Desmemoria.

Capítulo III.

Nicolás

- ¿Cómo que ya vinieron por ella? - Aprieto mis dientes y la respiración se me empieza a dificultar.

- Así es - Dice la anciana - Un hombre muy amable, el cual incluso me dio la recompensa que estaban ofreciendo.

- Ya veo - La ira se apodera de mí, la señora al ver mi expresión facial me invita a sentarme y me ofrece un café.

Saco mi teléfono del bolsillo y le marco a Samuel.

- Ho-hola Samuel, estoy en la casa dónde se supone estaría María Ángel, pero estando aquí me entero que te la has llevado – le digo en busca de respuestas.

- Así es - Responde fríamente.

- Pero... pero en eso no es lo que habíamos quedado.

- Cambio de último minuto, ya sabes, típico en mí.

- Creí que confiabas en mí.

- Yo no confío en nadie Nicolás, sé lo que planeabas, yo lo sé todo - Me estremezco - Ya no trabajas para mí; quédate justo en lugar en el que estás, mis hombres van en camino a hacerte un favor a ti y a la anciana que rescató a mi bella Ángel - Puedo imaginar a Mary

su lado en el auto, en peligro, también puedo imaginar y sé lo que significa "Hacerte un favor" era lo mismo que "sacar la basura" ya que esta mujer y yo éramos los únicos testigos.

- Hasta nunca, Nicolás

Y cuelga.

- ¿Ya está más tranquilo joven? - Me dice la anciana preocupada.

Pero no estaba más tranquilo, los nervios me invadían, tenía que salir de ahí antes de que los hombres de Samuel vinieran tras de mí. Guardo mi teléfono, tomo las llaves de mi auto y atravieso el umbral de la puerta sin siquiera despedirme.

En cuanto cruzo la puerta recuerdo las palabras de Samuel "mis hombres van en camino a hacerte un favor a ti y a la anciana que rescató a mi bella Ángel" estaba abandonado a una anciana indefensa; maldiciendo en voz baja vuelvo a entrar, maldecía porque esto me robaría más tiempo, convencer a una anciana de abandonar su hogar no era trabajo fácil.

- Tiene que venir conmigo señora. - Le digo.

- ¿Está loco?

- Escuche, no tenemos mucho tiempo, el hombre con que se fue María Ángel es malo. Muy, muy malo y ha mandado gente para que le haga - niego con la cabeza - nos, haga daño, debe venir conmigo y ayudarme a encontrar a María Ángel.

- ¿Cómo sé que usted no es el que nos quiere hacer daño? Al menos el otro hombre no actuaba tan sospechoso, incluso me dio dinero y dijo que enviaría por mí.

- Es todo una trampa, tiene que escuharm...

El ruido de una camioneta 4x4 frenando en seco contra la acera me interrumpe, desde la ventana visualizo a dos hombres bajarse de ella empuñando armas, una cada uno. Habían llegado.

Trago en seco y me llevo el dedo índice a la boca haciéndole gesto a la anciana de que hiciera silencio, esta, al ver el arma que llevaban los hombres, obedece.

- Escuche muy bien lo que le voy a decir - le digo susurrando - va a salir por el patio

- Por el patio no hay salida, solo está la pared - responde ella también en un susurro.

- Tendrá que saltar la pared, de eso depende su vida, cuando lo logre va a buscar un Renault Sandero de color rojo, va a abrir la puerta del copiloto, tome la llave - se la entrego -y me va a esperar ahí en silencio; cuando yo le diga ya, sale corriendo.