3 años después.
"Mierda" pensé. Había olvidado cerrar las cortinas anoche, y ahora el sol me pegaba de lleno en la cara. Me levanté con pereza de la cama, corriendo la ropa que se encontraba tirada por todo el suelo de la habitación. Pasé de ir al baño, así que me dirigí a la cocina para poner a calentar el agua para un café. Mientras esperaba, aproveché para desbloquear mi celular y revisar mis mensajes. Ninguno... ¿cómo no me sorprende?. Desde que me mudé a un departamento en las afueras de la ciudad, me volví completamente antisocial. No hablaba con nadie, y nadie hablaba conmigo, así, el mundo estaba en paz y, por ende, yo también. Aunque el portero del edificio me aviso hace unas semanas que iba a tener un nuevo vecino. 'Bastante guapo Clarita' dijo Ricardo esa tarde. Y hasta hace unos pocos días no hubo mucho movimiento, salvo el miércoles pasado, cuando escuche la puerta del departamento contiguo abrirse.
Con la taza llena de un café humeante, salí de mi departamento aún con el piyama, y fui a buscar el correo, solo cuentas que debía pagar. Amontone los 4 sobres y los situe debajo de mi brazo y me fui de ahí. Estaba entrando a mi departamento cuando una puerta se abrió, dejando ver al nuevo vecino. De unos 20 años, era bastante guapo. Ricardo tenía razón.
-Buenas vecina.- Saludó el chico mientras cerraba su puerta de manera estruendosa.
-Buenos días- Respondí seca.
-Creo que nos levantamos de mal humor hoy- contesto riendo, mientras de sacaba un molesto cabello de su ojo izquierdo.
-Así soy siempre- concluí la conversación con un portazo de mi departamento. Creo que quedó observando mi puerta con el ceño fruncido. No le dí importancia.
Me dirigí al ropero y me vestí rápidamente. Cepillé mi cabello que caía por los hombros, en unos rulos muy definidos. Maquillé un poco mi rostro, olvidándome de delinear mis ojos. Era suficiente con que sean verdes, no quería que resalten más. Salí de mi departamento mientras observaba mi teléfono. "9:15" Mierda, tenía que estar en la universidad en 15 minutos y el camino era de unos 25 minutos. Corrí por las escaleras los tres pisos que tenía hasta llegar a la calle. Me quedé parada en el borde de la calle buscando algún taxi, pero ninguno se percataba de la chica de 21 años que estaba intentando parar a alguno. Finalmente, un taxista afroamericano se apiado de mi, subí y le di la dirección de la universidad.
Al llegar pagué el taxi, y me dirigí rápidamente hacia el aula 3. Entré con la cabeza gacha, pidiendo disculpas al profesor. Me echó una mirada molesta pero continuó escribiendo algo en el pizarrón.
Me senté en el lugar que me guardó Mariana, mi compañera y única amiga en este lugar.
-Hola claribú. - Me saludó sonriente. Sabía que odiaba que me llamaran así, pero lo hacía de todos modos.
-Sabes que odio que me llames así Mariana- le dirigí una mala mirada y abrí mi cuaderno para comenzar a copiar lo que el profesor estaba escribiendo.
-Uff, te levantaste mal este día... claribú- dijo entre risas. le pegué un puñetazo en el brazo mientras me reía.- Ey... no hagas eso, soy frágil. - hizo un gesto teatral pero contraataco despeinando aún más mis rulos.
- Mi pelo es sagrado.- golpee su mano a modo de ofensa y observé su cabello rojo como el fuego que caía como cascada en toda su espalda.- El tuyo sin embargo...
Abrió sus ojos y boca de manera teatral y giró su cabeza rápidamente hacia adelante, consiguiendo que parte de su cabello chocara contra mi cara. Quedó toda la clase con la boca fruncida y su cara roja del enojo. "Ya se le pasará" pensé.
Paso la hora mas aburrida de la historia. No se por qué elegí periodismo... Era aburrido y para personas que realmente les gusta comunicarse con otros. Al salir del aula sujete la mochila de mi amiga haciendo que su caminata se detenga.
