Capitulo IIX

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Odontóloga: que historia tan terrible y triste, sentí un vacío en mi muy poco apetecible ¿Tú no sabes quién los mato?

Pablo Cipriano se levantó de su silla, tomo el bolso oscuro y una sonrisa maniaca se dibujó en su rostro, el sombrero creo una sombra en las cuencas de sus ojos, se sintió una presencia asesina en sus palabras

–Sí, se quién lo hizo, ¡Fui Yo!, Yo mate a la Policía Camila, También a la Investigadora, y seguí a La abogada hasta que se volvió una lunática, todos se olvidaron de mí, yo fui compañero de ustedes, solíamos correr por los pasillos de la escuela, decíamos lo que seriamos de grandes, nuestros sueños, y ustedes lo olvidaron, ¡tú también lo hiciste!, me olvidaste, y como todos, pagaras por ello, ¡así que muere!, Pablo Cipriano toma el arma con la que mato a sus antiguos compañeros, la mete entre sus dientes, cuenta hasta siete y jala del gatillo.

FIN. 

MEMORIAS DE UN ASESINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora