Prólogo

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La historia de Scatta transcurre después de la gran Guerra Única, luego de que el reino de Firios fuese destruido por el ataque de la mano derecha de la reina del reino Oscuro.

Scatta tenía apenas 10 años, estaba jugando con sus únicos dos amigos cerca de las casas en la plaza cuando sonaron las campanas de emergencia. En un abrir y cerrar de ojos el majestuoso reino se estaba cayendo a pedazos, solo por una única persona envuelta en oscuridad.

Los adultos intentaron que sus hijos escaparan, pero el atacante no tuvo piedad alguna, no dejó ni una sola alma con vida. Todo ocurrió en una fracción de segundo. Sólo quedaba Scatta tirado en unos arbustos lleno de heridas.

Al despertar, solo quedaban las ruinas del reino incendiándose. Scatta no lograba recordar nada, ni a su familia, ni a sus amigos, ni el reino en sí. Desconcertado y entristecido, caminó deambulando sin rumbo, buscando a algún sobreviviente, hasta llegar exhausto a un gremio, que lo acogió y cuidó por unos meses. Le enseñaron a cumplir misiones comunes, como cazar criaturas y robar, para así valerse por sí solo y empezar a pagar las deudas que le debía al gremio.

Scatta vivía sus días de gremio en gremio, sin ninguna motivación, no tenía ninguna ambición ni ningún objetivo en la vida. Pasaba los años practicando sus habilidades con la espada, sin un maestro y sin un compañero, nadie a quién pudiera llamar "amigo" realmente.

Parecía que mientras más años pasaban, la gente mas lo ignoraba y despreciaba, antes lo ayudaban por ser un niño y por la tragedia que había ocurrido, pero ahora ya nadie lo reconocía en los pueblos mas lejanos en donde daban por hecho que todos los Firios habían muerto y nadie le creía cuando decía ser el único sobreviviente, principalmente porque sus poderes no estaban desarrollados y no tenía con qué refutar su "mentira".

Realmente no le importaba la gente, sentía odio hacia los que lo odiaban, y era amable con quienes lo trataban bien, al menos hasta poder aprovecharse de ellos y robar algunas cosas antes de irse al siguiente pueblo.

Ya cumplidos los 17, mientras caminaba por los bosques que ni el conocía, escuchó una voz casi celestial que reía con cariño y le decía.

-Scatta, verdad? Eres un chico muy travieso, eres un espadachín que no da su vida por algo. Y todos los espadachines le prometen lealtad a algo. No tienes nada por qué morir o por qué vivir?

Impresionado por la burla, no dudó ni titubeó en responderle amablemente:

-Y a ti que te importa? Acaso eres mi papá o mi mamá para decirme qué hacer?

En ese instante apareció frente a él una luz cegadora, que formaba el cuerpo de una chica muy hermosa con orejas y cola vestida de blanco, que se acercaba a él sonriendo con ternura.

-Sabes quién soy?

-Ehh... no, ni idea. -respondió intentando mirarla- Eres una vieja rara que me está retando.

La chica lo agarro de las mejillas apretándoselas y tirándolas con fuerza.

-No soy una vieja. -le dijo ofendida apretándole más fuerte- Soy... nono, eso no importa. Estoy aquí porque quiero ayudarte a ayudarme a mí y a otros.

-Auch!!... -se quejó Scatta sobándose las mejillas- Y por qué debería hacerte caso? No te conozco y vienes y me aprietas los kachetes¹ y me dices que te ayude... Ah??

-Sé que no tienes nada mejor que hacer... y aún no me has atacado con tu espada, por qué será? -le sonrió-

-Porque... eres... un... Espíritu Ancestral...

-Sip! Tú solito te diste cuenta, por eso puedes confiar en mí, así que mira; Tengo un gremio muy grande, que tiene a varias personitas muy especiales en él, y quiero que te unas a ellos. Tú simplemente diles que vienes de parte de Daria y ya, estarás dentro comiendo tres veces al día y durmiendo en una cama todas las noches. -le sonrió entusiasmada-

-Me huele a mentira... -dudó Scatta mirándole la cola y las orejas, impresionado igualmente por el resplandor que no dejaba de emitir- Un EA frente a mí, ofreciéndome un hogar, así sin más, gratis...?

-Bueeeno... ya te lo dije, quiero ayudarte a que me ayudes a mí y a otros. Eres mucho mas importante de lo que crees. Al menos para mí. -volvió a decir con ternura y con una sonrisa-

Scatta pensó por unos instantes, recordando lo poco que había valido su vida hasta ahora, aún dudando si confiar en el Espíritu frente a él, la cual lo miraba con cariño. Esperando el sí por respuesta, agregó.

-Podrías viajar por Wintu buscando a otros espadachines que hayan sobrevivido...

Los ojos le brillaron en el instante a Scatta frente a las palabras que acababa de decir el espíritu, como si un soplo de vida y nueva esperanza le dieran un sentido a su vida; la posibilidad de que hubieran mas espadachines con vida aparte de él.

-Bien, acepto. Aunque no te conozca, confiaré en ti y haré lo que me pides, PERO, sólo por esta vez. Hasta que encuentre a otros espadachines. -dijo Scatta recalcando con una risa confiada-

-Hecho! -dijo el espíritu feliz- Primero te diré cómo llegar, necesitarás esto. -explicó juntando ambas manos, creando lo que parecía ser una pequeña esfera de cristal, la cual le pasó a Scatta- Cerca de aquí hay un templo que ocupábamos antiguamente los Espíritus Ancestrales. Debes poner esta pelotita en el centro del templo y ella te invocará frente a la casa del gremio. O tal vez unos kilómetros más atrás. -sonrió- Al llegar sólo dí que te mandó Daria y ellos te guiaran. Y eso!

-Qué? Nada más?? Wow... -exclamó Scatta mirando la esfera-

-Mándale mis saludos a todos, si? Y cuídate mucho! -dijo despidiéndose, mientras le daba un beso en la frente- Nos vemos!

El espíritu se transformó en un lobo gigante de pelo blanco, que desapareció por el bosque dejando pasmado a Scatta. Nuevamente, miró la esfera y se tocó la frente, sin entender que había pasado recién, marcó rumbo al templo que el espíritu le había dicho.

Al llegar, luego de varias horas intentando inútilmente hacer funcionar la esfera, ésta empezó a brillar sin control, cegando a Scatta y dejándolo tirado en la nieve. Al levantarse, se dio cuenta de que ya estaba en el lugar que ella le había mencionado, rodeado de nieve y frío.

Se levantó y apresurado miró hacia todos lados buscando la casa del gremio que distinguió a lo lejos. Llegando, tocó la puerta entusiasmado, dispuesto a luchar en batalla con quien fuese y demostrar su valor.

Han pasado ya unos meses, Scatta está aburrido del gremio porque no le asignan misiones por ser el "nuevo".

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¹kachetes: mejillas, tanto de la cara como las del trasero.

El Último EspadachínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora