Capítulo 3

120 10 2
                                    

Miraba las rosas y sus detalles.

-Son muy hermosas.- dije levemente.

-Y así son de mal presagio, Ib.

Garry me tomó de los hombros e intentó jalarme hacia él.

-Busquemos una salida.- al no contestarle me movió un poco.- ¡Ib!

Sentía la necesidad de hacerle caso, pero me ganó el impulso de meter la mano ahí, como si mi mente se pusiera en blanco y no obedeciera a la razón.

Así terminé por tomar la rosa roja y sacarla de la caja lentamente. Dejé el tallo entre mis manos, lo sentía como si tuviera energía propia, una energía que se dirigía hacia mi cuerpo.

Si tuviera que describirlo con algo que todos sentimos sería cuando inhalas y exhalas profundamente pero sin hacerlo tú conscientemente. Sólo sentir esos movimientos internamente sin que muevas un solo músculo.

Cuando al fin todo mi cuerpo me obedecía miré a Garry sin poder explicarle con palabras o gestos lo que había sucedido, simplemente alcé la flor hacia él.

Era increíble lo que había hecho, ¿cómo pude dejarme llevar?

-No... no debiste tocarla.- me dijo con una expresión de terror en su cara.

-Garry.- susurré; sentí una lágrima fría cayendo por mi mejilla derecha.- No pude evitarlo, yo...- miré la rosa.

-Ib, si tú entras a ese infierno, te seguiré en él hasta el final.

Y diciendo eso se acercó para tomar la flor azul.

Los dos teníamos nuestras rosas frente a nuestro pecho, sin decirnos algo nos quedamos un tiempo a lado y lado. Sabíamos que literalmente nos condenamos a estar dentro de todo esto. Otra vez, pero con la diferencia de que ahora fue casi voluntario.

La habitación entera se desmoronaba mientras pasaban los segundos: los muebles se hacían polvo de diferentes colores y los pedazos de "cemento dibujado" en las paredes se convertían en virutas de crayola.

Al terminar todo, el verdadero escenario del lugar era el mundo fabricado, se veía como el cuaderno de Mary combinado con la galería.

Estaba lleno de cuadros rayados, muñecas de trapo o diferentes partes de algunas regadas por ahí, sangre dibujada en casi todo, aunque algunas manchas no se veían como dibujo, lo cual me puso nerviosa, también vimos muchas rayas extrañas y espirales hechos con pintura. Todo eso distribuido en cada pared y suelo.

Pero sabía que el lugar era mi casa, o al menos lo había sido hacía unos momentos.

De pronto caí en cuenta que Garry ya no estaba conmigo, desapareció de mi lado.

-¡Oye!, ¡esto no es divertido!- rodeé un dibujo de sofá secándome las lágrimas.- ¡Garry!

Di un par de pasos más y la habitación se estiró hacia delante, intenté no asustarme para poder continuar, luego caminé observando los cuadros: el colgado, la mujer de rojo, un puzle de leche. Y uno en especial muy grande que decía "Weiss Guertena".
Únicamente podía ver una parte del cuadro por mi estatura.

El hombre llevaba puesta una camisa blanca de manga larga con botones negros y el cuello mal acomodado, sostenía un pincel con su mano izquierda, y un godete de madera lleno de colores usados y mezclados en la otra, parecía que su mirada apuntaba al frente.

Levanté mi cabeza para poder ver su rostro, pero antes de lograrlo escuché golpeteos en la pared que estaba detrás de mí.


-¡Ah!- me giré - ¿...quién es?

Navidad fuera del arte (pendiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora