ALIANZA

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        Abrió sus ojos y lo primero que sintió fue un terrible dolor en su espalda ¿Dónde diablos estaba? ¿Durmiendo sobre vidrio? Ya había pasado la noche en el suelo antes pero en esa ocasión estaba mas áspero de lo que pudo haber recordado. Una pulsación en su cabeza y llevó su mano ahí.

       En ese instante recordó.

        Azula los había encontrado, de alguna maldita manera había logrado entrar a Ba Sing Se tendiéndoles una trampa a él y a su tío ¡Su tío! Se incorporó de inmediato dejando de lado el latente dolor de su espalda. Seguramente logró escapar – ¡Huye! – fueron sus palabras, pero él no corrió, quiso quedarse a enfrentar a su hermana en un intento estúpido de demostrar que había cambiado.

        Aunque realmente no había cambiado nada.

        El cambio no solo conlleva a tener otros objetivos, no, él no tenía objetivos, ni si quiera sabía que hacer con su vida, simplemente había dejado de seguir una orden, porque eso era, la demanda del cumplimiento de un mandato, el castigo impuesto que él fervientemente y voluntario quiso seguir.

       Y ahora servía el té.

       Fue demasiado estúpido al pensar que sus vidas en la ciudad de muros sería solo eso, vivir tranquilamente como refugiados, las palabras de su tío lo habían hechizado creando aquella ilusión que no era mas que una niebla bajo el amparo de la noche pero que fácilmente podía ser disipada por la luz, por el fuego. En el fondo el sabía que terminaría así, nada dura para siempre, él no era un mesero y su tío nunca sería dueño de una tienda de té.

       Fue mas consiente de su cuerpo, la supervisión del mismo en un chequeo rápido. Le dolía la espalda debido a la fuerte caída en el áspero suelo, su cabeza tenía un golpe pero no se sentía mareado lo que era buena señal, llevó su mano detrás de su nuca, solo sintió inflamación pero no vio sangre. Aun así sentía que algo hacía falta.

        Oh, eso era.

        Cerró sus ojos en concentración. La corriente de energía surcó por su cuerpo, el fuego abriéndose paso recuperando el control natural sobre su elemento.

        Miró sus manos, el pequeño cosquilleo que indicaba eso, ese algo que solo él sabía, que estaba durmiendo y ahora quería despertar finalmente. Él lo sospechaba, había mas que dar y se odiaba así mismo por no poder llegar ahí. Siempre corría pero nunca alcanzaba la meta. Había que cambiar algo entonces ¿Pero qué era? Su tío lo sabía, pero nunca se lo dijo, Azula lo tenía, pero ella siempre lo tuvo. Y ahora él  ¿Qué es lo que le quedaba a él?  La búsqueda de su honor parecía ser la respuesta, en el pasado, pero ahora ya no había honor, ya no había gloria, ya no era un príncipe ¿A dónde tenía que llegar? ¿Cuál era la meta que tenía que alcanzar realmente? Sentía que todo era agua escurriéndose entre sus manos, imposible de capturar y difícil de mantener.

        Miró sus puños esperando que la respuesta saliera de ellos en algo mas que en forma de fuego, pero no sería así. Los destellos verdes y amarillos llamaron su atención. En ese momento fue consiente del entorno donde se encontraba. Cristales que brillaban con luces rodeaban por todo el lugar ¿Una prisión subterránea? Demasiado obvio. Observó a su derecha un conducto, seguramente lo dejaron caer por ahí, ¡Esos malditos Dai Lee! De pronto se dio cuenta que no estaba solo, detrás de él sintió la presencia; giró su cuerpo y vio con sorpresa quien era su compañero de celda.

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