¿hoy?

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Me encontré ahí, con las cortinas ondeando parecidas a las olas del mar, con la luz de noche iluminando aproximadamente un 64% de la habitación, con la puerta abierta dándome un reflejo del eco oscuro que consumió el departamento, con el reloj digital de dudosa fiabilidad marcando las 2:36 am. ¿Am? ¿Nunca han pensado que el tiempo vuela? Vuela como un ave que surca el mar en donde las olas chocan con un ocaso que cubre el 64% del mundo, vuela como si atravesara veintidós millones, trecientos cuatro mil, quinientas veinte puertas abiertas mostrando el reflejo oscuro de montañas consumidas por nubes que aparecieron a las 2:36 am. ¿Am? Pero entonces es cuando tomo mi teléfono, debo reconocer que hice el tiempo volar con cada 22 minutos que pasaban tras cada episodio del anime que estaba viendo o vi o vimos. Tomo mi teléfono y lo hago, me decido, me armo de valor, me coloco la armadura del coraje, me voy por el camino de la derecha. Uno solo. Fue uno solo de los clicks. Adiós.

En esas épocas cristalinas navideñas yo solía ser un chico común, un chico que pasaba sin pena ni gloria, un chico como cualquier otro con ideales distintos que por ser distintos me hacían distinto a los distintos. Que por hacerme yo... pero, ¿qué es yo? si yo no estoy en este momento aquí, yo quiero al yo de ese momento, pero yo sé que no soy ese yo. Yo estoy en la habitación comiendo mi delito.

¿Qué hice yo? Decidí, por cargo propio, eliminar mi vida social, ¿la vida social que tenía yo era digna de llamarse "vida"? Pues no lo sé, pero la eliminé, la borré, la boté, la deseché. ¿Me suicidé? No gracias, yo no estoy para eliminar un yo. Solo  lo hice en el contexto más lógico de la oración. Tomé cada una de mis redes sociales y las borré, cerré mis cuentas. ¿Por qué? Su culpa. ¿Fue su culpa o yo digo que fue su culpa? Peligro con lo que quieras decir, pues pondría en peligro el contexto del escrito.

Siento que divago y no voy a ningún punto, a ningún lado, acostado en la habitación con olas tocándome los pies, pájaros cantando y 2:36 horas de mañana pasadas. Quiero saber qué yo falló. ¿Qué yo hizo mal lo que el yo actual está pagando? ¿Qué yo debe ser culpado? ¿Tal vez te culpo a ti?

Suena la alarma. ¿No eran las 2:36? Pasaron a ser las 4 de la tarde y yo, en mi oscura habitación mental, seguía pensando en las 2:36. ¿Hice bien? Dejé a un yo atrás que no quería aceptar a un yo actual. Tomo mi teléfono y pienso: ¿Extrañaré a ese yo? Pero si extraño a ese yo me veo obligado a decir que ese yo vale, pero si vale, entonces el actual vale y así con los anteriores hasta que lleguemos a uno que no vale pero por no valer hace que los demás no valgan.

Y ahí estoy yo, escribiendo en la computadora párrafos sin sentido pero con un sentido propio, algo subjetivo que yo debo analizar. Tal vez yo tengo que hacer que cobren sentido o tal vez ya lo tienen, cómo sea, yo estoy aquí y mañana también estaré aquí siendo el mismo yo que no quiero ser.

Fue mi culpa, lo acepto.

¿2:36?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora