Carta Nro 1. Víctor

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Autora: Doménica Enríquez Murillo

Sevilla, 11 de Marzo de 1934

Querida Yerma:
Debo confesarte que tengo en la garganta un nudo que casi no me deja respirar, creo que más que eso, es mi corazón que late tan fuerte, al punto de ahogar toda palabra que mi alma quiera atreverse a gritar; hubo momentos en que sabía que estaba enamorado pero cuando quise ponerme de pie frente a mis sospechas me consumió un temor fatal a que esa dama rechace al ser que la ama con gran devoción. Y es que no te imaginas Yerma, ella tiene esa sonrisa de luna que hace que alguien como yo quiera descansar entre las comisuras de sus labios, me enamoré perdidamente del borde de su boca, ella me lleva volando a un lugar del que anhelo no dar marcha atrás. Ni hablar de sus ojos, sus pestañas, esa manera tan peculiar que tiene de arrugar la nariz después de una serie de divinos parpadeos. Temo cruzar horizontes inhóspitos, me aterra la idea de despertar y no verla más si le confieso mi amor, pero ya no aguanto más este sentimiento, debo sacarlo de mi pecho; ya casi no duermo, porque es ella quien me quita el sueño.

No sé qué hacer, esa mujer me trae con los pies en la cabeza y se que es algo loco pero estoy dispuesto a ponerme mi armadura y ser el caballero con el que ella ha soñado toda su vida. Lo que quiero decir es que quiero formar parte de su vida, de sus días. Quiero ser el primero que la vea cada mañana, quien le dé un beso de buenas noches y cuide de sus sueños. Quiero ser parte de su presente, de su futuro y que día tras día sea yo el mejor recuerdo de su pasado. Anhelo ser para ella el amor que marque su vida, que no salga de su pensamiento y que se cuele en su corazón. Deseo ser con quien camine de las manos por todas partes, quiero que sepa que en honor a nuestra historia todo va a valer la pena. Ella es mi fuerza, mi aliento y mi credo. ¡Ay de mí si alguien supiera que daría mi vida entera por esa dama que con sus manos de cristal me rompe en mil pedazos y me devuelve la vida con tan solo tocarme! Sé que debo decirlo todo ya, pero no tengo el valor de verla a los ojos sin querer robarle todos los besos que he imaginado en mis noches de desvelo, sin querer pertenecerle desde los pies al alma.

Me siento muy celoso de la lluvia que cae por su piel, de la noche que la abriga, de la persona con la que comparte sus más profundas miradas, esas que imponen calma; de ese café que tienen sus ojos, tan sutil y tan descarado. Ella sabe cómo incrustarse en mi vida, tiene esa táctica de hacerme enajenar durante horas y caer de lo más alto en dirección a sus brazos. Ella ni se lo imagina pero me ha salvado, soy el mejor exponente de los efectos de su magia. Si sigo aquí hoy es gracias a ella, me guío en dirección a su aroma y me pierdo de tan solo pensar en las curvas de su pelo. Me he preguntado muchas veces si podría olvidarla, pero luego de pasar días enteros intentando resolver mi dilema, caí en cuenta de que simplemente conseguiría encontrarla por partes y aún así seguiría amando todo de ella, tal y como lo hago ahora. Puede que la felicidad no nos sea eterna, pero prometo guardar unas cuantas sonrisas bajo la almohada y usarlas en caso de que momentáneamente nos hagamos falta.

Sé bien que amar a una persona con tanta fuerza no garantiza nada pero si que lo cambia todo. ¿Recuerdas cuando te revelé mi mala memoria? Reímos mucho esa tarde mientras la gente nos miraba sentados bajo las ramas del árbol que no tenía hojas, tal y como te gustan a ti. Viene a mi mente el momento en que empezó a llover, todos corrían a resguardarse del agua pero nosotros nos quedamos sentados, mirándolos fijamente. Eran las 3:11 pm, lo recuerdo bien porque te di mi chaqueta y el reloj en mi muñeca se interpuso mientras la colocaba sobre tus tibios hombros. Tengo que decir que va a sonar un tanto confuso, pero en mi mente tengo más recuerdos que memoria, es por eso que siempre estás presente tú antes que cualquier otra cosa.

Hiciste de mi vida un caso desde el primer momento que te vi Yerma, pero nunca he visto que el amor tenga sentido ni mucho menos orden. Ser libre no es salir, extender las alas y volar. Ser libre es abrazar con todas tus fuerzas lo que amas y aferrarte a ese instante, pues son esos momentos los que te hacen sentir vivo. Quiero pelear por ti Yerma, quiero que me permitas ser la persona con la que quieras compartir tu vida. Eres la dueña de mi corazón, mi amor de mil vidas y créeme cuando te digo que no estoy dispuesto a irme sin llevarte conmigo, porque sé que así como yo, tú también estás enamorada de mí. En el espejo de tu rostro encuentro mi felicidad y eso es lo que te ofrezco, un futuro lleno de los momentos que he planeado para los dos en mis sueños. Quiero que quede bien claro que me he enamorado de ti, mujer de cabellos de remolino y labios de acertijo y quiero llevarte lejos, donde por vez primera puedas sentirte amada y encenderte como la chispa sublime que tienen tus ojos al pensar en nosotros dos.

Toda la vida amándote,
Víctor.

Carta de Víctor a Yerma Where stories live. Discover now