Capítulo 2

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CARTAS DE UN VIEJO AMOR-

**New York, Estados Unidos **

En las instalaciones de una bar de mala muerte, se encontraba un joven en estado de ebriedad exigiendo una medida de whisky más, al lo que el encargado se negó rotundamente diciéndole -¿No cree que ha bebido demasiado ya? Aparte de estar ya cerrando ,tendrá que retirarse- habló con voz firme.
-No le pedí opinión ,¿Acaso mi dinero no vale aquí? ¡Sírvame otra y no moleste!- dijo el joven gritando y lanzando el dinero en la cara del encargado.
-Ya le he dicho que no le serviré más . Ya váyase a su casa y dese un buen baño- decía el hombre viendo otros dos tipos de complexión bastante grande que se  acercaban- ¿Todo tranquilo?- le preguntó uno de ellos al encargado .
El joven se paró de la barra para echarle bronca al encargado, cuando los dos hombres lo toman por su gabardina color marrón , empujándolo y dejándole tirado en la calle .
-¡Ya no vuelvas por estos lados!- le dijeron lanzándole su dinero al asfalto.
Él, se puso de pie con dificultad y se dispuso en marcha, haciendo zigzag y sin rumbo fijo...
Mientras caminaba agarrándose de las paredes, sintió la voz de una mujer que lo llamaba a gritos.
Todo le daba vueltas... Pero alcanzó a distinguir el cabello dorado de ésta... Y pensó que estaba soñando...
-¡TERRENCE! ¡TERRENCE!

*¿Acaso podría ser ella? ¿Podría ser mi amada pecosa? Candy, mi amor ¿Eres tú ?*- pensaba llorando desconsolado cual chiquillo...

Las lágrimas nublaron su visión , tras tropezar y desplomarse, como si las fuerzas lo hubieran abandonado por completo, golpeó su cabeza con una piedra en punta, acto seguido perdió el conocimiento.
La mujer rubia que corría detrás de él, aceleró más su paso, auxiliandolo.

  -  ¡Oh Terry! -dijo dándole un beso en la frente. Abrazandolo contra si, notó que su cabeza estaba sangrando. Tal fue la desesperación de ésta, que gritaba por ayuda con toda su fuerza... 
  ____

El sol apenas se asoma por el horizonte, casi logra verse a través de las nubes que lo esconden.
Se reciben los primeros rayos del sol, sobre la pradera, ya se empieza a sentir el suave aroma del pasto bañado del rocío matinal. La brisa, acompaña un coro de grillos que canta una leve melodía, para despertar la naturaleza aún dormida. Todo es calma en el Hogar de Ponny.

La joven dormía plácidamente en una humilde litera trabajada a mano. Los rayos de sol entraban por la ventana, cuando golpearon la puerta de aquella habitación. Candy se levanta aún medio dormida y abrió.

- ¡Candice White! ¿Aún estás así? - dijo la Hermana María, con fingida molestia.
-En seguida voy Hermana María.- respondió en medio de un bostezo que la delataba.
-Jamás cambiaras Candy, sigues siendo tan dormilona como años atrás.-dijo moviendo la cabeza resignada, seguido se una risita burlona por la cara de ésta aún adormilada.- No te tardes, el desayuno ya está pronto.
- No me tardo Hermana. - respondió. Un pequeño ruido *Grrrrrr Brrrrr*, la pecosa se froto el estómago con las manos seguido de un guiño, señal segura de que debía apurarse en acicalarse.

Ya habiendo desayunado, Candy levanta la mesa e insiste en encargarse de la limpieza de la cocina.
A lo lejos se divisa un hombre algo fatigado. La Señorita Ponny que se encontraba viendo por la ventana de su despacho, decide ir al encuentro de éste. Se trataba ni más ni menos que del Sr. Matthew, el cartero.
Candy miraba por la ventana que ambos señores conversaban por minutos en la entrada del Hogar. Cuando Candy terminó de friegar, se dispuso a marchar hasta la entrada, pero el Sr. Matthew ya se retiraba, y la Señorita Ponny se dirigía a su despacho con cara de preocupación, aunque lo quisiera ocultar, Candy la conocía bastante bien. .. preocupada le pregunto: - ¿Todo en orden Señorita Ponny?¿Se encuentra usted bien?
- Si, todo bien Candy. -Forzó una sonrisa para que no se preocupara y continuó- Candy, dile a la Hermana María que la espero en mi despacho y que nadie nos interrumpa, por favor. - dijo de forma amable como es costumbre.
Candy le comunicó a la Hermana lo que la Señorita Ponny le había encargado y sin más, la Hermana se dirigió al despacho viendo la cara de preocupación de ésta al entrar.
- Señorita Ponny ¿Me mandó a llamar?
-Si Hermana, tome asiento por favor. -le dijo señalando un sofá color mostaza un poco deteriorado por el tiempo.
- A llegado una carta...
- Eso es bueno. ¿Para quién es?- dijo aliviada.
-Mi preocupación,  es que no son buenas noticias y es de carácter urgente.
La Hermana María aún sorprendida, queda boquiabierta.
-¿Para quién es?
- Para Candy. .. Lo peor del caso es que no se que hacer.
- ¿ A que se refiere con eso Señorita Ponny?
-No se si entregarle la carta, ya que es de New York. Candy está tan alegre, no quiero que una mala noticia empañe su sonrisa.
-Nosotras sabemos que siempre será nuestra pequeña, pero se acerca la Primavera,  pronto cumplirá 21 años y ya es toda una mujer. Creo que recibir esa carta es su derecho.
-Tiene razón Hermana, por favor comuníquele a Candy que necesito hablar con ella, por favor.
-En seguida Señorita. -dijo esto y se que retiró...

En la habitación, Candy se encontraba leyendoles un cuento a los niños cuando interrumpe la Hermana María.
- Candy, la señorita Ponny quiere verte.
- ¡¿Y ahora que hice? -dijo refunfuñando- Niños, en seguida vuelvo- se dirigió a los huérfanos.
Candy caminó por ese pasillo que le traía tantos recuerdos, tantas travesuras y tantos retos... tanta historia tiene este pasillo...que parecía nunca acabarse. Al fin llegan a la puerta del despacho, golpean y desde el otro lado de la puerta se siente un apagado "Adelante".
-Me mandó a llamar Señorita Ponny.
-Si Candy toma asiento. -dijo señalando el mismo sofá de antes- Ha llegado una carta y es para ti, de carácter urgente...
Candy se sorprendió llevando sus manos a la boca, así cubriendoselas por completo. Casi por instinto vineron los rostros de sus amigos a la cabeza *Patty, Archie, Annie ¡Albert! * Abrió grande los  ojos temerosa de enterarse de las malas nuevas.
- Candy, la carta es de New York.
La joven palidecio al oír la cuidad, no podía emitir palabra. Las manos le su daban, quería correr, gritar ... pero el cuerpo no respondía.
- Candy, aquí esta la carta. Te la entrego porque es tu derecho.
- Muchas gracias señorita. ¿Necesita algo más?
-No Candy, ve tranquila.-la joven solo agachó su cabeza y salió del despacho. Dio dos pasos normalmente, y se echó a correr sin parar rumbo a la Colina de Ponny.
Cuando estuvo en el punto de la Cima y casi sin aliento, se recuesta sobre la hierba tierna y se dispone a leer...

*Señorita, Candice White Andley*

Esa letra... ya antes la había visto, pero no recordaba en dónde. ..

~¿Qué dirá la Carta?
~¿Quién la habría escrito?

Continuará. ..

By:Dánae

Cartas De Un Viejo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora