Prólogo

61 3 0
                                    

Era de mañana en la casa de los Eduars; la familia estaba disfrutando de un fin de semana agradable fuera del estrés cotidiano que daban los trabajos de la pareja. La señora Eduars con su tés bronceada y cabello castaño hacían que sus bellos ojos grises se notaran mas, la joven madre estaba cocinando unos espaguetis que sabía que a su niña le encantaba y a su esposo le agradaba.

El señor Eduars mientras tanto estaba admirándola desde la butaca de la encimera, viendo cada movimiento, cada baile y cada gesto que hacia su amada esposa. Era un hombre de tés morena, su cabello negro y sus ojos verdes que su mujer amaba con locura.

Él todavía no podía creer que la persona que estaba enamorado desde pequeño, creara una familia tan hermosa, cariñosa que todo ser humano quisiera y envidiaría para su vida; la propia felicidad que la creaba, es la misma que podría fácilmente destruirla con tan solo lastimar a algún miembro de ella.

La pequeña bajo desde su cuarto para decirles a sus padres que había pasado el examen de matemática que era tan difícil para un niño de su edad.

Llego a la cocina saltando hacia sus padres para darles la noticia. Ella se aclaró la garganta para que les prestara atención, los dos salieron de sus trances y le miraron expectantes a lo que la nena quería decir; les contó lo que le habían preguntado y ella explico que sabía todo.

Ellos orgullosos de criar a una niña responsable e inteligente para su edad, la querían más que a su propia vida, era otra razón más para vivir.

Castaña con los ojos verdes, con la tés bronceada, con unas mejillas grandes que hacían ver adorable. Teniendo dos coletas y su pijama favorita de unicornios color rosa y su flequillo que la hace una de las niñas más bellas, que toda madre querría.

Les mostró el examen a los dos que la felicitaron con besos en toda la cara mientras ella reía por las cosquillas que le producían.

Una familia hermosa que merecía ser puesta en un altar.

Pero su alegría fue cortada por unos toques de puerta poco usuales por la hora y día.

La niña fue corriendo con una sonrisa para abrir la puerta, encontrándose con un extraño vestido de negro y armado con una pistola calibre 50.

La madre le pregunto quién era por el repentino silencio que hizo la pequeña. Cuando vio a extraño llamo al esposo.

Fue un grito desgarrador después de haber visto el arma que tenía el hombre vestido de negro apuntándola.

La niña sin saber qué hacer y además de estar en shock por lo que sucedía, salió corriendo hacía su querida madre, abrazándola con toda su fuerza. El señor Eduars llego corriendo a la escena.

El tipo apunto a la cabeza a la joven, y el disparó, haciendo que automáticamente la joven cayera muerta en el piso, la niña asustada presenciando el acto de asesinato que la mancho toda de sangre y reaccionando a lo que había pasado se dio cuenta de que su madre no se movía.

"Está muerta"

La niña instantáneamente se tiró en el piso abrazando el cuerpo muerto de su madre gritando:"¡MAMA!".

El padre de la niña al ver a su esposa llena de sangre e inconsciente, la ira corría por sus venas.

Sin pensarlo se tiró encima del tipo; le tiraba golpes sin destino alguno por la tristeza e ira que inundaba su mente y cuerpo, sus ojos llenos de lágrimas tampoco ayudaban.

El asesino esquivando sus golpes saco su cuchillo del bolsillo y se lo clavo en el estómago del pobre hombre. La niña volvió a gritar con más fuerza al ver a su padre toser sangre en la alfombra blanca de la sala.

El extraño miraba con alegría y orgullo al dulce desastre que había hecho o eso era lo que él pensaba.

×××

Nota de autora:Miren no permito que copien mi historia cualquier cosa...es mía...tengan imaginación usen la plissss...que yo sé que no son tontos.

Bekaloy

Continuará...

AyudameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora