Capítulo V: Atrapada

481 45 13
                                    

Lo sigo por detrás hasta la salida del bar, seguro, completamente convencido de que lo estoy siguiendo. Es obvio si no lo hiciera escucharía algún grito de dolor proveniente de mí que se lo informe. Quiero correr y salir de aquí, además de porque tengo miedo, también porque mi dignidad está por los suelos, lo sigo como un perro sigue a su dueño, solo que no pienso seguirlo moviéndole la cola.

Todos a mi alrededor nos observan, Paul se está reponiendo del golpe, sus ojos están desorbitados mientras sigo a este imbécil. Lo entiendo, es difícil entender todo esto. Hasta para mi eran alucinaciones locas de mi perturbada cabeza, pero ahora estoy muy convencida de que no.

Vuelvo mi vista y la pego en la espalda de Louren, todos me miran como si estuviera loca y eso me avergüenza ¡no lo sigo complacida señores, él me tiene en sus manos! Me veo a mi misma contemplando la enorme espalda de Louren y como su saco marca y desmarca arrugas en sus movimientos. Mierda, para empeorarlo, el maldito tiene una sensualidad mágica y poderosa. No quiero ni imaginar lo que me espera y que quiere hacer conmigo. Hasta en los cuantos centímetros que intento permanecer lejos de él mientras lo sigo, puedo sentir una tensión insoportable, creo que hasta podría ver una corriente entre entre nosotros y su perfume es... ¿Qué demonios? ¿Qué estoy pensando? No olvides Lucy que papa me quería lejos de él, por algo será. Además, con las cosas que he visto, no me queda duda, es un hombre peligroso y si mi cabeza no estuvo engañándome como lo pensé, también un poco irreal.

Llegamos a la puerta de salida del bar y me la sostiene para que pase. Antes de que el salga del lugar, lo escucho exclamar.

- Nadie recordara lo sucedido - me lo quedo mirando sin entender su amenaza.

Pero me quede de piedra cuando todos dejaron de mirarnos y siguieron con sus cosas como si nada de lo que paso hace unos segundos hubiera pasado. Mi boca se abre enorme ¿Qué fue eso? Pero no pienso preguntarle, no quiero siquiera hablarle. Pasa por delante de mi cara de tonta, hasta presiento que hasta le ha dado un poco de gracia mi impresión.

Vuelvo a la realidad para seguirlo cuando un pequeño dolor en mi brazo me saca de mi asombro. Estúpido pacto, ¿Qué sabía que toda esa mierda seria real?

Fuera nos espera un auto negro, bastante impresionante y un hombre que nos abre la puerta de atrás. Louren me hace una seña de que entre y dudo por un momento, no quiero entrar.

- Entra - murmura frunciendo el ceño y lo miro casi suplicándole - ahora.

El dolor en mi muñeca vuelve y me adentro al auto sin otra opción ¿Cuándo terminara todo esto de "hacer lo que me diga"? suspiro con fuerza, me he metido en un gran problema. Lo siento mucho papá. Louren se desliza con una elegancia despampanante en el auto y el hombre que nos abrió la puerta la cierra. Voltea a mirarme y me doy cuenta que me lo quede viendo impresionada. Y lo sabe, eso es lo que más me molesta. El otro hombre sube al auto y comienza a conducir no sé a dónde.

Aparto mi vista y me quedo mirando por la ventana. No pienso hablarle, y tampoco mirarlo, o al menos lo intentare. Casi que estoy pegada a la puerta, trato de alejarme lo máximo posible para tratar de alejar esta sensación. En un espacio reducido siento más esa tensión, hasta siento calor. Me remuevo en el asiento, es incómodo. Mi respiración se acelera un poco y siento latir mi corazón deprisa bombardeando mi estómago ¿Qué está pasando? Nunca había sentido algo así. Aprieto mis muslos disimuladamente y cierro los ojos. Tengo que calmarme. El paisaje, concéntrate en paisaje Lucy.

Louren le habla al hombre que conduce en un idioma que desconozco. Me gustaría entenderlo, seguramente le está diciendo donde ir y obviamente quiero saberlo. Intento concentrarme en el paisaje. Mis ojos pesan, mi día fue largo y agotador, además por haber limpiado todo el día, cuartos y cuartos y más cuartos, esto último me dejo un cansancio mental impresionante. Intento no cerrar los ojos y lo logre por una hora más o menos, mientras veía como nos alejábamos de mi pueblo, quería prestar atención a dónde íbamos, el camino, para saber a dónde me llevaba y como volver. Pero me fue imposible, de todos modos, dudo que pueda escapar ya de él.

Louren BidecastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora