Capítulo 2: Labios inchados.

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Pasan los días y solo me distraigo con un chico al cual solo saludo e intercambio sonrisas, el no se acerca a hablarme ni yo puedo salir de casa a eso, mi abuela lo tiene terminantemente prohibido, simplemente porque mi mamá se lo ordenó -que chévere mami, sígueme destruyendo la vida social- así que yo solo me puedo permitir admirar su belleza... ¿Por qué soy tan idiota? ¿Por qué siempre soy tan cliché y me enamoro de cualquier bad boy que se cruce por mi camino? Misterios de la vida que, seguramente, nunca serán respondidos.

(...)

Oh Dios, soy tan inutil.

Me quejo porque no me dejan salir y hacer amigos, pero me meo del miedo de salir a la calle y que me secuestren ¿Por qué no soy una persona normal?

Mi abuela me ha mandado ha llevar unas recetas -como si yo fuera la chica del correo- a la casa de una señora... Creo que se llamaba Rosa. El punto es que, ella vive al menos cuatro cuadras lejos y yo, que vivo con mi madre en un minúsculo apartamento, nunca he salido mas que al segundo piso de la urbanizacion. Podría decirse que mi mamá es muy sobre protectora, por lo que me volví una persona tímida y temerosa con el pasar de los años.

Justo estaba abriendo la reja de la urbanización cuando veo al chico caminando rápidamente hacia mi, o tal vez hacia la reja para entrar a la urbanizacion, a lo lejos pude ver que lo seguía una chica, ojos grises, cabello dorado y cuerpo perfecto. Lo único que pude pensar fue "otra rubia teñida", ya había lidiado con muchas de ellas en el Instituto, espero no toparme mucho con esta.

Los ojos del Adonis se conectaron con los mios, el parecía intentar hablarme con la mirada pero yo era muy lenta y no lograba entender ni un poco. Lo que hizo a continuación me tomo muy por sorpresa e hizo que me ruborizara a millón... Pero es que cómo no hacerlo. El me había tomado de la cintura y había juntado sus labios con los mios. Yo abrí los ojos con sorpresa y asombro, es que ¡¿Qué demonios hacia besándome?! ¿Por qué diablos él me besaba en frente de la urbanización con todos los vecinos pudiendo estar observando la escena y corriendo a contarle a mi abuela?

El nota que simplemente no reacciono, por lo que muerde mi labio inferior haciendo que yo los abra por una mueca de dolor, él aprovechando empieza a hacer movimientos raros por encima de los mios... ¿Pero qué mierda...? No me queda mas opción que seguirlo pues, parecia que si no lo hacia me comería viva.

Despues de unos segundos él para. Por fin. Y abre los ojos para mirarme, su respiración es agitada y me pega en la nariz, es bastante alto, muy alto. Yo apenas mido 1,63 y el parece de 1,87.

Cuando yo recupero mi aliento totalmente intento apartarlo de mí, pero mis manos tiemblan y solo puedo apoyarlas en su pecho, él lo nota y retrocede un poco. Luego mira hacia algo o alguien que está tras de mí, abre los ojos muy abiertamente y se lanza contra mí, prácticamente tapándome por completo ¿Y ahora qué le pasa?

—Hola, William... ¿No has visto a mi nieta, Sierra, pasar por aquí? La mandé a llevarle una receta a la sra. Rosa pero no ha vuelto. —Ahora la que abre mucho los ojos soy yo ¡Oh Dios!

—Emm, no, no la he visto para nada, sra. Elena. Yo le avisaré lo mas pronto posible si la veo —¿William?. Un nombre... Bonito, común; suena como el de mi abuelo.

—Está bien, la seguiré esperando. —Escucho los pasos de mi abuela alejarse. Uff, eso estuvo muy cerca.

Ahora, William me puede soltar, a lo que yo lo miro esperando respuestas del acto anterior.

—... Lamento lo que acaba de suceder, es que... De verdad estaba en apuros, una chica loca me perseguía... —Dice sin muchas preocupaciones.

—Bueno... Yo debo irme, tengo que entregarle esto a la señora. —Digo haciendo una mueca de fastidio y a la vez temor, era mucho que caminar.

