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Los gritos de júbilo no pararon hasta que finalmente fue Ken, el que habló pidiendo la palabra.

— Muy bien, creo que me corresponde hacer un brindis por nuestro querido N, para celebrar su próximo casamiento — dijo solemnemente.

Después de que Hyuk y N tomaran sus copas, los tres gritaron "salud" y se levantaron de sus lugares, para abrazar a N y felicitarlo por su compromiso.

— Ay, chicos la verdad es que no me lo creo... ¡me voy a casar! — dijo radiante de felicidad N.

— ¡Ya era hora! — dijo Ken.

— Cállate, Ken — le dijo esta vez Hyuk.

— ¡No! Ahora no me voy a callar, es mi turno.

— Está bien — dijeron al unísono N y Hyuk.

— Pero ya en serio... estoy muy feliz por ti, N... ojalá mi Woonie y yo también nos casemos algún día.

— Ya veraz que sí — le respondió N.

— Si pero ya lo conocen, a veces es muy frio conmigo, y pareciera que soy yo el único que lleva la relación por los dos.

— Oye, no te pongas así, Leo es un tanto difícil pero te ama, sino no estaría a tu lado.

Ken miró a N el cual acababa de decirle esas palabras y sonriendo de nuevo, agregó.

— Tienes toda la razón, especialmente porque después de todo siempre termina siguiéndome en mis locuras.

* * *


Ken apenas y tenía un par de meses de estar viviendo en la casa de Leo, el cual, como contador público, era alguien muy meticuloso y sobre todo bastante serio. Pero que con Ken se comportaba de una manera un tanto diferente.

Se habían conocido hacía dos años, cuando Ken solicitó los servicios de Leo para poner en orden el papeleo de su tienda de disfraces. Dos personalidades distintas con vidas totalmente diferentes, parecía que nunca encajarían. Aunque la verdad era que ambos tenían muchas otras cosas en común y esa había sido la razón por la cual terminaron juntos como pareja.

Leo trabajaba en un despacho contable de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Mientras que Ken, lo hacía a partir de las 11 de la mañana, ya que ser el dueño de una tienda de disfraces en el centro de la ciudad tenía sus ventajas.

De los tres amigos, Ken era el más divertido y arriesgado en ciertas cosas, además era el que había probado casi de todo en el ámbito sexual, a excepción del sado. Y aunque Leo jamás lo reconocería en voz alta, también disfrutaba enormemente de las locuras que Ken le pedía que le hiciera.

El fin de semana anterior a su reunión con Hyuk y N, Ken se encontraba haciendo el inventario de los nuevos disfraces que pronto estarían disponibles para su venta. Y ese fue justo el momento en el que una idea un tanto descabellada se le pasó por la cabeza.

Para Ken no era raro probarse de vez en cuando su propia mercancía, y aunque siempre lo hacía solo por diversión, cuando algo se le clavaba entre ceja y ceja, simplemente hacía hasta lo imposible porque se cumplieran sus deseos, por muy locos que estos fueran.

Casi todos los días era habitual para Leo, que al llegar a casa, Ken siempre lo recibía con demasiada efusividad, como si no lo hubiera visto en años, y aunque al principio eso le llegó a molestar, ya estaba más que acostumbrado a ello.

Por eso cuando llegó el viernes por la tarde, realmente resintió un poco el llegar a casa y encontrarse con que Ken no se encontraba en ella. Dejó sus cosas en el mueble a un lado de la entrada, en su lugar de siempre, y fue hasta la cocina por un vaso de agua.

Ladies Night [VIXX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora