No sé a dónde fue mi madre esta mañana. Solo sé que no había nada para desayunar y tampoco me dejó dinero para comprar algo. He venido caminando a la escuela porque al no dejar dinero para mí desayuno, tampoco deja dinero para mí autobús.
Al entrar a la escuela, me dirijo a mi casillero y dispongo a abrir éste.
–Amanda. ¡Hola!– la voz de Tabata hace que aparte mi mirada de mi casillero.
Le sonrió y sigo guardando mis libros.
–¿Te sientes bien?– dice preocupada.
–Si, ¿Por qué?– digo frunciendo el ceño.
–Te vez pálida. ¿Desayunaste?– termina de decir y comienza a tocar mi rostro en busca de qué se yo.
Alejo sus manos y me río. –Tabata, cálmate. Y no, no he desayunado, no me dio tiempo.– miento.
Ella me mira y su ceño se frunce.
–¡No puedes hacer eso! El desayuno es la mejor parte del día.– dice ahora molesta. –Vayamos a la cafetería por unas donas. – jala de mi brazo en dirección a la cafetería.
Antes de dar unos 3 pasos, el timbre suena avisando que debemos de pasar a las clases. Veo a Tabata y su expresión ahora es de preocupada.
–Tranquila estaré bien.– le digo para calmarla. Ahora su ruta hacia la cafetería cambia.
–Esta mal, muy mal que no desayunes, ¿tu mamá que opina?– sigue caminando hasta que llegamos al salón.
Su pregunta hizo que mi corazón comenzará a latir más rápido. Tengo que decirle algo que diría una mamá preocupada.
–Bueno, pues... Se molesta. Igual que tú ahorita, pero le doy un beso tranquilizándola y le digo que comeré aquí en la escuela.– las mentiras salen de mi boca como si sucediera esto casi siempre.
–Que ternura. Mi mamá siempre procura tener comida en el refrigerador. Es un hábito.– al entrar al salón, vemos que ya está casi llena. A excepción de la bolita matona de Styles.
–¿Quieres sentarte aquí en medio?– me pregunta Tabata. Miro hacia los lugares y asiento. –Quedaré delante de ti Amanda, ¿no hay problema?– yo niego.
–Esta bien, quédate ahí.– le digo y nos sentamos.
–Lamento la demora. Muy bien jóvenes, ayer se me olvido, los lugares que tienen hoy, serán los que conservarán en mi clase. No quiero interrupciones y comencemos.– termina de decir el profesor. Cuando este toma un plumón y comienza a escribir en el Pizarrón, la puerta se abre haciendo notar a Styles y sus amigos, mientras estos se ríen a carcajadas.
–Lamentamos la demora Profesor Mendes. Mi padre vino a la escuela a hablar con el director y los cuatro debíamos estar ahí.– hablo el rizado.
El maestro los miro pensando si creerles o no. Y al final solo señaló los lugares. –Cállense, siéntense y a la próxima de verdad irán a la dirección.
Styles lo miró ahora molesto. ¡Tonto! El maestro no creyó tu mentira. Me reí por mis adentros.
Los cuatro tomaron asiento y así continuó la clase. Hasta que llegamos al tema del primer proyecto.
–Jóvenes, recuerden sus proyectos. Se entrega dentro de dos semanas, no olviden, forma de un libro. Con toda información recopilada que ustedes crean convenientes.– una vez dicho esto, tomó sus cosas y se fue del salón.
Mi nueva amiga me voltea a ver con una sonrisa en su rostro y no sé por qué.
–Tabata, creo que nosotras deberíamos de ir con esos tontos, para ponernos de acuerdo para ver cuando vamos a iniciar con el proyecto. No creo que ellos vengan.– termino de decir mientras cierro mi libro.
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Él es mi hermano.
Teen FictionMi padre se fue y jamás regresó. Años después, me enteré de lo que pasó.