Prologo

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2-04-16, Estancia santa Mónica, Buenos Aires.

La gente se aglomeraba en pequeños grupos para dialogar temas que, de seguro, abarcaban la política, la economía y el comercio.

Los niños corrían de un lado al otro del salón repleto de gente.

La música suave sonaba mientras la pequeña orquesta deleitaba a su publico con su hermoso sonar.

Algunas parejas bailaban y otras se escabullían en los lugares donde no pudieran velos en busca de privacidad.

La alta sociedad disfrutaba de un hermoso festín en la gran mansión de Lady Gabrielle Granier, quien se reía estruendosamente ataviada con un vestido verde musgo que apretaba sus ancianas curvas.
Una mujer reconocida por sus grande inversiones, negocios y dinero.

Todos disfrutaban de la gran fiesta en honor al cumpleaños de la dueña de la casa.

Sólo una joven parecía no encajar del todo entre todas las personas.

Ataviada con un vestido blanco y cortó, el cabello negro perfectamente recogido y el rostro suavemente maquillado, no parecía distinguirse entre la cantidad de jóvenes del amplio salón.

Pero para Miccar Granier si, había algo que para él que desentonaba entre ella y los demás.
Pero sin duda sea lo que desentonara le gustaba y no dudo aprovechar el cambio de música para invitarla a bailar.

-Señorita, ¿Me concedería esta pieza?

Clarisse resoplo ante la interrupción de su escrutinio y observo al joven delante de ella.

《Tienes que parecer un invitado mas, mézclate con la gente》se recordó.

-Claro.

Sonrió falsamente.

Se acomodo su vestido corto y blanco antes de tomar la manos del chico.

Miccar la tomo de la cintura y ella coloco delicadamente sus manos en los hombros del joven.

Ella bailo tranquila sin olvidar su objetivo y él embelesado por tal belleza y la gracias de sus movimientos.

-Te he estado observando-la mirada oscura del joven choco con la suya-Te ves diferente a las demás mujeres de aquí, como si no pertenecieras.

《No tienes ni la mínima idea》

Sonrió falsamente.

La pieza termino en unas notas armoniosas

-No estoy muy acostumbrada a estas fiestas.

-Me di cuenta. Me dirías tu nombre.

El chico mostro una perfecta sonrisa que podría afectar a cualquier mujer del salon. Pero se borro cuando lo llamaron.

Se disculpo con la bella chica que lo había cautivado apenas la vio y con otra sonrisa se alejo sin saber su nombre, maldiciendo al hombre que lo llamo por ello.

Sin ninguna distracción tomo su cartera y se escabullo entre el gentío hacia la parte desolada de la casa.

《Cualquier cosa buscabas el baño》

Se rio por la muy usada excusa mientras subía las escaleras al segundo piso.

El pasillo estaba vacío para su suerte.

Había pasado una semana estudiando los planos, puntos ciegos de la casa y posibilidades y contradicciones hasta crear un plan perfecto.

Avanzo por el pasillo de paredes color durazno y alfombras color petróleo arrugando la nariz en desagrado por la elección de esa combinación de colores.

Freno frente a la quinta puerta de roble oscuro.

Saco las ganzúas y un par de guantes de la cartera, no tenia intenciones de dejar absolutamente ninguna huella.

Tarareo la canción de misión imposible meneando sus caderas mientras abría la puerta.

Una vez abierta entro al espacio reducido de la oficina repleta de muebles cuadros y libros. Un olor a velas aromáticas de naranja llego a su nariz.

Su estomago se revolvió, odiaba ese aroma e invocaba recuerdos que prefería olvidar.

Encendió la luz y trabo la puerta con una silla.

Observo su entorno buscando donde podría estar oculto lo que tanto buscaba y por lo que había venido.

Los cuadros estaban repartidos en los lugares donde ningún mobiliario cubría la pared de color rosa viejo.

Se detuvo en una replica perfecta de "El grito" de Edvard Munch, el cual estaba levemente inclinado, a su parecer, recientemente movido, y demasiado desentonado con las demás obras.

Se aproximo y lo saco cuidadosamente de la pared y lo apoyo en el piso.

-Aquí estas maldita.

Sonrió ante la visión de la caja fuerte incrustada en la pared.

Observo el panel de acceso que hacia resaltar los botones negros con una luz verde.

Busco el compartimiento donde se ubicaban las baterías. Una vez quitadas la baterías busco el pequeño huequito donde debía estar la llave de emergencia.

Se rio ante el descuido de los dueños.

Una vez con el contenido de la caja en su mira, procedió a tomarlo.

Mas de dos millones de dólares ganados ilegalmente desaparecerían esa noche y no quedaria rastros de ella.

Volvió a tararear la canción de antes mientras colocaba una nota dentro de la caja antes de cerrarla y volver todo a su lugar.

Cuando abrió la puerta se encontró cara a cara con el mismo hombre con el cual había bailado.

-¿Que es lo...

No termino la oración ya que cayo en el piso desmayado.

-Lo siento muchachote, momento equivocado en el lugar equivocado.

Paso por encima del cuerpo, el celular del joven a encontraba en el piso.

《No pierdo nada, podría ser divertido》

Lo tomo y dejo un mensaje junto a su numero antes de marcharse con total normalidad.

La gente volvió a su campo de visión y la música a sus oídos.

Otra vez la gente bailaba, reía y comías.

Lady Granier charlaba amenamente ajena al robo junto a sus amigo de confianza.
Una vez en la salida sonrió.

Otro robo perfecto para Clarisse Clark.

De Como Robar Un Corazon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora