Capítulo 30: En algún lugar.

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Capítulo 30: En algún lugar.
(capítulo especial).

Narrador Desconocido.

Quizás al inicio nada tiene sentido hasta que los hilos se junta y la verdad brota.
Una cosa era segura Alexey estaba en problemas si no lograba salir de esto y con ello el futuro de Paris, se muy bien que ella es fuerte pero justo ahora no se podría decir que alguien es fuerte, nos encontrábamos en un juego de ajedrez un mal movimiento y todos iríamos al vacío.
La charla con Alexey me dejo pensando, quizás no sea tan unida a Alexey pero lo conozco y se lo importante que es para él Paris.

—Se que prometimos salir de esto pero se trata de ella—miro al hombre que amo, cuanto ha cambiado desde que lo conocí.
—Se que Alexey lo merece, le debo muchas cosas, esta será nuestra última vez y de ahí directamente al Caribe para tener algo de paz.
—El Caribe suena muy bien para iniciar—hace muchos años él me mostró la maldad que habitaba en él, descubrí que también había maldad en mí.
Nos volvíamos cada vez más inseparables y si él dice que es necesario ayudar a Paris y Alexey mañana mismo estamos en su casa sin importar lo que pase estamos juntos en esto.
—Voy ha llamar a nuestro amigo para llevar protección—me mira a los ojos y yo asiento.
—Haré la llamada para conseguir los pasaportes—se acerca a mi y sus fríos labios con sabor a Ron me besan fuertes y decididos.

(***)

Nos encontrábamos en el aeropuerto de Puerto Vallarta, el corazón me latía desenfrenado y el sudor frío recorría mi cuerpo, a pesar de que no pasaríamos por la seguridad de aeropuerto por la cantidad de armas que traíamos con nosotros, yo moría de nervios aunque tenía que sonreír y parecer despreocupada.
—Esta será nuestra última vez—me besa la frente y yo asiento.
—La última—asentimos ambos y caminamos hacia un policía que nos miraba atento, él le dio un una maleta con dinero.
Todo paso normal, llegamos al destinó.
El corazón me dolía, y los oídos me pitaban y las manos las sentía frías.
No imaginaba lo que la vida nos deparaba quizás todo saldría mal o sería un gran éxito.
La verdadera batalla estaba por comenzar...

(***)

En algún lugar...

El viento hacia que las ramas de los árboles se estamparán contra el cristal de aquella fría oficina

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El viento hacia que las ramas de los árboles se estamparán contra el cristal de aquella fría oficina.
—¡Escuche con atención!—la voz de aquél hombre tan desconocido que se escondía en las sombras de la oficina, miraba al aquél viejo hombre corrompido por las drogas y apuestas—¡Cerdo asqueroso no has hecho bien tu trabajo, te dije que quería en la cárcel a Alexey y yo sigo escuchando que él está libre!

—No...no es... Tan... Fácil—el viejo hombre titubeante miraba con temor la sombra que seguramente escondía una arma de corto calibre pero fácil de manejar y silenciosa para aquel edificio—Tiene amigos... Su padre está pagando una millonada.
—¡Me importa una mierda que su padre venda su imperio para pagar la libertad de Alexey!—suspira y saca el arma que hasta ahora mantenía oculta—¡Si él no está en la cárcel en un mes, escuchaste bien un mes, tu bella familia lo pagará!
—¡No te metas con mi familia!—una risa seca y sin nada de humor llena la oficina.
—¡No estás en posición de poner condiciones! Un mes—aquella sombra salió de la oficina dando una última mirada al viejo que aún temblaba.
Cansado del miedo tomo el teléfono de su oficina y llamo a quien nunca pensó.
T

iempo después tocaron a la puerta de la oficina y entraron dos hombres uno esposado y otro con una insignia que lo identifica como policía.
—Sal—ordeno él viejo y miro como el policía salía dejándolo con el convicto—¿Quieres salir de prisión?
—Vaya pregunta—ironiza el convicto.
—Quiero que lo mate—ordena el anciano mirándolo con atención, le tiende una carpeta con la fotografía del hombre que acababa de abandonar la oficina.
—David Herrera—mira el convicto la fotografía con una sonrisa maliciosa.
—¿Lo conoces, Eric?—el convicto niega con la cabeza—Pero has dicho su nombre.
—Pero usted no ha dicho mi nombre real—suelta una carcajada llena de orgullo—Llámeme Marcos.

En el bar...
Marcos caminaba al viejo bar de su adolescencia donde bien podría jurar que está todos los recuerdos de las personas que ama. El lugar donde conoció los valores de la calle y el precio de los errores.
Entra al bar y el olor singular de alcohol drogas y sexo inunda el ambiente, se adentra en el bar y llega al el lugar donde de encuentra un hombre corpulento y con la piel blanca.
—Mira que es lo que nos trajo la basura—ironiza el hombre corpulento.
—Amigo Uriel el hecho de que soy un agente federal no me convierte en basura—indica Marcos son sus sonrisa de suficiencia.
—No, tú ya eras basura—ambos se ríen como los viejos amigos que son y logrando recordar—¿Qué quieres Marcos?—se miran atentos y Uriel toma su caballito de tequila.
—David Herrera—menciona y logra atraer la atención de Uriel—Quiere a Alexey en prisión.
—Vaya dilema mi amigo.
Ambos se miran y Marcos cuenta con detalle lo que aquel viejo le menciono.
Poco tiempo después me contactaron la realidad es que somos un trío disparejo. Un agente federal con un criminal y un científico juntos para delinquir y hacer algo que seguramente nos llevará a presión a todos.
Pero somos amigos y eso es lo que importa.
Justo llegamos al punto donde es todo o nada, un poco de aquí y allá.
Tomamos un par de tragos en mi casa y planeamos cómo llegar a Alexey sin que piense que estamos en su contra por lo que de verdad queremos es acabar con la basura de David.
Es justo ahora donde tenemos que iniciar como los amigos que somos hasta el final, así que:
“Bienvenidos a la realidad”.

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Chicos y chicas el otro capítulo.
Espero que esté a la altura de sus expectativas.
¿Se esperaban esto?
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😘😘😘😘

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