privado, visitamos una cafetería que está abierta las 24 hrs. aunque yo lo vea completamente innecesario (porque no va mucha gente)
Allí está cuando queremos un café.
Siempre fuimos a ese lugar, por más viejo y gastado que se vea, es la mejor cafetería.
Ya eran cerca de las 7 de la tarde, el cielo estaba nublado y oscuro.
Pasamos  por nuestras bebidas calientes y salimos de ahí, con el sonido de una puerta chillante y la campanilla de entrada que nunca falta. (se ha convertido en un elemento esencial para mí)
De camino a mi casa, o bueno, la casa de mi madre, solo hablamos de tonterías y nos reímos de cualquier cosa.
Y pues, nos encontrábamos caminando por las estrechas calles de mi ciudad natal Suelborn, Santiago y yo, es un lugar callado y rara vez hay noticias interesantes que valgan la pena. El clima casi siempre es lluvioso, la mitad del año sin lluvias y la otra mitad es un interminable Sol.
Es una ciudad habitada, pero no muy grande. Estoy cómoda ahí, no creo que me adapté fácilmente a otro lugar.

Charlas completamente normales que desarrollamos en ese momento:

*-Santiago ¿crees que algún día me case?
-Dudo que una persona sea tan ciega y estúpida para hacerlo
-Hieres mis sentimientos muy seguido
-No sabía que tenías de esos
-Yo tampoco, es algo nuevo para mí. *
*-Si un suicida muere... ¿es un suicida más o un suicida menos?
-¿Sacaste esa pregunta de internet solo para atormentarme cuando habláramos?
-Me conoces bien*
*-Lucía ¿que rayos haces? Te vas a caer, pobre árbol
-Solo quiero verme sexy y cool ¿si?
-JAJAJA, por favor, ambos sabemos que eres la persona menos sexy existente- Dijo riendo- ¿Ya terminaste?
-Solo ayúdame a bajar, ¿quieres?*
Y listo, llegamos. La misma casa de hace 16 largos años. Continuaba en buen estado, pero la pintura gastada de la cerca no daba muy buena imagen, tampoco el descuido notorio de nuestro jardín, al que mamá rara vez prestaba atención.
Me despedí de Santiago y le di las gracias. Se fue con un:
Hasta mañana

Abrí la puerta, subí las escaleras, me duche y me fui a la cama, mamá no estaba, tenía un viaje de negocios o algo así, y bueno papá.... está ausente desde que tengo 4.
Mi historia familiar es un tanto complicada, la abuela, que es con la única con la que me llevo bien, solo nos visita los fines de semana. Mamá sale de mucho de viaje y cuando está solo escribe en su computadora y manda e-mails a compañeros de trabajo, eso creo yo. Solo recibo cartas de mi padre en mi cumpleaños y un sobre con dinero de vez en cuando, es todo lo qué obtengo de él. El tiempo y el cariño no son algo que pueda darme.

Me acosté temprano esa noche, mañana era mi primer día de clases, Miranda me recogería por la mañana y partiríamos juntas a la escuela.
Ella es otra amiga mía, la conocí hace un año, en las vacaciones pasadas, fuimos a un campamento juntas, y ya le he agarrado cariño, ella y Santiago se llevan muy bien y por mi mejor.
Al día siguiente...
Todo sucedió como lo planeamos y ella ya me estaba esperando afuera de la casa a eso de las 6:30 a.m., partimos a la escuela y, como lo acordado, Santiago nos esperaba en la entrada del instituto. Después cada uno partió a sus respectivas clases. Era lunes, coincidíamos en clase de biología a segunda hora y a última hora en clase de literatura. Pero igual nos veríamos en la hora del receso, a sentarnos en el comedor de las personas inadaptadas, bueno de Santiago y las personas  inadaptadas, o bueno, Santiago, Miranda y la inadaptada.
Mi instituto estaba repleto de gente ignorante, personas que se creen lo máximo por hacer cualquier clase de tontería,
gente con la que yo no me llevaba bien, una bola de idiotas. Mi agresividad era notoria, solo que no me atrevía a decirles que es lo realmente pensaba de todo eso a "ellos". Pero Santiago y Miranda eran una clase de ángeles que me ayudaban a ignorar a todas esas "cosas"
En el poco tiempo que tuvimos de receso solo hablamos de los nuevos profesores y de cuánto tiempo creíamos que aguantarían antes de traer a uno nuevo.
Hasta que pues, bueno....
Cuando un grupo de arpías caminó cerca de nuestra mesa escuchamos dos palabras que hicieron a nuestro interés saltar de donde sea que estaba escondido:
CHICO-NUEVO.
Un idiota más sumado a los otros.
Algo que por supuesto a mi no me "interesaba".
Una persona nueva en este lugar.
Nada importante.
Nada que cambie mi vida.
O al menos es lo que yo pensaba antes de ese año.

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⏰ Last updated: Dec 14, 2016 ⏰

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