—Si quieres puedo acompañarte, no tengo mucho que hacer. —Me ofreció su compañia... Curioso, curioso. –okno–

—Está bien, pero no me secuestres, por favor. —Dije con precaución.

Empecé a caminar con William pisandome los talones. Nunca habia escuchado ese nombre, aunque me recuerda a los nombres de abuelitos... Mejor dejo de insultarlo.

—Así que, eres la nieta de la señora Elena... —Creo que intentaba iniciar una conversación porque, hello hello, mucho silencio.

—Si, una de sus nietas. ¿Y tú? ¿Vives aquí? —Pregunté por curiosidad, haciéndome sonar desinteresada, cuando realmente quería saberlo para saber cuanto tiempo más podría acosarlo.

—Si, vivo con mi madre y mis dos hermanos.

— ¿Y tu padre? — ¡Eso no se pregunta, Sierra!

—... Bueno... Él- —Lo corté.

—No, no, no, no me digas nada, fuí muy osada al preguntarte eso. —Dije rapidamente.

Al parecer ya nos acercábamos a la casa de la sra, lo cual era bueno porque el momento incómodo llegaría a su fin. Dejando ese tema de lado, estaba preocupada, tenia una sensación rara en los labios, sentía que en algún momento... Explotarían.

—Oye... —Dije intentando atraer su atención— ¿Tengo algo en los labios? —Los señalé.

—Mmm, los tienen un poco... Uy, los tienes muy rojos y como inchados... —¿Eso que significa? ¿Es que ahora tengo los labios de Kylie Jenner?

—¡¿Qué?! ¡Cómo voy a tener los labios inchados! —Pregunto eufórica.

—Bueno, eso sucede cuando te besas mucho tiempo con alguien... —Dice lentamente para luego empezar a reír. Muy fuerte.

—You are crazy ¿Aren't you? —Pregunto en ingles, a veces se me sale lo gringo.— ¡¿Cómo coño voy a tener los labios inchados?! ¿No ves que se darán cuenta de... Lo que pasó? —Silencio, risa, silencio, risa, silencio... Eso era lo que escuchaba de su parte mientras lo observaba seria. Finalmente dejó de reír para mirarme como un niño regañado.

—Está bien, no te preocupes, se rebaja poco a poco con hielo.

—¿Ves una bolsa de hielo en alguna parte? —Casualmente, y para su suerte, estaba pasando un camión de hielo al frente de nosotros... ¿Qué hace un camión de hielo en la urbanizacion?

—Claro que la veo, vamos —Tomó mi muñeca y me condujo hasta aquel camión.

Will empezó a hablar con el conductor amigablemente, parecía que ya se conocían de alguna otra parte. Cuando pasaron unos 10 minutos pude escuchar al fin que le pedía hielo, me recordó a mi mamá cuando se encuentra con sus amigas en el mercado. Intente imaginar a Wil con el cabello por la cintura y los labios pintados de rojo, posando como modelo frente a aquel chico... Reí muy fuerte ante mis pensamientos, por lo que los dos chicos voltearon a verme extrañados.

Www.Pasando pena.com.ve

(...)

Ya había entregado la receta y habia bajado lo inchado de mis labios, aunque igual los tenia de un tono rojizo. Medio bailaba, medio caminaba de regreso a casa de mi abuela tarareando Alphabet boy de Melanie Martinez. Mis gustos musicales son muy variados, aunque no tanto, todo lo que escucho no lo escucha nadie.

—¿Qué cantas, pequeña? —Me pregunta el King Kong que me acompaña.

Alphabet Boy. —Digo sin dejar de cantar.

—... ¿Qué artista?

—Ugh, Melanie Martinez. —Respondo amargada, aunque nadie la conozca, me molesta que no la conozcan...

—... Que gustos mas raros. —Dice para sus adentros.

Caminamos hasta llegar a la urbanizacion, de ahí, me despido de él disimuladamente para que no me vean los vecinos, después me voy caminando hasta la puerta de la casa de mi abuela.

Fiiiin del capítuuloooo, lo amé.

Seduciendo tu Inocencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora