Capitulo II

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-Ya veo, usted es mi paciente ¿verdad? ¿Su nombre Pablo Cipriano?

-Si señorita,

-Bueno, siga usted

-Disculpe las molestias.

El hombre vestía de un jean oscuro con algunos rotos en las rodillas, una camiseta blanca y un gabán color carmesí, su cabeza estaba adornada con un sombrero de tela oscuro inclinado a un lado, y en su hombro descansaba un misterioso maletín oscuro.

-Tome asiento usted, por favor.

-Gracias, ¿le molesta si escribo aquí?

-No señor, para nada, ¿es usted periodista?

-No señorita, soy escritor y poeta

-ya veo, disculpe usted, pero me gustaríaescuchar una de sus historias de la libreta en su mano,     

MEMORIAS DE UN ASESINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora