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Aún ni siquiera te tengo
Y ya tengo miedo de perderte, amor
Que rápido se me ha clavado
Que dentro todo este dolor
YoonGi miro su reflejo en el espejo y suspiro nervioso, arreglo el pequeño moño de su cuello y se dio una última mirada de cuerpo completo. Su perfecto y pulcro traje blanco, sus zapatos tan bien lustrados, el pequeño arreglo de una flor que reposaba en el lado derecho de su pecho y su cabellera negra perfectamente peinada.
Es poco lo que te conozco Y ya pongo todo el juego a tu favor No tengo miedo de apostarte Perderte si me da pavor
Mentiría si dijera que no estaba nervioso, hoy era el gran día, el día de su boda. El día más importante de su vida. Quien diría que ese chico distraído de mejillas regordetas se convertiría en la luz de sus ojos y el centro de su mundo. Su pequeño Park Jimin. La persona que lo reconforto, lo levanto, le devolvió lo que siempre estuvo buscando, el que no lo juzgo y solo se limitó a escucharlo y entender, el que vio en él lo que nadie más había visto, el que se quedó junto al a pesar de las dificultades, el que lo amaba solo por ser Min YoonGi.
Tardaron menos de un segundo en mirarse, menos de un minuto para enamorarse a primera vista, 3 meses para confesar su amor y 2 años para decidir juntar sus caminos en uno solo y compartir un presente y futuro juntos.
No me queda más refugio que la fantasía No me queda más que hacer Que hacerte una poesía
Suspiro por décima vez en todo lo que llevaba de la mañana, ahora estaba más nervioso, respiro profundo mirando a las personas que estaban sentadas viéndolo esperando a que la persona más importante de su vida cruzara aquellas puertas que los separaban. Entonces la marcha nupcial soñó, los presentes se levantaron de sus sillas mirando al igual que el aquellas puertas, YoonGi contuvo la respiración y entonces lo vio.
Por qué te vi venir y no dudé
Te vi llegar y te abracé
Y puse toda mi pasión para que te quedaras
Y luego te besé y me arriesgue con la verdad
Te acaricié y al fin abrí mi corazón para que tú pasaras
Y juro que todo a su alrededor desapareció y todo se centró en Jimin, el hermoso chico que caminaba hacia el con una enorme sonrisa y con un brillo destellante en sus ojos. Lo amaba, estaba seguro, lo amaba con todo su corazón en cuerpo y alma.
