Muñeca De Porcelana ✔ 2

capítulo ultimo

U L T I M O _ C A P Í T U L O cuando lo blanco se tiñe de carmín.

•yoko:yo... Tengo que ir a buscarla

•kou:porque te vas tan pronto mi querida neko-chan

•shuu:y para que? Después de todo ya eres libre

•yoko:eso es algo que ya no les incumbe

•azusa:tu...crees eso?

•ayato:no irás a ninguna parte -la sujeto

•yoko:esto lo hice por ella supongo que abra que terminarlo por ella -Sonreí

Narra Yoko

Salí de la enorme mansión vagando con rapidez por el enorme bosque podía sentir un olor desagradable como si algo se pudiera.

«-ella, que tal se ella está muerta?
-entonces lo estará por tu causa »

Sentí una punzada en el pecho, me detuve por un momento era como sentir su dolor.

La luz de la luna iluminó mi rostro mientras quitaba algunas ramas dejándome escuchar el sonido de un río

•yoko:yui....

•yui:yoko... Estas con vida -dijo al borde del enorme precipicio.

Jamás había sentido ese miedo en mi interior

•yoko:si...si yui ven -le tendí mi mano mientras caminaba con lentitud

•yui:no...no puedo yo probé que esto -se alejaba más - miraré ahora... Eres una de ello yo tuve la culpa de esto

•yoko:fue....fueron y serán mis decisiones siempre lo han sido

•yui:yo...yo las provoque -comenzo a llorar mientras se alejaba

•yoko:ey no mirame, tu siempre fuiste complicada y lo supe desde que te dejaron en la puerta de papá ... Pero le hice una promesa siempre escuchame bien SIEMPRE te cuidaría -me acerque - ese rosario recuerdo que yo te lo puse

•yui:yoko... Perdoname -se lanzo al vacío

Corrí para atraparla pero era tarde su cuerpo se desplomó como una roca, baje hasta la orilla del río y me acerqué a el, me incliné con lentitud tomando el rosario que estaba en una pequeña roca atorado contra la corriente mientras el cuerpo de yui había desaparecido dejando un rastro de sangre entre las rocas .

Me di cuenta como todo pasó de "blanco" a carmín intenso, pose el rosario lleno de ese mismo líquido que llenaba mis manos, en mi pecho.

•yoko:yui... Yo también lo siento

Camine ahora con lentitud por la maleza, no dije nada y no lloré estaba tan seca como una muñeca.

Llegue por fin a la enorme mansión sin dar un paso más allá sólo la contemple mientras sujetaba con fuerza aquel rosario empapado de lo que fue su sangre. Me di la vuelta y respire profundo para después desparecer.

Pues fue el último gracias por todo si por todoo