Amargura

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Se quedo viendo como su padre se alejaba con ella en brazos, con su hermana en brazos.

El hombre que alguna vez había sido jamas volvería ser el mismo, pensaba el joven Brief mientras veía a su padre romper en llanto en su trayecto a la salida del lugar.

Al revisar el panorama en que se encontraba se topo con una Pan hecha un ovillo, con la navaja tirada a pocos centímetros de ella y percatandose de que en algún momento durante la distracción de la gente por la llegada de la policia ella había aprovechado para deshacerse de los enormes tacones negros que portaba quedando descalza.

Pero ahora mismo eso no era lo que le importaba.

Volteo rápidamente hacia su costado izquierdo, a unos metros se encontraban ellas, las únicas mujeres de importancia que quedaban en su vida.

La misma chiquilla que minutos antes había asesinado a su hermana se había encargado de alejarlas a todas las demas.

Sus amigas, sus compañeras de trabajo, todas habían sido chantajeadas, burladas y manipuladas por ella.

La causante de sus desgracias estaba justo a sus espaldas, aparentando ser la más frágil de las flores, cuando en realidad era el más mortal de los venenos.

Simplemente se encontraba sentada, abrazando sus piernas y murmurando en silencio algo que nadie ajeno a su propia mente podía oir.

Hubiera sido el momento perfecto, llegar asta ella y tomarla del cuello, decirle en su cara todo lo que sentia por ella, cuan infeliz había sido desde que la encontró, hacerle saber que desde ese día ella era la causa de su sufrimiento.

La despreciaba, había arruinado su vida, había terminado con la de su hermana y había marcado sentencia para la suya.

Con los puños apretados dejo caer una ultima lágrima y le dio nuevamente la espalda, solo para hacer lo que cualquier humano con más cerebro que ella hubiera hecho:

Buscar consuelo.

Pero se retracto en cuanto vio a esa mujer.

La peliazul sollozaba en el suelo sin respiro alguno, su alma se había quebrado, su niña ya no estaba, se había ido para siempre y jamás podría recuperarla.

Se le encogia el corazón por la rabia, ahora solo deseaba encontrar al responsable para matarlo con sus propias manos y hacer que sufriera lo que ella.

Pero lo peor era que el responsable estaba frente a ella, aparentando su mismo dolor, con lágrimas cayendo de sus ojos con inocencia y meciéndose sobre su propio cuerpo.

La dolía su propia perdida, pero también le dolía ella, le dolía que la conocia, que conocía a sus padres.

Era una niña.

No podía hacer nada contra ella sin quedar como el malo de la historia, cualquier ofensa sería muy bien utilizada por la chiquilla, lo sabia, ya antes la había visto hacerlo, pero en esas ocasiones es estaba de su lado, en el lado del fiscal, y ahora se debatía entre abandonar por completo el juicio o atender sus adentros y someterse a la humillación de estar en el banquillo del acusado.

No hizo caso a ninguna de las dos.

Se dedicó a buscar el tan deseado consuelo en la única persona que aún podía darselo, la que no estaba derramando lágrimas de amargura y de dolor...

Solo el podría consolarlo...

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2018 ⏰

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Felicidad o Tristeza || PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora