Ella en su exterior tan imponente como el tártaro
El tan inconsciente que su alma vaga sin quebrantoAunque en esos oscuros valles ella sentía el sepulcro vicio
En su interior sin semblante se alzaban los Campos eliseosUn lugar en su alma tan puro y perfecto
Un lugar donde el cielo tocaba a el AvernoElla tan fría por fuera y tan noble por dentro
El tan sublime en la tierra y tan serca del infiernoEl tártaro alegaba la entrada de sus almas
El averno y el Canserbero daban inicio a sus desesperanzasLas liras daban acordes perpetuos
Las musas en prosa completaban sonetosY ellos como amantes fingidos
se daban glorias en los campos ElíseosTanto placer y no lo sabían
Tanto amor que en ellos viviaNi Platea, ni Alejandría
Ellos se consumían en el averno de la ironíaSus pieles en libertad y su esencia desnuda
Su amor en soledad daba fin a las locurasLa suerte esta echada y nadie sabe el final
Solo son almas que se aman y aman vivir en la infidelidad.