7. Especial de Navidad Covenant!!!

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Puros y mestizos no celebraban la Navidad como los mortales. Teníamos nuestras superespeciales vacaciones en Febrero...salvajes. Pero no había árbol de Navidad, ni tronco de Navidad, galletas o muérdago. Nada de canciones cursis, pero sí divertidas.

Desde que había pasado varios años en el mundo mortal, me había empezado a gustar la Navidad y toda la alegría de esta festividad. Tanto como para llevar dos semanas hablando de ello cuando estaba con Aiden o Seth. Y cuando el día de Navidad llegó, y a nadie en el Covenant podía importarle menos, yo estaba entrando en Pueblo Deprimente, población: Alex.

Suspiré.

Me arrastré por mi habitación, tirando la mochila al suelo. Tenía una enorme cantidad de deberes sobre Mitos y Legendas que hacer, pero fui hacia mi ordenador en mi pequeño escritorio y encendí a la bestia. Fui a Youtube y empecé a ver vídeos sobre las Vacaciones Navideñas Nacionales en Lampoon. Unas cuantas horas después de diversión familiar, un golpe sonó en mi puerta.

Pasándome las manos por el pelo, me acerqué a la puerta.

Aiden estaba ahí, sus manos a su espalda, su increíbles facciones inexpresivas. Aquellos ojos, eran de un gris metálico. Tranquilos. Enfocados.

"¿Ocupada?" preguntó, su voz grave y suave hizo cosas divertidas en mi estómago.

Miré hacia mi habitación y arqueé una ceja "No realmente"

"Bien. Ven"

Normalmente, me habría negado a cualquier orden de "Ir" sin ninguna explicación, pero éste era Aiden y sí, él tenía más margen que los demás. Y tenía curiosidad sobre por qué me estaría Aiden llevando fuera. Curiosidad. Esperanza. Cálida y vaga...

Cerrando la puerta tras de mí, le seguí por el silencioso pasillo. Era más tarde de lo que pensaba. La brisa fresca y húmeda del océano golpeó, y me encogí debajo del jersey. En el mundo mortal, todo estaría cubierto de luces brillantes y gente cantando villancicos.

Aquí, había Guardias y Centinelas patrullando por las dunas. Ninguno de ellos parecía sorprendido de vernos. Considerándolo todo, estaban acostumbrados a verme con Aiden o cualquier otra niñera.

"Bueno, ¿Qué pasa?"

Aiden me observó "Ya lo verás"

Mis cejas bajaron "¿Veré el qué?"

"Unos minutos más, Alex"

La paciencia era una virtud que tenía que trabajar. Mi boca ardía ante la necesidad de hacer preguntas que apenas podía contener a medida que rodeábamos el patio y nos encaminábamos hacia las dependencias de entrenamiento. Mis hombros se desplomaron.

"¿Vamos a entrenar?" Geez, entendía que no celebrásemos las vacaciones, pero era Navidad me daban ganas de gritar.

No dijo nada, pero ahí estaba esa mirada en sus ojos grises. Reservada con un toque de travesura mezclada. Mientras empujaba las puertas para que se abrieran, mi curiosidad no conoció límites. ¿Qué estaba tramando Aiden? ¿Y sería divertido?

Si lo era, realmente debía de existir Santa Claus.

Ahora estaba sonrojada como un maní.

En vez de girar hacia la izquierda, donde estaban todas las grandes salas donde se guardaba el material de entrenamiento, siguió caminando por el pasillo apenas iluminado.

"Aiden ¿qué pasa?"

Se apartó un mechón ondulado y oscuro de sus ojos y suspiró "Necesitamos trabaja con tu paciencia"

"Ja"

Sus labios formaron una media sonrisa "¿Has oído alguna vez eso de que las cosas buenas llegan a aquellos que saben esperar?"

The convenant desde el punto de vista de AidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora