Limonero

3.6K 251 21
                                    

  Marinette se escabullo de su clase. Encontró en su bolso un trozo de papel que indicaba el horario de su próximo destino, ese oráculo agridulce venia apareciendo en su vida de diferentes maneras. A veces en su pupitre, otras en el locker y algunas tantas más descaradas, en su casa. 

  De camino giro su cuello hacia el cielo y noto un celeste despejado, mucho más sereno de lo que le gustaría que este.. Ella estaba nerviosa. Mantuvo su mirada baja hasta cruzarse con quien se había vuelto su único mejor amigo en estas constantes andadas, un limonero de gran tamaño. Ese árbol la había visto volver algunas veces sonriente y llena de vida, otras de carácter mucho más reciente: llorando. Seguramente ya conocía toda la historia, Marinette nunca le contó que sucedía más haya del camino de piedras al Señor Limonero, pero él ya debía sospecharlo. Se detuvo un segundo para quedarse mirando el color amarillo de sus frutos y sintió un nudo en la garganta al preguntarse.. ¿Como me verá volver hoy? 

  Cruzó el camino de piedras y las flores que lo rodeaban, el sol en su máximo esplendor la cegó. Entre cerro sus ojos para ver más allá, allí había una escultura que decoraba de manera elegante toda la desolada plaza. Apoyado en ella de manera distraída, Adrien.

Adrien Agreste, ese chico rubio y de ojos verdes la tenía loca de amor desde hace 3 años. Un día apareció en su vida para formar parte de ella de una manera obsesiva, tomo cada minuto y segundo en sus pensamientos. Cada sueño, deseos de cumpleaños, oraciones a dios.. Él notó su presencia y le sonrió mientras extendía su brazo indicando que se acercara, entonces Marinette sintió con seguridad que no sería ya jamas libre.

Con pasos pequeños y copiando su sonrisa, ella se puso a su lado. Esta vez él parecía apurado, quizás debía realizar algún trabajo dentro de media hora pensó ella. Tomo el cabello de Marinette y lo soltó. 

"Probablemente sea alguna clase de fetiche o lo único que le gusta de mi..."

Se cuestiono, pues realmente a él le encantaba tenerla de frente con su azulado pelo suelto.

No fue nada galán, no debía. No había necesidad de conquistarla si ambos sabían las reglas del juego. Él rodeo la cintura de Marinette con sus largos brazos y comenzó a besarla, entonces el tiempo se detuvo. Ella solo podía escuchar el latir de su corazón e intentar no abrir sus ojos, no quería caer en el hechizo del mago.. No esta vez.

La lengua de Adrien buscaba la llave que conectará la boca de ella con todo su cuerpo. Ella intentaba con todas sus fuerzas esconderla, tirarla, prenderla fuego y que jamas de los jamases nadie pueda abrir esa cerradura de nuevo. Pero él siempre la obtenía..

Cuándo escucho el sonido armonioso que indicaba su hallazgo, el joven de ojos verdes manteniendo una mirada penetrante siguió besandola pero esta vez en su cuello. Marinette se dio cuenta que no podía dejar de gemir y que todo el mínimo control que tenía de ella se había perdido por completo. 

Una lengua recorría su mejilla y oreja, la mente de ella gritaba "¡Detente!". Sentía una mano subir por su cintura hasta su escote "¡No más, basta!". En su espalda podía revivir la sensación de estar apoyada contra aquella escultura de marmol, su textura la hacia sentir miserable. Adrien apoyo una de sus manos en la mejilla de ella de una manera tan suave que ella abrió los ojos, creyó por un segundo que esta vez sería realmente diferente. Una pequeña luz dentro suyo hizo aparecer la esperanza de que su caballero de armadura blanca reluciría un día más pero rápidamente se dio cuenta que era una trampa. Él solo quería ver el celeste de sus pupilas, también quería que ella lo viera. 

Continuó con sus sucios trucos, con sus amagues de placer mientras que Marinette intentaba reclamar territorio dentro de su mente para decir o hacer algo. De un momento a otro ella pudo volver a pensar, de manera clara y vivida grito por dentro "¡No!" al sentir como él con prisa estaba abriendo los botones del jean que ella llevaba puesto. 

Miraculous Ladybug: ManiquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora