El amor, cosa tan rara

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Desde aquella vez que mi padre se marchó de la casa para nunca volver, azotando la puerta principal y dejando un rayón en el pavimento al pisar el acelerador de su coche, me convencí de que el amor esta sobrevalorado.

Si, es bonito experimentar las mariposas en el estómago y todos esos sentimientos encontrados cuando estás frente a una persona que te atrae física o intelectualmente; pero, de eso a sacrificar tu integridad mental por ella, creo que hay un abismo. Hay que ser medio tonto para caer en las redes del amor. No, medio tonto no; tonto completamente.

Aun recuerdo lo que vivió mi madre cuando, después de un par de semanas supo que mi padre jamás regresaría a la casa. En un principio la invadió el enojo. Al final, la tristeza termino haciendo de las suyas y mi madre nunca volvió a ser la misma persona alegre que conocí. Y aunque no pueda negar que fue la mejor madre que alguien como yo pudiera tener, creo que mi adorada progenitora pudo haber disfrutado mucho más de la vida y no lo hizo por culpa del amor.

"El amor es una pendejada". Esa fue la frase que me repetí una y otra vez durante la infancia. Pero siempre me adelanto y saco mis propias conclusiones y predicciones de la vida.

Por mas que uno quiera no puede ir contra la naturaleza humana. Estamos hechos para amar. No hay escapatoria ni existe un retorno. Dicen que el amor es una reacción química que ocurre en el cerebro, un crispado electromagnético entre las neuronas, puede ser la diferencia entre permanecer como idiota al lado del teléfono esperando la llamada de tu amada o disfrutar de la vida leyendo un buen libro a la orilla de una playa sin ninguna otra preocupación.

Ese chispazo aconteció un día en que buscaba mi siguiente lectura en la librería de Don Esteban, uno de mis lugares favoritos en el mundo, no solo porque fue ahí donde por primera vez caí redondo en ese estado vegetativo llamado "amor", sino porque es un espacio donde experimento el mayor estado de felicidad posible al estar rodeado de mis personas favoritas: los autores.

Pero me estoy adelantando. Muchas cosas sucedieron antes de que me diera por enterado de que mi corazón dejaba de ser mio para pertenecerle a ella. Era suyo para hacer con él lo que quisiera.

***
Su nombre era Valentina, y fue la primera chica que provoco en mí ese estado de nerviosismo cada vez que mis ojos se cruzaban con los de ella. La vi por primera vez en un café, a un par de cuadras de la universidad, aunque en realidad nos conocimos por internet cuando nos presentó un amigo en común.

Hija de un diplomático español, Valentina llegó a México pata quedarse. Al menos esa fue la indicación que recibió su padre cuando fue nombrado embajador de aquel país por el mismísimo presidente del Gobierno de España.

Nos presento Rubén, un buen amigo que también era mi vecino. Rubén tuvo la oportunidad de continuar sus estudios en Madrid. Me hubiera gustado gozar de la misma suerte, pero mi madre hizo todo lo que pudo por mantenerme en escuelas privadas a mi hermana y a mí. Pedirle que además costeara mi intercambio en el extranjero habría sido un abuso.

《Se muda a México》, dijo Rubén, 《y necesita a alguien que le muestre la ciudad》

Debo confesar que, en un principio, Valentina no me pareció atractiva, tal vez porque la vi detrás de la pantalla de la computadora con aquella hoodie que le cubría el cabello y la frente. Si, seguro fue por eso. Pero lo que si recuerdo es que, desde un principio, sus labios rojizos llamaron mi atención.

Pasaron un par de semanas y Valentina abordaba el vuelo 512 de Iberia con destino a la ciudad de Monterrey. Después de unos días en que se acostumbro al cambio de horario, por fin nos pusimos de acuerdo para vernos en persona. Yo acababa de presentar el examen de Ciencias, asi que tuve que salir corriendo de la universidad para poder llegar a tiempo. Por más que corrí y esquivé personas como si se tratara de una película de acción, al final llegué 15minutos tarde,asi que pensé que Valentina ya se había ido, cansada de esperarme; pero pronto supe que más bien había preferido observarme en mi angustia mientras yo la buscaba por el local.

Ocho lugares que me recuerdan a ti ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora