Capítulo 11. Cicatrices

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(5 de Mayo del 2013)

Gabriela

Del techo ahora caen más goteras. Mamá no se preocupa por las reparaciones de la casa, una, dos, tres...trece, catorce...

- ¡Gorda!, ¡Gorda!

Sus gritos llevan ya rato, ocultarme en el sótano, es una gran idea. No iré a comprarle su alcohol, no esta vez. Abrazo mis piernas y me encojo debajo de una tubería. Ya estoy acostumbrada a la oscuridad, no me aterra, soy parte de ella.

A veces me gusta quedarme inmóvil y simular que soy un objeto más de la casa, aunque no uno decorativo, si no mas bien como un mueble viejo al que nadie quiere, al que nadie necesita, de esos objetos que se regalan pero nadie quiere aceptar.

Ayer llego carta de mi tío insiste que pase unas vacaciones en su casa. Se que mamá no lo permitirá, ella en el fondo no quiere que la abandone porque estar sola le recuerda lo miserable que es. Y no quiere ser la única que sufre por lo que me arrastra con ella, ya estoy en el fondo ¿Cuál miserable debo ser para que ella sea feliz?...eso deje de preguntármelo hace tiempo, porque llegue a una triste conclusión, nunca soy suficiente para ella y no lo seré nunca.

Ya llevo tres horas ocultándome de ella, me he vuelto buena en ser invisible, y eso es un gran logro considerando lo gorda que soy. De pronto la puerta del sótano se abre y la luz me ciega un poco, mi cuerpo tiembla inconscientemente y escucho el sonar de unas botas al bajar la vieja escalera de madera, yo me arrullo más en mi lugar.

¡Que se vaya!, ¡Que se vaya!...

-Con que aquí estabas, ¡pequeña sabandija! -el hombre se acerca y me saca de mi no ya seguro escondite -eres una asquerosa, ¡gorda! -me jala de los cabellos y me saca a empujones

Mi madre estaba afuera, tenía una botella vacía y tenia el ceño fruncido.

- Raquel, aquí encontré a la gorda -me tira hacia ella

- ¿pensante que podías esconderte? -me reclama mi mamá

No respondí y eso pareció molestarle, porque me zarandeo, me pone la botella vacía en mis manos y me señala la puerta

- ¿y el dinero? -dije apenas audible

-Consíguelo no sé...prostitúyete en una esquina -ella y el hombre que la acompaña, se empiezan a reír muy fuerte

-Gran chiste -dice él, limpiándose unas cuantas lágrimas. Del bolsillo de su pantalón saca su billetera y me extiende un par de dólares -arréglate con eso

Ja. No comprare su estúpido alcohol. Salgo de la casa, no sin antes tomar mi chaqueta afuera hace mucho frío y tardare en regresar.

El aire me golpea como una brisa fresca, ya es de noche y ni siquiera me había dado cuenta...es un verdadero infierno pero a ellos les espera algo mucho peor, ya lo verán muy pronto.

Camino sin rumbo fijo, en una esquina veo unos gamberros algunos me gritan palabras insultantes y yo acelero el paso...yo ya tengo planeada como va hacer mi muerte ¡idiotas! Voy a la calle que me dirige al parque, cuanta nostalgia me trae, espero que la banca en la que en muchas noches he dormido aún este desocupada.

Abrigo un poco mas mi cuello y ver a la gente pasar felices, con amigos, en familia es como si me apuñalaran el corazón ¡cuanta envidia siento de su felicidad!, aun conservo la botella vacía de alcohol, las personas deben pensar de mi una alcohólica y por eso sus miradas de repulsión y cambian de acera cuando paso cerca. Tranquilos no les pegare nada contagioso, aunque...me gustaría.

Llego al populoso parque. Esta atestado de gente, vendedores ambulantes, personas que solo vienen por el wifi gratis, parejas de enamorados ocupando las bancas. Y en mi banca la que esperaba dormir hoy, se encuentra una anciana vagabunda, tiene gatos alrededor, nadie quiere acercársele. Pero yo si, me siento que me observa de reojo, yo pongo la botella a un lado y hago como si observo a un grupo de niños que juegan en el área de juegos.

-Y bien, ¿has aumentado el número de tu lista?

-Oh sí, es una muy grande. Lo escribí ayer

-Enseguida me la llevare, ¿tienes todo preparado para ese día?

-Estoy mas que preparada para ese día, es más creo que naci para morir de forma épica -sonrió

-Ya veo, sabía que no me equivocaba contigo. ¿Sabes el número de personas que se reúnen en este parque?

-No lo sé...miles -dije dudosa

-sí y cuantas de ellas ocupan el wifi

-Miles -sonríe

-Exacto, oh bendita tecnología - se burla, observando a los jóvenes como si fueran su presa, después de un tiempo vuelve hablar - créeme niña serás viral y yo tendré grandes banquetes

-Eso espero -digo presionando el puño cerrado de mi mano derecha en mi pecho

-Te dejare mi manta, no me conviene que mueras antes por una hipotermia, eso no sería épico

- ¿Cómo sabe?...

-Yo lo sé todo

La anciana se levanta y los gatos la persiguen. Yo la veo alejarse por unos segundos hasta que desaparece, me recuesto en la banca y veo el cielo estrellado, pero al mover el pie, la botella de vidrio rueda hasta estrellarse en el suelo, donde se rompe en pedazos.

Ahí se fue tu alcohol, mamá. Debe estar echa una furia porque no regrese ni con el alcohol, ni con el dinero, tal vez ese tipo se desquite con ella y eso sería bueno. Me agacho para recoger algunos y tome el que tuviera la punta más afilada. Doblo mi chaqueta y dejo al descubierto mis muñecas.

Una cortada, dos, tres...

¿Cuántas cicatrices necesito para sentirme viva?

***

N/A

Imagen extraída de Internet, en realidad las cicatrices de Gabriela son muchas y otras más profundas, algunas hechas por ella y otras por personas cercana a ella.


Ella te encontrará (TRS#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora