Cap 2. Encuentro.

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Una noche fría, digna del mediado de otoño. Pero en aquella mansión, donde la musica amenazaba con romper todos los vidrios y las luces de colores parpadeaban de un lugar a otro, los cuerpos en pleno baile se restregaban entre si, provocando que en la atmósfera se sintiera la lujuria y la calentura de todos. En ese momento no existía tal cosa como el frío, solo estaba presente el deseo y la necesidad que brindaba el momento.

–¿como terminamos aquí? –hablo un peli-azul, de una tes blanca que poseía  unos inexpresivos ojos ámbar, los cuales miraban desde su asiento a la piscina frente a el y a los  tres chicos que lo acompañaban.

–es la pregunta del millón, kyousuke. A ver shindou, explica de nuevo. –dijo el chico a su lado mientras se sobaba la cien. Tenia el cabello blanco y usaba una coleta baja con un tono lila, sus ojos eran de un penetrante carmesí que contrastaba con su piel blanquecina.

–shindou, tu prometido te es infiel... –soltó de la nada, un tercero recostado en el piso con los brazos en la cabeza, su cabello, en dos coletas de color rosado, estaba disperso en el suelo, sus ojos cyan se abrieron para mirar al aludido con una sonrisa ladina, provocando que en el otro la vena de la frente se le inflame y un tic apareciera en su ojo izquierdo, aunque los mantenía cerrado, se notaba.

Shindou takuto, simplemente dio el ultimo trago a su bebida levantándose de mala manera, pisando los cabellos rosados e ignorando el grito de enojo del dueño de la melena, se dispuso a ingresar a la mansión seguido por los tres chicos. Su mirada era tranquila y serena, pero eso no quiere decir que sus pensamientos lo sean. Se acerco al DJ parando la musica, agarro el micrófono

–quiero a todos fuera de aquí– 

Muchos se enojaron y no se quedarían sin reclamar, pero antes de poder acercarse tsurugi y kirino sacaron un calibre 9 mm parabellum cada uno, obligando a que retrocedan.

–es que no entienden! – fue un grito seguido del eco de un disparo.
Gritos, cosas rompiéndose y luego silencio. Todos se habían ido, mas bien habían corrido por su vida.

Las luces ya estaban prendidas, y se podía apreciar el panorama de desastre que causo esa fiesta. Vasos rotos, botella de alcohol dispersas por todo lado, cuadros tirados, prendas de ropa esparcida por los suelos.

–pero... que... –

Los cuatro que estaban en el salón miraron a la escalera por donde provenía esa voz, encontrándose con un chico, quizás de menor edad que ellos, de tes blanca cabellos azul verdoso y unos ojos gatunos ocre, que miraban a los intrusos con confusión. Aunque se lo vea lindo, su vestimenta estaba hecha un desastre, su pantalón estaba desabrochado, la camisa estaba abierta dejando ver su torso y muchas marcas rojas esparcidas hasta el cuello.

–TIO/KAGEYAMA-SAN!  PODEMOS EXPLICARLO! -

Tres chico bajaban como podían las escaleras, arreglándose la ropa, hasta llegar a donde su amigo, quien seguía mirando a los "invitados". Estaban agitados, y no solo por la carrera que hicieron.

–¿quienes son ustedes?– hablaron dos de los chicos.

Ambos de tes canela. Uno tenia el cabello azabache con unos adornos tri-color a cada lado y sus ojos negros como la noche, mientras que el otro, tenia el cabello de color marrón con dos remolinos a sus costados y unos ojos azul platinado. Su vestimenta estaba arreglada lo mejor posible, aunque tenían botones mal intercalados.

–eso no importa!, MI TÍO ESTA EN CASA!! – respondió el tercer chico, tenia el cabello de un color morado, tenia ojos negros y su ropa consistía en una camisa larga que le tapaba los muslos, que ni siquiera parecía de el.

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