-¿Qué quieres ahora?- me miro enojada.
-Calma fiera.- dije riendo- sabes que sólo te estaba molestando.
-Si si... -rodó los ojos, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa.
-ven. Vamos a almorzar.
Mariana Rochester era la persona más loca que tuve el placer de conocer. Luego de un largo tiempo, con 20 años, sólo por que no tenía idea de otra carrera, ingrese en Periodismo. La conoci el primer día que estuve en la facultad. Comencé en el segundo cuatrimestre y estaba demasiado perdida. Ella llegó como un tornado pelirrojo en la segunda clase. Se sentó a mi lado y comenzó a hablar conmigo. Su entusiasmo y vida simplemente me contagiaron.
Desde ese momento se volvió algo así como mi única amiga, pero nunca tuve la suficiente confianza para contar mi historia de vida. Cada vez que saca el tema de mis padres siempre le digo que mi madre viuda vive en la otra punta del pais. Es imposible para ella y para mi pagar un viaje hasta mi ciudad o viceversa. Así, logro que deje de preguntarme.
Salimos de la facultad y nos dirigimos al restaurante que se encontraba cruzando la calle. Era mi favorito, porque tenia un ambiente vintage, los clientes iban y podían hacer dibujos en las paredes. Como la mayoría eran universitarios se acostumbraba a apreciar dibujos psicodélicos. Una vez estaba tan aburrida que solo camine hasta allí y dibuje un gato con unos ojos enormes, que desaparecía detrás del mostrador de entrada. Aun hoy, luego de casi 1 año, el dibujo seguía ahí, intacto.
-¿Hola? Tierra a Clara. Estas muy distraida hoy- estábamos enfrentadas en una mesa redonda ubicada en una de las esquinas del local.
-no... Sólo pensaba un poco. - conteste riendo.
Un mozo se acerco con una libreta dispuesto a escribir nuestra orden. Yo pedí una ensalada césar, y mi amiga una hamburguesa vegetariana.
Apenas se fue, Mari comenzó a histeriquear. No la culparía. El mozo era pelinegro con unos hermosos ojos azules. Cualquiera se derretiria por alguien así. Pero es nuevo, ya que no recuerdo haberlo visto nunca.-Es la primera vez que lo veo- comente distraida- ¿hace cuanto estará trabajando aquí?
-A nadie le importa hace cuanto trabaja aquí... ¿sera que le interesas? Dime que notaste la sonrisa que te lanzo cuando le pediste la ensalada- comenzó a mover las cejas de arriba a abajo pervertidamente.
-No seas tan pesad...- pare de hablar en el momento en el que el mozo volvió con nuestra comida. Al entregarme mi ensalada hizo contacto visual conmigo y me regaló una sonrisa de lado.
-No puede ser. Dime que ahora si observaste esa sonrisa que te regaló!
-Sólo fue una mueca. No exageres- termine la conversación y me dispuse a comer.
Luego de una hora de comentarios triviales nos levantamos para pagar la cuenta. Estábamos saliendo cuando el mismo mozo me sujeto del brazo e hizo que lo encare
-Olvidaste esto- mire a su mano, sujetaba mi celular.
-Oh. Muchas gracias... - mire su etiqueta- Jamie.
Esbozo una sonrisa mostrando unos perfectos dientes.
-No hay nada que agradecer...-achicó sus ojos hacia mi, hasta que reaccioné.
-Clara, me llamo Clara.- esboce una pequeña sonrisa, pero desapareció de mi rostro rápidamente. Seguro habrá parecido más una parálisis facial que otra cosa. Le di la espalda y corrí a la salida dirigiendome rápidamente a la facultad.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
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Secretos olvidados.
General Fiction-Hi...ja... tie..nes que... huir. Me e...encontraron. Van... van por tí.- una tos que vino acompañada con mucha sangre la interrumpió. -Mamá.. ¿Qué estás diciendo?- mis ojos estaban llenos de lágrimas. No entendía una mierda. de pronto, todo su cuer...