Capitulo uno.

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Despertó abruptamente al sentir la alarma sonar, con desgano la apago y se levanto. Sentía lo frío del suelo en cada pisada que daba, la rutina de cada mañana comenzaba, prepararse para la escuela y sobrevivir a esta. 

-¡Parrish, el desayuno esta listo! -Escucho a su madre gritar desde la cocina. Bajo las escaleras, detestaba que gritaran en las mañanas, sobre todo en las semanas de escuela. Cuando llego su madre le saludo y hizo un gesto de adiós, afortunada ella que podía seguir durmiendo. Termino su desayuno y fue por sus cosas, mientras se alistaba sentía la vibración de su celular, Dios, ¿esos tipos nunca se callarán?, no había forma que Julio no dejara de enviar fotos de su pecoso rostro por su inapagable aburrimiento. Suspiro y se fue a clases.

Pensó en él.

En lo ridículamente grande que era su peinado, o en su pálida piel. Se mordió el labio, realmente tenía un problema, sonrió para si mismo.  Al entrar al establecimiento saludo a la inspectora, aunque su mirada se desvío hacia su sala. Aún no llegaba. Siguió su rumbo a su sala, cada día era un aviso de que él en algún momento se iría, pero simplemente no se atrevía.

-¡Hey, Parrish! -Cecil le saludo con su típico entusiasmo de siempre.

-Hola. -Dejo su mochila en su puesto mientras se sentaba, la sala aún seguía vacía, al parecer había llegado muy temprano, de igual forma no tenia muchas ganas de hablar, más bien deliraba por dormir un poco más, oh, realmente lo hacia. Abrazo su mochila y acomodó su cabeza en ella, que placer.

-Pensando en él, ¿no?

-¡Dios, Nicolás!-Lo miré con odio pasándome una mano por mi rostro.- Ni siquiera estaba haciendo eso, pero gracias, ahora lo haré.

Observé como Nicolás reía, y luego se sentaba frente a mi.- ¿Es hoy el día en que le expreses tu amor?, este su último año y..-Mi mano interrumpió su discurso de todos los días.

-Lo sé perfectamente, no es necesario que menciones a Ángel cada mañana.

Y de verdad, realmente no era necesario, ya se torturaba todas las noches con eso, joder que lo hacia y lo peor es que no movía ni un jodido dedo al respecto.

-Esta bien, esta bien, te dejo con tus conflictos interiores. -Dicho eso, vi como mi amigo se iba a su puesto y se sentaba con Julio. Revisé mi celular solo para ver que eran las siete con 50 minutos, suspire cansado, tal vez ahora podría dormir..

No.

-¡Llegué! -Anuncio Raúl sentándose a mi lado, juntos con los otros dos en sus respectivos puestos.

Gruñí con frustración, Jesucristo, solo quería dormir, ¡nada más que eso!, ¿era tanto pedir?.- Hola, chicos.

Definitivamente hoy no iba a dormir.

Loving HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora