CAPÍTULO 20 :- No puedo...

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Mi primera reacción fue salir corriendo, como siempre hago, pero Anthony me agarró. ¿ Cómo iba a mirarle ahora a la cara a estas personas después de lo dicho ?

- Repite lo que has dicho - dijo mi primo.

- No puedo- le contesté- no puedo decirlo más.

- ¿ Por qué ? Te ayudaré en lo que haga falta- Dylan seguí allí parado sin moverse y me estaba asustando de verdad.

- Él es padre. Tiene uno y otro en camino. 

- ¿ Y eso que tiene que ver ? - preguntó Anthony.

- No puedo ser madre, no puedo hacer todo lo que siempre había querido. No puedo hacer nada. Debo irme.

Sin cambiarme de ropa, salí del gimnasio y me monté en el coche. Me tomé unos segundos y arranqué el coche. Solo había un lugar en este sitio que nadie conocía y ese era la playa, aquella tan bonita que utilicé de vía de escape varias veces.

Llegué en una media hora o algo así. Aparqué mi coche, salí y acabé tumbada en la arena, cerca de la orilla, mientras mis pies tocaban el frío agua de esta zona.

No sé ni cómo, ni cuándo me quedé dormida. Amaneció y los primeros rayos del día me despertaron. Al principio me costó recordar que hacía aquí.

- Mira, mamá, la sirena ha despertado- tenía a una niña pequeña dando voces en mi oído.

- Lo siento, no soy una sirena.- le dije a la niña.

- Perdona a mi hija, puede llegar a ser muy pesada.- dijo la madre amablemente.

- Te vimos aquí anoche y no quisimos despertarte, ¿ estás perdida o algo ?- preguntó la mujer.

- No, pero ojalá lo estuviera.

- Estás helada, ven con nosotras, nuestra casa es esa de ahí y podrías cambiarte de ropa. - dijo.

- Muchas gracias, pero no quiero molestar.

- Para nada, no molestas.

- De acuerdo.

Me guiaron hasta su casa y era un lugar tan acogedor y tranquilo y justo eso era lo que necesitaba.

- Ten esto. Creo que te irá bien, a mi ya me va pequeño, hace tiempo que no tengo esa figura.

- No hace falta, enserio- dije.

- Si hace falta, venga a la ducha.

Cuando el agua cayó bajo mi piel fue la mejor sensación del mundo, me sentía nueva.

Llegué al salón de esa casa y nuevamente le di las gracias un millón de veces.

- Le devolveré la ropa.

- Oh! No hace falta, ya me va pequeña y a ti te va como anillo al dedo - dijo amablemente. - ¿ Puedo preguntar el por qué estabas ahí sola ?

- Necesitaba tranquilidad.  Y este es el único lugar que nadie sabe que vengo.

- ¿ Vienes a menudo ? -preguntó.

- Hace más de cuatro años que no he pisado esa playa. Me mudé y al volver hay más problemas, más recuerdos, más de todo.

Sonó mi móvil y al ver en la pantalla el nombre de Jace directamente colgué.  El móvil no dejaba de sonar y yo no dejaba de colgar. Ahora mismo lo que menos quería era hablar con alguien que me conociera.

- ¿ No lo coges ? -  preguntó la niña.

- Leila.

- No pasa nada. No lo cojo porque ahora mismo no es ni son las personas a las que quiera darle explicaciones. -Volvió a sonar. - Te compró algo si lo coges y dices que se ha equivocado de número.

- Vale- dijo Leila emocionada.

Descolgó el teléfono y dijo lo que le había pedido. Dijo que se habían equivocado, que no me conocía ...

- Gracias - le dije cuando colgó.

- El chico parecía preocupado. - dijo.

- Leila, ve a tu habitación - dijo su madre.

- Pero...- su madre la miró y ella subió sin rechistar.

- ¿ Huyes de tu pareja ?¿ Te ha hecho algo ? - preguntó.

- No, creo que debería explicarlo.- asintió. - Volví a casa con mi futuro marido para pasar la  navidad y vi a mi ex novio en mi casa junto a un niño y una mujer embarazada. Me besó en mi habitación. Me fui al gimnasio y confesé todo. Y cuando digo todo es todo. Cada golpe era una palabra. Y lo dije a los cuatro vientos, dije que no puedo ser madre y que me odio por ello. Dije que odiaba a mi ex y a su novia por tener hijos, dije que me odiaba por verle con otra chica. También dije que me odiaba a misma por seguir igual de enamorada como el primer día. Y lo peor es que él lo escuchó todo. No podía hacer nada e hice lo que mejor se me da, que es huir.

- ¿ Y tu futuro marido ? - preguntó

- No estoy enamorada de él. No siento esas mariposa en mi estómago. Creía que sí, pero al volver a verlo me di cuenta de que no.

- Debes volver y hablar con todos.

- No puedo, él tiene un hijo, otro en camino y novia. No puedo volver y decir así porque si que le amo y que deje su vida por mi, no puedo hacer eso. No puedo hacer nada.

- Nunca es demasiado tarde.

- Eso conmigo no funciona, en esta etapa de mi vida no.

- ¿ Piensas estar así siempre ? - preguntó y yo asentí. - Vuelve, es lo mejor que puedes hacer.

Conviérteme En Una Bad Girl (GBG1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora