trente sept.

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Anoki, Douglas y Elizabeth escuchan todo.

Saben de los planes de los padres de HanSol de internarlo en una clínica mental. 

No lo han dejado salir de su habitación desde aquel fatídico evento en que fue descubierta su relación con ByungJoo. Al muchacho no le importa no haber comido en días, ni que no haya tenido oportunidad de ducharse en un buen rato. Se limita a sentarse en el suelo, mirando al techo, mientras intenta calmar sus sollozos. Ya ha hecho suficiente, su propia manera de revelarse, su sello personal. 

Las paredes de la habitación lucen siniestras, marcadas con la frase kilroy was here escrita con carboncillo una sobre otra, de manera que apenas si pueden distinguirse las palabras. Además, dibujos de ByungJoo, cada vez más desesperados e indescifrables. Las manos le duelen, los dedos le sangre y el corazón parece estar a punto de rendirse, porque necesita ver a ByungJoo, quien es la sangre que corre por sus venas y le permite seguir vivo.

Se olvida que no está solo, que sus fantasmas siempre están ahí haciendo lo posible por salvarle el pellejo en las situaciones más desesperadas.

Qué tonto es, piensa para sí mismo, cuando las llaves se deslizan por debajo de la puerta, y los tres curiosos personajes aparecen frente a él con una sonrisa de complicidad.

   《Tus padres salen de aquí a las tres en punto, para iniciar el papeleo.》Indica Douglas.

   《¿El papeleó para qué?》Grazna HanSol confundido.

Elizabeth se inclina a su lado y posa una mano sobre su hombro.

   《Tienes que irte, HanSol. Van a internarte en un hospital psiquiátrico.》

HanSol es fuerte. No necesita mucho tiempo para tomar una decisión y mentalizarse, antes de fijarse en el reloj de gato que yace sobre su escritorio y ponerse de pie con la intención de empacar. Le queda una hora antes de quedarse solo en casa.

kilroy was here。 ㅡhanjooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora