Cápitulo 5: Advertencia

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-¿Quién eres tú?¿Por qué me sigues?¿Cómo sabes mi nombre?-Le pregunté al muchacho, asustada. Estaba a unos metros de distancia, no me atrevía a acercarme más.
-Mi nombre es Jerome, sabrás quién soy cuando sea el momento adecuado. Ahora debes escucharme, no tienes que salir de tu casa. No vayas a ningún lugar público. Corres peligro, y los demás a tu alrededor también. Confía en mi.
-¿Cómo voy a confiar en una persona que no conozco? Ni siquiera quieres decirme quién eres. No me importa lo que digas, no te creo.- Estaba firme, no pensaba creerle ni una palabra a ese maniático.
-Tendrás que hacerlo. No puedo detenerte, pero si vas a aquella fiesta, habrá consecuencias.- Lo dijo serio, ya me estaba asustando.
-¿Qué consecuencias?¿Por qué me sigues? Llamaré a la policia.- Estaba por sacar el telefóno cuando...

  El chico se levantó y se paró delante mío.

-Llama a quién quieras, nadie te creerá ni podrán encontrarme, porque prácticamente no existo para ellos...

  Mi corazón comenzó a latir más rápido. ¿Cómo que no existía para ellos?

-Mary, te sigo porque tengo que protegerte.

  ¿Protegerme de que? No entendía a qué se refería.

-¡Explícame!- Ya estaba llena de ira.

  Pero Jerome había desaparecido, no sabía en qué momento ni cómo. Pero ya no estaba. Quería saber quién era. Nadie le pidió que me proteja.

  Pasaron miles de preguntas por mi cabeza que no pude responder. Estaba cansada y asustada. Quería llegar a mi casa. Mi corazón latía con fuerza.

  Seguí caminando con el paso apresurado, casi corriendo. ¿De dónde vendría ese chico?¿Cómo desapareció tan rápido?¿Qué quería de mí? Odiaba no poder responder mis preguntas. No quería estar sola, me había cansado de estarlo.

  Llegué a mi casa y entré lo más rápido que pude. No miré atras. Dejé mis cosas sobre mi cama y me acosté en la de mi madre. Era mucho más cómoda y grande.

  No podía dormir. Mi cabeza era un espiral sin fin. Dejé de pensar y cerré mis ojos.

***
  Me encontraba en un lugar extraño. Parecía una cabaña y yo estaba acostada en un sillón. Comencé a explorar el lugar, parecía viejo. Tenia 2 habitaciones, un baño y una cocina. Creo que yo estaba en el living. A pesar de todas las divisiones, era muy pequeña y sucia. Tenía telarañas en los techos y ventanas. Estaba medio oscuro. Observé por la ventana, parecía un bosque. ¿Qué hacía ahi? De repente escucho una voz cantando detrás de mi.

-Oh, aquí estas. Pensé que nunca te despertarías. ¿Quieres té?- Era Jerome. Estaba muy confundida. ¿Cómo había llegado allí?
-¿Qué estoy haciendo aquí?¿Cómo llegué?
-Llegaste tú sola, cielo. Si estás aquí, quieres respuestas. Pero lamentablemente no puedo dártelas, como te dije hace... ¿una hora?
-Si fue hace una hora, yo estaría durmiendo...- Estaba desconcertada, hasta que entendí.- Espera, ¿estoy soñando?
-Si Mary, estás soñando conmigo. Era de esperarse- Tenía su tono burlón y arrogante.

  Escuché unos gritos afuera. Era de una mujer pidiendo ayuda.

-¿Qué es eso?
-Yo no iría si fuera tú.

  Salí de la cabaña y fuí al lugar donde prevenían los gritos. Parecían desesperados, como si corrieran peligro.

  Llegué, estaba mi madre arrodillada en el piso con el cuerpo moribundo de mi padre. Había sangre, mucha sangre. Mi madre lloraba desconsoladamente. Sus lágrimas caían como lluvia y mi padre no se movía. Se estaban sosteniendo las manos, con mucho cariño. Mi corazón dió un vuelco. Corrí hacía ellos, pero mientras más rápido iba, más se alejaba la imágen de mis padres. Quería alcanzarlos, quería saber que sucedió, quería abrazar a mi madre. No pude más. Solté un grito ahogado y caí al piso. No podía respirar, quería levantarme pero no podía. Mi rostro se estaba nublando, pero ví a Jerome.

Esencia BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora