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Golpes y heridas

La KaiSoo señal nuevamente se dibujó en lo alto del cielo en una noche estrellada, Kyungsoo miró por la ventana tratando de asimilar de verdad que este trabajo lo estaba haciendo solo. Había pasado una semana desde que perdió a Jongin, no supo nada de él y de Stephen Oh, y las llamadas sólo se hacían para truncar atracos, secuestros o malhechores que se creían Plantón tratando de robar la receta secretas de los restaurantes más famosos de EXODUS. Ya no había emoción en librar al Reino de la plaga, ya no estaba el beso antes de salir y después de cumplir la misión, ya no estaba Jongin.

Kyungsoo se puso su traje que constaba de ropa oscura, una SK en el pecho que representaba al Súper KaiSoo y su antifaz porque era mucho mejor mantener en secreto su identidad aunque sus pocos amigos conocían el hecho en cuestión. Kyungsoo manejó hasta el lugar de la coordenada que había enviado el gobernador y se sorprendió al darse cuenta que nuevamente era en la fábrica de chocolate. Se aferró con pasión a la idea de que remotamente pudiese ser Jongin, porque necesitaba que fuese él, para contarle todo ese lavado que le habían hecho y que juntos atraparan a Stephen.

Corrió con su súper velocidad como desquiciado a la azotea, y se encontró cara a cara con Jongin. Un Jongin extremamente cambiado. Ya no tenía el pelo negro y la mirada de ángel, este Jongin parecía un demonio. Tenía los ojos delineados de negro, el pelo blanco como la nieve y su capa era de color rojo, ya no parecía el héroe que lo enamoró, ahora era un villano, de esos que Kyungsoo tenía que atrapar y enviar a la cárcel, donde los oficiales al mando dictaban sentencia según sus actos.

—Nos volvemos a ver, Dyo —rumió él, incluso la voz le había cambiado. Aquella suave tonada que le despertaba en las mañanas no era más que un cúmulo de vocales graves que hacían temblar a Kyungsoo.
Y no de la forma que él quería.

—Kyungsoo. Bien sabes que me llamo Kyungsoo, nos conocemos hace más de diez años. Tú y yo somos amantes.

Jongin se echó a reír estrepitosamente, era una risa malvada y sarcástica que hacía que se vieran todos sus caninos, y los que no eran caninos también. El chico tenía la cara de alguien que se divertía jugando con la paciencia de los demás; eso le había dicho Baekhyun, leyendo un libro de Brujería Nivel Infantil Tomo I, que en esos casos de hechizos de amor, la víctima no tenía pensamiento, ni corazón para nadie más que no fuera el hechicero, estaba en un lapsus en el que todo ese amor que alguna vez sintió había sido simplemente mudado a otro receptor, teniendo como resultado que Jongin pasó de amar mucho a Kyungsoo a amar Stephen con esa misma intensidad. En pocas palabras, podía verse como si Jongin estuviese viendo a Kyungsoo en Stephen, aunque en una forma cegada y malévola.

—No estoy para bromas, Dyo. Tú eres el enemigo, Ste me lo dijo —habló él, con saña en las palabras, aunque pronunciando con dulzura el nombre del tipo loco ese—. Has estado tratando de destruir todo lo que ha hecho, haciéndote pasar por el héroe del reino y engañando a todos a tu alrededor, pero no más, te voy a quitar la careta. Voy a darte una lección que nunca olvidarás.

—¿Entonces me has citado aquí porque me quieres golpear? —inquirió Kyungsoo, caminando con decisión hasta Jongin, llegando muy cerca de él e invadiendo su espacio—. Anda golpéame, Jongin.

—¡Mi nombre es Kai!

—No, tu nombre es Kai sólo cuando eres un súper héroe, de resto eres Kim Jongin, profesor de danza en la Universidad Nacional de EXODUS. Tus alumnos te aman, los representantes te aman... yo te amo.

—¡Cállate!

Jongin dio el primer el golpe, directo a la ceja de Kyungsoo partiéndola y haciendo que de esta carne rota corriera un pequeño hilo de sangre; tenía cara de que no podía creerlo porque miró su puño cerrado con estupor mientras Kyungsoo palpaba la sangre, mirando el resultado carmesí de lo que había provocado Jongin y su puño. No lo pudo creer, se le volvió a partir el alma, esa que de a poco reconstruía para poder luchar contra el hechizo, se rompió igual que la ceja pero en lugar de sangre, de ella corrían sus ilusiones, sus esperanzas. Jongin jamás le había levantado la mano, y sabía, sabía que estaba bajo un poderoso hechizo de amor pero dolía en el alma saber que Jongin le había sacado sangre del rostro.

Súper Kaisoo → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora