Segunda parte de Falling in Love
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Ya habían pasado cinco años desde que Anissa había leído aquel mensaje devastador.
La chica, ya convertida en toda una mujer de veintitrés años, había terminado sus estudios y a pesar de tene...
-¿Pero por qué no? –Volvió a preguntar haciéndome rodar los ojos.
-Ya te dije que no van a venir, Donnie, y no quiero hablar más del tema. –Sentencié mirando el reloj para ir a sacar unas galletitas caseras del horno. La verdad que era una pena que mi hermano no pudiera estar aquí con nosotros, pero bueno...
-¿Y cuando vendrá la tía Lex y el tío Lucas?
-Estarán a punto de llegar, Don. –Puse todas las galletas sobre un plato en forma de árbol de navidad para retirar la placa de horno.
-¡¿Ya están listas?!
-Si, pero no las toques que...
-¡Ay!
-...Queman. Si es que te lo estoy diciendo, Donnie, por Dios. –Resoplé para agarrarlo de la mano y llevarlo hacia el fregadero.
-¡Duele!
-Claro que duele, pero ya con el agua se te va a pasar. –Le sequé la mano con papel. –Venga, vé a vestirte que estarán a punto de llegar en lo que yo termino de colocar esto.
-Vale... –Murmuró mirándose aun la quemadura para darse la vuelta y salir de la cocina.
Suspiré para coger el plato y llevarlo a la mesa del comedor junto a las demás cosas.
Caminé hacia él salón para revisar que todo estuviera en orden antes de que los invitados llegaran.
-El fuego... –Murmuré dándome cuenta de que el fuego de la chimenea se estaba apagando.
Caminé hasta la cocina para abrir la puerta del mueble que estaba junto a la puerta trasera y coger dos o tres trozos de madera.
Wesley y Donniehabían ido por la mañana a buscarla para poderla utilizarla ahora. -Ahora si. –Sonreí al ver como las llamas iluminaban todo el salón junto al árbol de navidad.
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Sobre una de las estanterías del salón, yacía una fotografía del día de mi boda. Y pensar que ya habían pasado dos años de eso...
El sonido de la puerta abriéndose hizo que saliera de mis pensamientos para mirar la hora.
-¡Cariño, llegamos!
Me quité el delantal de la cintura para dejarlo en la cocina antes de ir hacia la puerta. –¡Hola!
-¡Hola, Anni! –Abracé a mi cuñada para luego hacerlo con Sophy.
-Pero que guapa estás, pequeña. –La niña sonrió tímidamente sin soltar el osito de peluche que tenia en las manos.
