Uno

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OCTUBRE 2013

-Café hirviendo con tres de azúcar para Toph, otro igual para Sokka, café sin azúcar para Bumi y azúcar con chocolate para Katara, -Zuko nos entregaba nuestra respectiva bebida, quedándose él un café. Todos tomamos nuestros vasos en silencio y sin dar las gracias, sólo con un leve asentimiento con la cabeza.

El ambiente era sombrío, nos traspasaba las venas.

-Aún no me la puedo creer, -habló Sokka por sexta o séptima vez.

-Fue muy extraño a decir verdad, -contestó Zuko por todos y la escena volvió a mi cabeza como flash back.

Caminábamos hacía el camión con más tranquilidad de lo normal, Yue iba delante y Sokka detrás, dándonos tiempo, teníamos que hablar sobre algo que ninguno quería y no sabíamos cómo comenzar.

Hacía tiempo que Zuko y yo casi no hablábamos, nos evitábamos y la situación se había vuelto incomoda para todos en nuestro grupo de amigos (le llamábamos el equipo), quienes tenían que aguantar esos silencios incómodos cuando nos rehuíamos. La razón: un beso y por idiotas. Hace casi dos semanas ambos llegamos temprano y no había nadie en el aula de clases. Hablabamos de tonterías, como siempre, un silencio incómodo se apoderó del lugar y en sincronía, ambos nos acercamos, íbamos a decir algo, de eso no hay duda. Yo ya olvide que le iba a decir, no supe que quería decirme. Y sin más, un impulso, nos besamos. Claro que él me gustaba, pero nunca me atrevería a hacer algo, éramos amigos y no iba arriesgarme a perder esa amistad.

Así que ese día entre Yue y Sokka habían logrado juntarnos, Yue se había instalado delante de nosotros y Sokka detrás, para evitar que escapáramos. Seguíamos caminando.

No decíamos palabra alguna, Sokka ya iba refunfuñando y Yue cantaba. No sé qué cantaba. Me gustaría saberlo. Quizás "cielo rojo". No sé. Ahora nunca lo sabré.

Suspire con pesadez y Zuko me miró, nos detuvimos y Sokka hizo lo mismo, manteniendo la distancia.

Yue no supo que nos detuvimos. Ella siguió caminando y cantando. Sokka estaba en silencio. Zuko y yo nos mirábamos sin decir nada, sin atrevernos a dar el primer paso. Yue había llegado al puente que actuaba como parada de autobuses, no se percató de que nos detuvimos.

Seguía mirando esos ojos dorados cuando lo escuché. Fue Sokka. No sé qué gritó. Miramos hacía con él, pero él estaba bien, miramos hacía con Yue, pero ya no estaba. En su lugar había una camioneta volcada y mucho humo. No supe que hacer. Nadie sabía. Un muchacho que venía detrás de nosotros llamó a la policía. No demoraron las patrullas. Se escuchaban gritos. Sokka y Zuko gritaron para que sacaran a Yue, no los dejaron acercarse. Yo seguía parada. Zuko llamó a Bumi y pronto acudieron él y Toph. Yo seguía en shock. Toph llegó llorando. No me vieron, continuaron caminando hasta con la policía. Yo seguía de pie donde mismo.

Toph me vio, sacudió mis hombros y fue cuando todos se dieron cuenta de que yo seguía ahí. Me seguía sacudiendo. Yo seguía en shock.

Nada de lo que dijo me importó. No importó la cachetada que me dio, ni cuanto me gritó. Nada. No importaba nada.

Yue se había ido.

Toph me abrazó y solté el llanto.

-No lo vi venir, -le doy la razón a Sokka, aún no me lo puedo creer.

-Claro que no lo viste venir, -me dice Sokka con voz dura. -Estabas muy ocupada mirando a Zuko

Esas palabras me hacen enojar, porque sé que es cierto. Es mi culpa.

-No debieron juntarnos cuando no queríamos hablar, -le replico a Sokka, que aunque dice la verdad, no le he reclamado.

-Ustedes no debieron portarse como niños, -ahora salta Toph enojada.

-Es asunto nuestro cómo debíamos comportarnos, -le grito.

-Nadie tiene la culpa, -alega Zuko y quiero que se calle. No soporto que se comporte como si nada hubiera pasado. Como si Yue siguiera viva, como si no estuviéramos en su funeral peleando.

-Tú cállate, -le grito. Y se calla. -Además, ustedes no estaban, -le sigo gritando a Toph, -no tienes derecho a decirme cómo comportarme.

-Claro que tengo derecho. En el momento en que eso me afecta a mí, tengo todo el maldito derecho.

- No tienes derecho, porque de seguro estabas acostándote con Bumi en alguna parte mientras Yue era arrollada.

-Tú debiste arreglar las cosas con Zuko y nada de eso habría pasado.

-Es culpa mía, -miramos a Zuko que mira el féretro de nuestra amiga. -No debí haberte besado y arruinado nuestra amistad.

Y tiene razón. Aunque la culpa es mía por no aclarar las cosas primero. Por fijarme en un amigo que no me corresponde y que ha admitido que besarme es un error.

-LA CULPA ES MÍA, -grito ya no enojada, sino dolida, -¡por juntarme con una bola de idiotas como ustedes que no dejan de meterse en asuntos que no les incumben!

Entonces Sokka me suelta una cachetada y yo lo miró dolida. Salgo de ahí. No me detengo a ver: las caras de la gente que nos mira extrañados, las lágrimas de la familia de Yue, los gestos de estupefacción de nuestros compañeros de escuela, ni la mirada dolida de mi grupo, de mi equipo.

Salgo corriendo porque estoy dolida porque Sokka me dio una cachetada, porque Toph me echó la culpa de portarme como niña, de que Zuko haya admitido que besarnos fue un error, cuando fue algo bastante agradable que me dio esperanzas. Y sobre todo, porque me duele que mi mejor amiga no esté, que ya no la escucharé cantar Cielo Rojo y hablar de la luna, que no me dará zapes por meter la pata y ayudarme a sacarla, porque ya no estará. Y lloro, por todo y por más, porque Yue se fue.

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Hola. Aquí traigo un fic nuevo. Ya sé, ya sé. Pero este fic ya está terminado y subido en borrador de la pag.
Originalmente era un capitulo, pero me pareció muy largo y quedó dividido en seis. Iré publicando uno por día.
Gracias por leer y comentar.

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