CAPÍTULO 03: El casi beso.

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| Luna |

Luego de haberme arriesgado así por Simón, no sé por qué lo hice, sólo fue... De repente, no soportaría ver como moría ahogado por la culpa de Matteo.

Sequé mis manos con mi toalla, mientras paso secarme el rostro y el cabello. Simón se mantenía observandome desde el otro lado de la alberca, mientras la mamá lo bombardeada con muchísimas preguntas.

Mi comisura se levanta un poco, con la intención de sonreír, pero no, termino haciendo una mueca. Neta que no me sale sonreír amable o dulcemente.

•••

Me siento en el sillón, abriendo el libro por la página 23. Luego de unos minutos leyendo los párrafos, mi mirada queda plantada en uno de los cuadros de mi tía, Sharon Benson. Dónde sale muy padre, siendo sincera, me mantengo ahí por varios segundos. Observándola.

Pero logro escuchar unos murmuros desde el otro lado de la sala, son Ámbar y, ¿Simón? ¿qué se supone que hacen ellos dos juntos? Aprieto los labios, sintiendo una extraña y nueva sensación en mi estómago.

No, no estoy celosa.

—¡¿Pero por qué la espías, Simón?! —Susurra muy enojada, mientras lo mira con desaprobación.

—Sentía curiosidad, nada más, Ámbar. —Responde Simón, algo apenado.

—Vete, Simón. —Gruñe Ámbar, mientras lo mira mal—. ¡Vete ahora mismo!

No dudo ni un segundo en levantarme del sillón y salir por esa puerta, chocando con Simón al pasar. Él se disculpa y sigo de largo, dando zancadas. ¿Por qué me estaba espiando? ¿Tan extraña soy como para que le entre la curiosidad?

Miles de preguntas empiezan a bombardear mi mente.

—Hola, Lunita. —Me saluda Ámbar, con su típico acento argentino.

—Ámbar, ¿qué fue todo eso? —Pregunto refiriéndome a la discusión que mantenían ellos dos afuera de la sala, ella niega restándole importancia.

—Nada importante, Simón te estaba espiando mientras leías tu libro.

—¿Hacía eso? —Frunzo el ceño, confundida. Ella sólo asiente.

—Sí, oye, saldré con Matteo un rato a conocer Cancún. ¿Querés venir? —Dice Ámbar, con una sonrisa radiante mientras se encamina hacia la puerta principal de la mansión con sus patines en manos.

—No, gracias. Estoy ocupada terminando mi libro.

—Tú y tus cosas nerds, Lunita. Deberías dejar de hacer eso, y salir a divertirte un poco, al menos. Nos vamos en unos días y no has salido a conocer Cancún. —Me regaña, mientras se coloca el casco de seguridad.

—Para otra ocasión, Ámbar. Hasta pronto. —Me despido de ella con una sonrisa forzada, ella frunce el ceño levemente mientras se despide de mí con un beso en la mejilla, saliendo disparada en sus patines hacia afuera con Matteo.

Suelto un suspiro mientras cierra la puerta, y camino por el lado contrario.

—¿No te gustaría conocer Cancún? —Pregunta una voz varonil a mis espaldas, sonrío sin ganas mientras volteo a mirarlo cómica. Él me sonríe.

—No, gracias.

—Oh, Luna. Sal al menos a agarrar un poco de aire fresco.

—La última vez que lo hice, terminé con comida en mi costosa ropa y mojada hasta los pies. —Respondo neutral, él se sorprende por mi actitud, para luego chasquear la lengua. — ¿Qué?

—¿Y sí salimos a patinar?

—Álvarez, no insistas, ¿Bien? No pienso salir de aquí.

—¿Acaso tienes... Miedo? —Sonríe burlón, mientras cruza sus brazos. Entre cierro mis ojos verdosos, mirándolo retadora.

—¿Miedo? Esa palabra no existe en mi diccionario personal, Álvarez. —Sonrío falsamente. — ¿Cuándo nos vamos?

Él sonríe satisfecho mientras se acerca a mí, quedando a pocos centímetros de mi rostro.

—Ahora mismo, Valente. —Besa mi mejilla, mientras se aleja por los pasillos, seguramente yendo a buscar sus patines. Toco con sospresa mi mejilla, mi comisura ser levanta un poco, formándose una tonta sonrisa que se borra al instante cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo.

Me limpio la mejilla, con un semblante serio.

—Soy Benson. —Afirmo con una sonrisa de superioridad,  mientras lo veo acercarse con sus patines puesto y los mios en sus manos.

—¿Crees qué eso me importa? —Pregunta con aire burlón.

Ruedo los ojos indignada, mientras camino hacia él jalando su brazo para avanzar.

•••

Simón y yo llevábamos horas patinado, él mantenía una sonrisa que transmitía felicidad.
Sin darme cuenta choco con su espalda, haciendo que este girase hasta mirarme a los ojos.

—Ten cuidado, Lunita. —Dice con una sonrisa divertida.

—Te atravesaste en mi camino, Álvarez. —Contraataco, algo molesta y nerviosa. Su rostro se acerca un poco al mío, casi rozando nuestras narices. No podía reaccionar, estaba helada. Sus labios estaba muy cerca de los míos, nos íbamos a besar y yo no hacia nada para detenerlo.

—¿Luna? ¿Simón? —Escuho una voz a mis espaldas, la voz inconfundible de Ámbar Smith. Su semblante estaba serio, mientras cruzaba miradas con Simón.

—Hola, Ámbar. —Dice Simón, incómodo.

—No, para vos, soy Señorita Smith. —Su voz sonaba neutral, Matteo se mantenía callado, mientras me miraba sorprendido y a Simón lo miraba mal.

—Creo... Que me tengo que ir...

—Sí, fuera de aquí, mexicano. —Masculló entre dientes Matteo, mientras apunta hacia atrás de él para que se fuera de aquí. Simón asiente algo molesto, mientras se va de ahí, no sin antes besar mi mejilla.

Déjandome helada.
Casi nos besamos, Simón me iba a besar y yo se lo permitiría... Fue un casi beso para ambos.

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¡Al fin actualizo! ¡Dios escuchó sus plegarias! JAJA, oc.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2016 ⏰

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