Capítulo 11: "Narra Ryan"

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Amy negó la propuesta Brian, la cual consistía en comer malvaviscos y sentarse junto a él. Se podía decir que me alegró que siguiera mis consejos, pero su humor no era el corriente, parecía perdida, quizá en sus pensamientos. Podía ser que nuestro momento de honestidad bajo las estrellas al mencionarnos que ninguno de los dos nos odiábamos, había producido algo extraño en ambos, como si las peleas y burlas que tanto no se presenciaban, hubieran desaparecido por completo. 


Pasó a su lado con la intención de irse a las tiendas dejando a un Brian confuso y boquiabierto. La chica que le interesaba le dejó plantado, simple y breve. Se sentó aturdido al tronco caído del árbol y masticó algo molesto el malvavisco que seguramente era el número cuarenta y cinco. Le miré a la vez que a Alisson, que estaba tapada con una manta a su lado como si estuviera en pleno invierno... Aunque claramente estábamos en verano y hacía calor. 


Restándole importancia observé más allá de ellos y pude ver a Amy entrar en nuestra tienda. Definitivamente estaba cansada, la habíamos arrastrado a todos los lugares habidos y por haber del bosque junto a Brian... En realidad, quería alejarla lo más que podía, sabía que él la iba a lastimar e intentaba evitarlo a toda costa. Una vez que intenté caminar hasta la tienda, con la intensión de saber qué era lo que le sucedía a Amy, fui detenido por Brian y su mirada desbordante de curiosidad.

-¿Vas con ella?

-No -respondí seco.

-¿Y entonces? Estas yendo hacia Amy.

-Solo voy a mi tienda para dormir, déjame pasar -caminé un paso con la intensión de que se apartara pero este se negó.

-¿Tú tienda no está en otra parte, Ryan? –me preguntó fríamente.

-Mi tienda es la misma que la de Amy, la compartimos... -parecía que replicaría con su rostro pálido del asombro, así que me adelanté-, y si tienes alguna queja, ve a decírselas a nuestros padres.

Esta vez me hice paso y lo dejé atrás con su prima. Una vez que me encontraba frente a la cremallera, jalé hacia abajo y la encontré durmiendo profundamente. Eso me demostró que la pobre estaba sumamente agotada, además que ni siquiera se había puesto un pijama. Me acerqué sigilosamente para no despertarla y me recosté sobre mi saco de dormir. El apetito se había esfumado como todo tipo de sentimiento desde que vi a Brian parado en esta reserva. 


Pasaron los minutos y sentí la necesidad de voltearme y observarla. Estaba de frente a mí y parecía sumida en sus sueños. Era bonita, algo que ella no podía ver, ni tampoco su inteligencia y muchas virtudes de sacar sonrisas a quienes ni siquiera conocía. Incluso, me había robado varias a mí, me comporté como un niño en esta última semana, divirtiéndome como nunca antes.


Siempre me mostré serio, reservado, callado y maduro pero muy dentro de mí, tenía a un adolescente como cualquier otro, solo que... ¿Qué impresión causaría? Ese mismo adolescente había sido liberado por Amy, la misma chica de mi edad, quisquillosa, problemática, torpe y demás que había convertido mis vacaciones en un delirio o quizá en una salvación. 

Me giré sobre mí mismo, mirando hacia arriba. Luego quedé profundamente dormido...

Había tenido un sueño bastante extraño, en la escuela y con varios compañeros en plenas bromas. Incluso había aparecido Amy mientras jugaba baloncesto con sus compañeras de clase en la hora de Educación Física. Desperté. No le tomé importancia, claramente era un sueño como cualquier otro. 

El sol me daba en los párpados, así que los abrí lentamente para no cegarme. Una vez que enfoqué a la tela de la tienda, me giré para ver a Amy. Estaba enroscada en su saco de dormir y debo admitir que terminaba con el cuerpo todo retorcido, a veces me despertaba con una mano suya en mi rostro o quizá una pierna en mi estómago pero en la semana ya me había acostumbrado a sus inquietudes nocturnas. Esta vez, estaba enrollada solo por su saco y parecía muy dormida. Me puse de costado, para observarla mejor, ya que se veía más linda por la mañana. Por alguna razón, pareció como si se hubiese percatado de que la estaba observando y estiró un brazo en vertical ¿Qué estaba soñando? 

Lentamente rodó sobre ella misma con los ojos cerrados, aunque claro, solo quedó mirando hacia arriba, estaba dormida. Apoyó su cabeza en mi pecho en otro movimiento y me rodeó con su brazo, ya que no estábamos muy lejos que digamos. Supongo que había estado soñando cualquier cosa que le diera temor, ve a saber que... En su cabeza pueden pasar millones de cosas y nunca descifrarlas. La dejé en esa posición... 

Estaba dormida, no iba saberlo nunca ¿Verdad? No iba a saber que dejé que se acurrucara a mi lado, más bien, yo quería estar de esta forma un buen rato. Comencé a jugar con su cabello suave castaño. Sus facciones eran perfectas como la de una muñequita de porcelana y tenía una nariz muy pequeñita. Reí para mí mismo al ser consciente de lo que estaba haciendo y me recosté nuevamente dejando de mirarla. 

Pasó una media hora y Amy todavía no se había movido. Supuse que era mediodía y suerte que nuestros padres aún no habían despertado, se habían quedado hasta la madrugada riendo y parloteando con los Hunter en su casa rodante de alta tecnología. Volví a observar a Amy y tenía las cejas enarcadas. En ese momento tuve muchas ganas de saber qué era lo que realmente soñaba pero cuando intenté recostarme de nuevo, se movió bruscamente y colocó sus labios sobre los míos. Claramente no me lo esperaba, nunca me imaginé que iba a hacer ese movimiento tan brusco pero... La dejé por unos segundos más. 


Sus labios eran suaves y cálidos. Supongo que hace bastante tiempo ¡Y sí que mucho! Que me había controlado para no besarle. Incluso cuando éramos pequeños y jugábamos al fútbol americano. Amy era muy diferente a las demás niñas. Todas jugaban con sus muñecas o peleaban por quién haría de la princesa, en cambio ella, discutía con su padre por que le había quitado la pelota de fútbol o porque no le dejaba ver el partido de los New York Yankees. Hasta en esa edad, era quisquillosa y competitiva. Más cuando le ganaba en los partidos de fútbol porque claramente, practicaba en el patio trasero de mi casa para luego ir a la otra semana y reírme en sus narices, solo para molestarla, aunque la verdad era que me gustaba su sonrisa. 

Siempre la veía cuando me retaba a jugar. Claro que a lo largo del tiempo, dejamos de hacerlo, simplemente nos limitábamos a saludarnos y obviamente con mi expresión seria ¿Amy me vería a mí de la misma forma que yo la veía? Vamos, me odiaba o eso demostraba todo el tiempo. No había necesidad de demostrarle lo contrario con una sonrisa o bromas, además, mis padres nos molestarían con ello, así que decidí mostrarme como un chico serio, en todo caso, con ella. 

Cuando estuve a punto de separarme, ella abrió los ojos y yo cerré los míos. No me había visto despierto, estaba seguro... No podía permitirle saber que estaba al tanto de esta situación, quizá no me hablaría más por vergüenza. 

Se separó bruscamente y tocó sus labios. Eso lo vi por el rabillo del ojo y quise reír por mis adentros. Supuse que era su primer beso.

Amy palideció, solo quedó observándome con asombro, como si yo hubiese sido el culpable de aquello. Miro a todos lados y se metió dentro del saco de dormir, quedando de espaldas a mí. Aún estaba despierta, era obvio y no podía quitarse la imagen de la cabeza, así que me decidí en molestarla. 

Levanté mis brazos en un bostezo falso y me estiré. 

-Buenos días -dije riéndome sin que ella oyera.

-Oh... Eh-Eh... B-Buenos... Días -estaba sumamente nerviosa.

-¿Estás bien? Tu voz suena extraña -dije en susurro.

-¿Qué? ¿Extraña? ¿Qué extraña?

-¿En serio estás bien? -debía controlarme si no quería terminar riendo a carcajadas. Era divertido molestarla porque era inocente y despistada.

-Sí, claro... ¿Vamos a desayunar? -preguntó levantándose de un salto mientras yo daba un respingo de sorpresa.

-Está... Bien... -¿De los nervios pasaba a la hiperactividad? Wow.

Se sentó en un tronco y cogió de la casa rodante, pan con mantequilla y leche con chocolate. Me pasó mi ración y ella se quedó con el suyo. Los pájaros cantaban en nuestro alrededor en plena armonía mientras que a la vez, el silencio convertía el momento en uno incómodo.

-¿Has tenido una pesadilla? -pregunté en cierta forma con curiosidad. Tenía que saber por qué había hecho lo que hizo.

-No...

-Un sueño ¿Extraño?

-¿Qué? -casi lanza su chocolatada. Touche.

-Yo también lo he tenido -respondí para calmarla -creo que he soñado con la escuela y mira que nunca me había pasado antes.

-¿En serio? -miró mis labios y volvió a palidecer. Claramente esta chica no tenía ni un pelo de disimulada.

-Buenos días -apareció Brian de nuevo, interrumpiendo por milésima vez la conversación con Amy -¿Cómo han dormido? La verdad que es bastante relajante dormir en el bosque con el sonido de los animales ¿No crees, Amy?

Levantó la vista perdida, como si aún no se hubiera percatado de Brian y sonrió.

-¿Qué?

-Oh, no importa -respondió él, simpático dirigiéndose a su lado.

Claramente esa era la estrategia de Brian, acercarse a Amy y arrebatármela, aunque... Ni siquiera éramos amigos con ella ¿No? Él se había interesado un tiempo después que yo. Me lo había dicho en el lavabo de la escuela el año anterior, aunque le hice jurar que no le diría que él estaba interesado en ella, porque yo le había visto primero. Quizá lo vean como un simple juego de niños, porque lo éramos pero para nosotros era lo suficientemente importante como para no traicionarnos hasta que... Bueno, hace poco me dijo que estaba cansado de verme sin avanzar, que si no iba a hacer nada, él lo haría y así fue el gran misterio de la traición. 

Como ven, Amy estaba tan involucrada como ella pensaba, pero si le decía, le arruinaba sus vacaciones de verano y además mandaba al frente a Brian, que a pesar de todo, seguía siendo mi amigo. En fin, todo este problema de "Si tú hablas con ella, yo hablo el doble" Parecía no terminar nunca. Intentaba no inmiscuirme en ese juego de él, solo quería alejarla de Brian, porque la iba a lastimar, lo sabía, era mujeriego y no había forma de que cambiara.

-¿Quieres que te traiga algo? -preguntó a Amy.

Pareció pensárselo por un momento hasta que respondió -En mi tienda hay una chaqueta ¿Te molestaría alcanzármela?

-Si quieres, puedo darte la mía, toma -dijo comenzando a quitársela.

-No, no tengo frío, es que dentro de esa chaqueta hay algo que necesito.

-Oh, claro, iré enseguida -respondió este marchándose.

-No hay nada dentro de esa chaqueta ¿Verdad? -pregunté en una media sonrisa a la cual ella asintió inocentemente - ¿Qué quieres decirme?

-Sonará extraño pero... ¿Ya has dado tu primer beso Ryan? -se sonrojó y pareció quitarse una piedra de encima. 

Quedé en silencio, mirándola con los ojos en blanco ¿Le interesaba saber eso? ¿Qué le tenía que responder? Oh, vaya...

Tenías que ser tú... © [#TQST1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora