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||Doncaster, Reino Unido.

"¡Emergencia, emergencia!" "¡Alguien por favor ayuda!"

-"911, ¿cuál es su emergencia?

-"Accidente automovilístico, no sé dónde estamos, ayúdenos..."

-"Tranquilo joven... estamos rastreando la llamada, ¿hay alguien muerto?"

-"Mis padres."

El castaño se despertó de golpe, sudando como loco, otra vez estaba teniendo horribles pesadillas. Encendió el foco y alumbró la habitación, divisando a sus hermanas profundamente dormidas, se echó el cabello hacia atrás mientras trataba de normalizar el ritmo de su respiración. Sin duda los recuerdos de ese día lo seguían atormentando, no pudo evitar las lágrimas que se escaparon de sus ojos, cuanto los extrañaba.

Louis Tomlinson, dieciocho años de edad. Estudios incompletos y huérfano junto a sus dos hermanas, padres fallecidos en un accidente de carro hace un mes. Su hogar fue hipotecado y seguidamente arrebatado por el banco, el chico busca un trabajo desesperadamente antes de que alguien adopte a sus hermanas.

Hay personas que tienen todo y se quejan de que no tienen nada, otras simplemente lo pierden todo, los golpea la vida. Louis deseaba muchas veces golpear a los ricachones que se encontraba, cada vez que salía a buscar trabajo lo veían mal por sus ropas, y en lindas palabras lo mandaban a la mierda. Pero eso no era motivo para detener su búsqueda, es decir, su prioridad era sacar a sus hermanas de donde estaban y poder enviarlas a la escuela como cualquier persona pero eso estaba fuera de sus capacidades, gracias al cielo lo habían dejado quedarse con sus niñas, pues a los dieciocho años a muchos los trasportan a un orfanato para mayores.

Ya había pasado un mes desde que el día en que sus padres partieron, fue un día que decidieron hacer un día de campo, pasaron el la tarde en el bosque, merendaron, pasaron en el lago, todo estaba tan normal, justo antes de oscurecer salieron y se subieron a la camioneta, Jay y Troy al frente y Louis con sus hermanas atrás. La radio sonaba una canción movida y tanto el castaño como las gemelas cantaban a todo lo que sus gargantas le daban mientras que sus padres se miraban y sonreían. Pero por un acto tan inesperado, una completa tragedia ocurrió ese día, cuando Troy se inclinó para besar a su esposa, quitando la vista de la carretera, ella le correspondió con todo el amor que le tenía, sin notar una gigantesca roca en su carril.

El gritó de una de las gemelas fue suficiente para volver la vista al frente, el carro esquivó la roca violentamente perdiendo el rumbo, el señor trató de tomar el control de nuevo pero era demasiado tarde, habían chocado contra un árbol. Jay miró hacia sus hijos con miedo y seguramente mostrándole con la mirada cuanto los amaba. Los trataba de sujetar a las gemelas con cada brazo en su lado.

El impactó llegó y el capó del coche fue brutalmente destruido arrollando consigo los cuerpos de ambos adultos, quienes por la presión sus cuerpos quedaron partidos a la mitad y completamente desfigurados. Louis fue a parar en el espacio que había entre los asientos delanteros mientras que sus hermanas se quedaron inmóviles e inconscientes con varios rasguños en la cara y sangre bajando de esta. Louis tenía la ceja partida y su cabeza golpeada, estaba aturdido por el golpe pero lo suficientemente consciente para saber que sus padres estaban muertos y buscar el teléfono para pedir ayuda.

Luego de tres horas de espera fueron trasladados al hospital más cercano, pero para cuando la ayuda llegó, Louis se había desmallado. Despertó en el hospital sin ninguna orientación, sin saber si estaba vivo o moría lentamente, todo dolía, todo se sentía tan mal e irreal que deseaba que fuera una cruel pesadilla, desgraciadamente no era así. Todo a su vista era una luz, que no lo dejaba mantener los ojos abiertos por mucho tiempo, lo lastimaba. Su garganta estaba seca, quería saber qué sucedía, dónde estaban sus hermanas. Nadie estaba con él.

El Coleccionista de Hombres {Larry, Narry, Zarry, Lirry}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora