–¡Ya llegue mama!– grite. Al entrar a la cocina, vi una nota que dejó mi madre.
"Salí a las 12, comí y me fui, te vas a quedar sola hasta las 9. Busca que hacerte de comer.
Adiós"Y solo eso dijo mi mama, así sin más.
Bueno no importa. Me dirijo hacia el refrigerador y al abrirlo noto que solo hay huevos. No me apetecen.Subo a mi cuarto y tomo algo de dinero para ir al centro comercial y comprar algo para comer.
Salgo de mi casa con el suéter ya puesto y comienzo a caminar hacia el centro comercial.
~*~
Al llegar, noto que hay muchos carros, por obviedad hay mucha gente dentro. Tomo mi camino hacia él área de comida y al llegar, busco entre todas las tiendas y ver que me apetece.
Algo de comida china. Me dirijo hacia ahí y me formó en la fila que hay.
–¡Pero mira a quién tenemos aquí!– escucho un grito atrás de mi.
Volteo y me encuentro con la pequeña de anteojos. Pero aguarda. ¡No tiene ni dos horas que me despedí de ella!
–Tabata. Hola, eh, ¿qué haces aquí?– le digo.
Sonríe, se acerca más a mi y me abraza.
–Vine con mi mama, me dijo que viniera a ver qué podíamos comer. A lo lejos te vi, ¿no es fantástico?
Sonrío ante su entusiasmo. ¡Oh vamos Amanda! La chica solo quiere ser buena.
–Claro, soy fácil de encontrar.– digo y sonríe aún más.
–Creo que le diré que comamos comida china, así te puedes sentar con nosotras y conversamos, ¿te parece?– me pregunta.
–Eh, claro, ¿por qué no?– termino de decir y ella asiente.
Me hace una seña, pero no la entiendo.
–Tu turno.– me señala la caja.
Volteo y le sonrío a la dulce chinita que me va a atender.
Una vez que tanto Tabata como yo tenemos nuestros pedidos. Nos disponemos a dirigirnos a alguna mesa, pero casi todas están ocupadas.
–¡Ahí!– grita la chica de lentes.
Miro hacia dónde me señala y noto que a un lado de la mesa, hay un grupo de chicos riendo y echando relajo. Ni Modos, no nos queda de otra y nos dirigimos a esa mesa.
En lo que me voy acercando junto con Tabata, noto unos rizos que me recuerdan mucho al chico que vi hoy en la mañana.
Y exactamente, es el y está sentado riendo, mientras come una papa. No sé cuánto tiempo me le quedo viendo, pero al parecer noto mi mirada en el y me mira. Apartó mi mirada rápido y guió a Tabata hacia la mesa.
–Espero y mi madre no tarde o se enfriara su comida.– dice la chica con burla.
–Eh claro.– me respondo.
Me dispongo a empezar a comer la deliciosa comida que tengo enfrente, cuando siento que alguien toca mi hombro.
–Yo te conozco.– dice una voz ronca a mi lado. –Estas en la misma universidad que yo, ¿cierto?
Tabata al parecer se quedó sin habla. Tiene los ojos bien abiertos y junto a ellos también su boca.
Volteo a ver al tipo que se me acercó y me lo encuentro más cerca de lo que esperaba. Sus ojos verdes me observan como si fuera una carnada.
–¿Te importaría?– digo amablemente. –Me gustaría comer.– digo y finalmente el observa mi plato y sonríe.
–Oh claro bonita.– dice y ahora mira a la chica de lentes que parece que está temblando.
–Tabata, ¿cierto?– dice y aproxima su mano para darse un saludo. Esta lo toma sin pensarlo dos veces. –Mucho gusto, soy Harry Styles.
El ruloso regresa su mirada hacia mí y sonríe por cómo onceava vez.
–¿Te han dicho que es de mala educación observar a la gente bonita?– dice sin más.
Le miro y creo que comprendo a que se refiere, pero no digo nada, me pondré en modo de negación.
–No sé de qué hablas.– respondo.
–¡Ah! ¿No sabes?– se acerca más a mi y puedo sentir su cálido aliento en mi oreja. –Escucha bien, en la mañana también note que me observabas. Y eso no me gusta. Para mi suerte ahora te encuentro aquí. Y créeme, que eso... Tampoco me gusta.– termina de decir.
Se da medía vuelta pero antes de que de otro paso, regresa a mí y sonríe.
–Por cierto, bienvenida.– nota mi cara de confusión, sonríe y toma mi bandeja y me la tira encima. Escucho burlas de él y sus amigos, dan media vuelta y se van.
Al voltear a ver la cara de Tabata, noto que ella está sorprendida por su boca abierta y la forma en la que mira cómo se van Harry y su bolita.
En cambio yo, yo no sé si estoy enfadada o apenada.
–Ay Dios mío! Discúlpame hija, había una fila tremen... Nena, ¿estás bien?– escuche una voz delgadita, cuando volteo para ver de dónde proviene, veo a una señora de anteojos y cabello recogido, con una blusa coral y una falda casi a la rodilla.
La mama de Tabata. Claro.
–Mamá.– lo sospeche. –Ellos solo vinieron y el..– Tabata no podía terminar, la pobre aún estaba asimilando lo que pasó.
–Nena, ¿los conoces?– miro a Tabata para que responda. Pero al parecer a la que le hizo la pregunta fue a mi. Niego con la cabeza y ella solo asiente.
–Tabata. No quiero verte cerca de ellos. Si ellos se quieren dar a conocer como los típicos maleantes, por mi bien, pero tú no te juntaras con ellos.– finaliza en tono molesto su mama.
–Tranquila, no tenia pensado llevarme con ellos.– responde Tabata.
~*~
Introduzco mi llave en la cerradura y procedo a abrir la puerta de mi casa. Me quito los zapatos y los dejo a un lado.
No escucho ningún ruido, supongo que mamá no ha llegado.
Camino a la cocina por un poco de agua y al entrar me llevo un susto. Mi madre esta sentada en la pequeña mesa que tenemos y me mira con ojos molestos.–¿Dónde estabas?– pregunta.
La miro con incredulidad y me quedo aquí parada, procesando su pregunta. Algo va mal, ella nunca me pregunta dónde estoy o que hago.
–Fui al centro comercial por algo de comer.– contesto después de un rato.
Me observa y por cómo levanta las cejas, ya se dio cuenta de la terrible mancha que tengo tanto en mis pantalones como en la blusa. Pero a quien engaño, todo el camino la gente me miraba raro por esa mancha. Se nota demasiado.
–¿Y tu ropa se come la comida?– dice aún más seria.
–Tuve un encuentro poco amistoso con alguien.– respondo y por fin mis piernas reaccionan. Camino al refrigerador y sacó una manzana.
–Déjame decirte que tu lavaras tu ropa. Ya estás grande.– dice.
–¿No eso hago desde los 11?– respondo.
Me mira y aprieta sus labios en una línea recta, me quiere decir algo o más bien quiere gritarme algo.
–¿Sucede algo?– me limito a decir para darle alas y así pueda regañarme y yo poder irme a mi cuarto.
–Nada que te importe.– contesta, se levanta y sale de la cocina sin decirme nada más.
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Él es mi hermano.
Teen FictionMi padre se fue y jamás regresó. Años después, me enteré de lo que pasó.