Carta A Mi Amada

Carta 1

Querida: Sofía 

Espero que estés bien, que todo lo que hagas salga cómo esperas, aunque a decir verdad, estoy consciente de que nada esta bien (al menos para mi), de que quizá llores por mi (o sea lo que yo quiero imaginar), de que me extrañes tanto como yo te extraño a ti.

Las noches son cada vez más frías, tus recuerdos son lo único que tengo para cubrirme, salgo a cubierta a ver las estrellas y en las noches que veo la luna; imagino tu rostro en ella, me ayuda seguir lúcido, me ayuda a retomar fuerzas luego de un día de extenuante trabajo, mi nave encalló y no puedo hacer que vuelva a navegar, no sé en cuanto tiempo, pero el deseo de estar a tu lado, de tomar tus suaves manos entre las mías, el anhelo de mirar tus ojos oscuros y recuperar el sentido de mi vida, la esperanza de besar tus labios nuevamente (soñando que ya lo hice), me aumentan las razones para trabajar a doble jornada.

Aún recuerdo el triste adiós que antecedió a esta tragedia, estabas tan hermosa, por Dios, debí decirlo todas las veces que a mi mente vino, tus ojos llorosos (algo que quiero creer que sucedió), tus manos temblorosas cómo suplicando que no las soltara, tu cabello volaba con el viento y la brisa del mar bañaba tu rostro, te veías hermosa y no pude decirlo las veces que lo pensé, el mar es el único que sabe ahora cuanto me enamoré de ti, esa tarde, hacía un ocaso impresionante y lo único hermoso que mis ojos admiraban era tu silueta, quise besarte tan apasionadamente pero no pude y emprendí el viaje hacía mi desdicha, lejos de ti, lejos de los sueños amorosos que veía cuando ibas llegando, ahora no me queda mas que la añoranza de poder volver.

Amor, el mar que llega a ti es quien me tiene preso de la distancia, quisiera poder volar para llegar a ti, pero no puedo, ojalá fuera tan fácil, añoro tanto el momento en que alguno de mis marinos me de el aviso tan esperado.

Espero verte tan pronto cómo se me sea posible, mientras tanto, sigo contando las estrellas y en cada una de ellas tengo un recuerdo tuyo, sigo viendo a la luna e imaginando tus besos (esos que nunca probé).

Te quiere, El Capitán.